Parejas del siglo XXI, seguid esperando vuestra película
Nota: 4
Lo mejor: la sonrisa de Emily Blunt.
Lo peor: que no hace gracia y se hace larga.
Gatillazo.
No hay mejor forma de explicaros en breves palabras ante qué nos
encontramos. Eternamente Comprometidos es una comedia fallida lo mires
por donde lo mires, principalmente, porque de comedia tiene más bien
poco. La tercera película de Nicholas Stoller (Paso de Tí, Todo Sobre Mi Desmadre) como director intenta seguir la estela instaurada en la comedia moderna por la factoría Apattow o exitazos como Supersalidas, ésa en la que el desarrollo de
personajes está por encima del gag de sal gorda, y se ha pasado de
trascendental. En su intento por establecer una radiografía de la pareja
contemporánea, nos ha dejado una película que bordea el drama
peligrosamente estructurando una de esas cintas en el limbo de
dos géneros, que no resulta satisfactoria en ninguno de ellos, pero que
tampoco desemboca en un desastre insoportable. Vamos, un gatillazo. Un
abrazo tragicomico y tierno frente a la promesa de un orgasmo múltiple.
Porque otra cosa no, pero la pareja protagonista inspira ternura por
los cuatro costados. No voy a entrar demasiado en el apego a la
realidad de sus vivencias durante los cinco años que se pasan
comprometidos, porque esto tampoco es el gabinete sentimental del Hola,
pero la idea de los guionistas, Stoller junto al propio Segel, ha sido confeccionar a dos enamorados
tipo. Una pareja del siglo XXI en la que se puedan ver reflejados los
espectadores. En este caso, es ella la que tiene el gran trabajo por el
que retrasan la boda mientras que él se queda en casa tejiendo un
jersey. El problema es que en lugar de explotar el cambio en la
concepción tradicional de los roles -la cena con Segel "amo de su casa"
es de lo mejor de la cinta-, el guión se decanta por profundizar en la
depresión que la situación le genera al protagonista masculino, que pasa
de ser un tío normal a convertirse
en un adolescente de 30 años que se pasa el día disfrazado de conejo y
bebiendo cerveza. Y podrás estar de acuerdo o no con la radiografía del
castratti moderno que plantea el filme, pero lo que seguro no harás es
reírte por el camino por mucha química que desprenda el dúo
protagonista.
Ambos intérpretes aprueban con nota, pero ya sea porque Jason Segel
encarna a un rol demasiado parecido al de su trampolín Marshall
Eriksen, o porque todo el relato está así planteado, es Emily Blunt la
que se erige como el músculo en el apartado interpretativo iluminando la
habitacion no sólo con su sonrisa exageradamente profident, sino con
una naturalidad para conectar con la audiencia cincelada a cada pequeño
gesto. El tercero en discordia -porque esto no deja de ser una comedia
ROMÁNTICA-, es el jefe de ella (Rhis Ifans), medallista olimpico en
tiro de tejo al más puro estilo Barney Stinson y un recurso que el guión
se lleva y trae a su antojo. Menos mal que el intérprete británico se
encarga de demostrarnos en cada película que es capaz de afrontar
cualquier tipo de rol, y sólo su seguridad y carisma logran salvar a un
personaje que ralla la inverosimilitud desde su primera y espectacular
aparición en pantalla. Más de lo mismo para la larga ristra de
secundarios, casi todos procedentes de la Tv como Mindy Kalling (Kelly en
The Office), Alison Brie (Community) o Chris Parnell (el gran Dr. Spaceman de 30 Rock), tan correctos como
sus papeles les permiten.
Pero por mucho que el reparto esté cargado de profesionales de la
comedia, si el humor no encuentra su tono, todo se convierte en una
pérdida de tiempo (concretamente, en una muy larga de 124 minutos). Los
diálogos secos, las dobles lecturas sutiles hasta decir basta y la
escasa sensacion de evolución o incluso del paso del los cinco años que
reza el titulo original, The Five Year Engagement, nos dejan lo que sólo
podemos calificar como el cadáver de una película generacional de
culto. Una oportunidad perdida para construir un referente para todos
esos treintañeros que intentan buscarse una vida de a dos fuera del
núcleo familiar y que tan necesitados están de comedia en nuestros días. Aquí no la van a encontrar.