Revista Cine

Criadas y señoras

Publicado el 20 febrero 2012 por Mamenod
Como os anunciaba el fin de semana, hace unos días hubo reunión del club.Reconozco que esta vez no estaba yo muy segura de si la lectura propuesta iba a ser de mi agrado. Habíamos quedado en leer Criadas y Señoras de Kathryn Stockett, título que a muchos os sonará además del libro porque hace poco ha salido la película.CRIADAS Y SEÑORASNo es que el tema no me pareciera a priori interesante, pero como apuntaba en un comentario Juan, esto del racismo en los EEUU es un asunto muy manido y tratado hasta la saciedad. A ello tengo que añadir que no puedo evitar que me moleste el hecho de que debido a tantos años de cine y televisión importados, ha llegado un momento en que para cualquiera es fácil rememorar episodios enteros de las hazañas del general Custer o el momento doloroso de la muerte de JFK, mientras que se nos hace casi imposible recordar cualquier episodio de los que se nutre la historia escrita en la piel de toro de este país que nos habita.Pero sí que es verdad que a medida que leía, el argumento me fue cautivando. Es fácil, como decían mis amigas, hacerte cómplice de ese grupo de mujeres de acero que protagonizan el libro; y es difícil, muy difícil, imaginar cómo debió ser vivir ese ambiente cargado de odio, marginación y miserias muy cerca ya de los 70.Esa tarde, a través de los ojos del libro tuvimos tiempo de mirarnos al interior y observar, desde un lugar en lo alto de la colina, cuánto hay de hipócrita en nuestra forma de tratar el tema, e intentamos descubrir desde la valentía qué trozo de viga llevamos pegado al ojo, mientras contemplamos la paja en el del vecino.Al final, después de un debate mojado en zumo de naranja y café, mis amigas y yo llegamos a la conclusión de que hay distintas formas de racismo:Aquí, en España, o al menos en el sur que vivimos, hay un tipo al que yo llamaría "culturalismo". Según esa forma de entender el mundo, lo que la gente teme no es al color de la piel ni al moreno de la tez, se teme al que tiene una cultura o unas costumbres diferentes. Da igual del material que esté construido el alma del vecino si este se comporta como tú. Todos somos iguales mientras se comparta horarios, hábitos de higiene y puntualidad en los pagos de la cuota de la comunidad. Tengo que decir que quizás este tipo de racismo sea el más entendible porque de alguna manera es recíproco. En cambio lo de EEUU no tiene nombre desde el momento en que toda la barbarie estaba apoyada y fundamentada en la misma ley, que obligaba con sentencias judiciales a que una persona negra no pudiera subir a un autobús de blancos.De todas formas, últimamente estoy muy preocupada. Y es que mientras las cosas van bien, mientras el chico negro sea inmensamente rico o tremendamente pobre y venga a vendernos collares y bolsos, es fácil no ser racistas. Incluso aplicamos sobre estos últimos la discriminación positiva y nos sentimos geniales comprándoles pulseritas o regalando una manta para el frío de la llegada en patera.Pero ahora, cuando los tiempos son malos y la gente joven necesita trabajar en puestos que están ocupados por el color del hambre y la pobreza, ahora se clama al desierto y se vocea a los cuatro vientos que España debe ser para los españoles. Ese movimiento es muy peligroso y me remueve por dentro. Supongo que será deformación profesional porque es la historia a lo largo del tiempo la que se ha encargado de demostrar que cuando el hambre aprieta eso de que los últimos serán los primeros no es verdad, y que los últimos...por desgracia, esos siempre van detrás.Ojalá me equivoque.CRIADAS Y SEÑORAS

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