Bueno, pues gracias a las gestiones de Jordi Figuerola, de la estación de anillamiento del CSIC en Doñana, ya poseo el historial del correlimos común Calidris alpina anillado que localicé el día 9 de este mes de abril en la playa de Bañugues.
Se trata de un dato muy interesante, porque el correlimos fue anillado en su lugar de origen, no en su migración. Es una hembra, que fue marcada como pollo en 2006 en Finlandia, cerca de la localidad de Oulu, y pertenece por tanto a la subs. schinzii. Fue controlada como reproductora en 2010 y 2011, y en su lugar de origen la están esperando con los brazos abiertos para dentro de dos semanas.
Después de recibir el dato estuve buscando algunas cosillas por Internet, que es una fuente de información inagotable. El correlimos común es una de las limícolas con un área de cría más amplia, extendida por gran parte de las altas latitudes del hemisferio norte. Se diferencia en varias subespecies, y tres de ellas son las que vemos aquí en migración o invernada: alpina, propia de Escandinavia y Siberia; schinzii, de las costas atlánticas europeas y de Islandia, y arctica, de las costas del NE de Groenlandia.
El mapa de arriba no estaría del todo bien, ya que es la subs. schinzii la que migra más al sur, hasta las costas del oeste de África. Esta subespecie se organiza en varias poblaciones, una de las cuales es la que cría en los países en torno al Báltico y de la cual procede nuestra pequeña correlimos.
Esta población se está siguiendo muy de cerca desde hace varios años, porque se ha visto que sufre una regresión muy importante. Así, desde hace unos 40 años se llevan anillando pollos en las colonias, y un artículo reciente habla de sus movimientos, con unas 100 observaciones de ejemplares anillados que se reparten a lo largo del oeste de Europa y el norte de África.
Parece ser que su principal lugar de invernada lo constituyen los estuarios del norte africano, y que en sus migraciones recorren todo el litoral atlántico europeo. En otro artículo que encontré se habla del alarmante descenso que ha sufrido esta población báltica de correlimos común, quedando en la actualidad entre 500 y 700 parejas de los muchos millares que sin duda había a inicios del siglo XX. Por ejemplo, este es un gráfico de su evolución en una zona de Polonia (Pomerania).
Todo esto me hace pensar en dos cosas. Por un lado, me sigue maravillando que unas aves que parecen tan pequeñas y frágiles sean capaces de recorrer tantos miles de kilómetros año tras año para perpetuar la especie. Por otro, me hace pensar en la responsabilidad que tenemos en su conservación, preservando esas pequeñas ensenadas como Bañugues, enclaves que resultan imprescindibles para estas aves porque es aquí donde reponen fuerzas para culminar con éxito sus largos viajes.