Revista Cine

Crítica de cine: 'Ruby Sparks'

Publicado el 07 noviembre 2012 por Lapalomitamecanica
O la secuela nunca revelada de Galatea y Pigmalión
Crítica de cine: 'Ruby Sparks'
Nota: 6
Lo mejor: es entretenida y hace pasar un buen rato.
Lo peor: No es tan buena como Pequeña Miss Sunshine y bebe de demasiadas fuentes fácilmente identificables
De la misma manera en que Calvin, el protagonista de esta película se compara a sí mismo en un momento dado con el personaje de James Stewart en El invisible Harvey (1950, Harvey Koster) cuando veía a un conejo imaginario que nadie más era capaz de advertir, también es inevitable pensar en la original Stranger than fiction (2006, Marc Foster) y llegar a la conclusión de que inevitablemente la cinta que nos ocupa aquí sale perdiendo por goleada en el momento en que decide esbozar un planteamiento tan similar al de su estructura temática. Ruby Sparks es la segunda cinta del matrimonio de directores formado por Jonathan Dayton y Valerie Faris y retrata a Calvin (Paul Dano), un escritor joven, quien tras ver cómo su primera novela constituye un éxito rotundo de ventas, se ve en medio de un bloqueo creativo, similar al retiro vacacional en el que parecen haberse exiliado sus creadores tras Pequeña Miss Sunshine (2006).
Uno de los inconvenientes que podrían sacarse a Ruby Sparks es que los ecos a otras películas (Lars and a real girl, Adaptation y las citadas anteriormente) comienzan a magnificarse y a desfilar en procesión según se avanza en la trama urdida por sus autores. Calvin crea a Ruby (Zoe Kazan), el personaje femenino para su nueva novela y ésta se materializa en su casa un día cualquiera convencida de que es su novia desde hace un tiempo. No creo meter la pata si aventuro que la intención de los directores era esquivar en la medida de lo posible y reirse de los tópicos archiconocidos del género romántico. Así, podría decirse que no sólo no lo consiguen sino que, una vez Calvin supera la sorpresa inicial y acepta el elemento fantástico como parte normal de su vida, la cinta cae en una rutina esquizofrénica de tópicos acomodándose en la estela indie rosácea dejada por filmes recientes como 500 days of summer (2009, Marc Webb), Blue Valentine (2010, Derek Cianfrance), Take this waltz (2011, Sarah Polley), e incluso la novedosa Like Crazy (2011, Drake Doremus) en ciertos aspectos.
Crítica de cine: 'Ruby Sparks' Independientemente de esto, su clave de comedia y la premisa fantástica de este filme permite a sus directores bucear en las dinámicas de las relaciones de pareja. A su vez, la condición de creador no deja de ser una parábola de aquel que se posiciona en la relación como el elemento dominante, obligando a su compañera ficcional, su personaje moldeado, su musa al fin y al cabo, a adoptar el rol de sumisión. Ruby Sparks apunta sin pudor a lo que supone idealizar a la otra persona. A la falsa creencia que supone el convencerse de que conocemos a alguien tan bien que podremos predecir todos sus movimientos. La lección a interiorizar es que lo que hacemos en realidad es proyectar en los demás la imagen que nos hemos construido de ellos, lo que esperamos del otro. Así, por mucha fórmula mágica que prometa la máquina de escribir de Calvin, el libre albedrío termina imponiéndose casi siempre.
Llegados a este punto, me veo obligada a admitir que Ruby Sparks no es tan horrible como creo que la he pintado hasta ahora. Confieso que pasé un buen rato viéndola. En parte, porque cuenta con un guión ágil y divertido (aunque a veces caiga en el tópico), en el que también ha colaborado Zoe Kazan, la propia Ruby, junto con los directores (no deja de ser la nieta del gran maestro jedi Elia Kazan, en algo tenía que notarse). Otro de los puntos fuertes  de la cinta, se basa  en la actuaciones que ofrece la pareja protagonista, Paul Dano y Kazan. Sin embargo, también hay que señalar que el resto de personajes cuenta con un perfilado algo débil: desde el histriónico Antonio Banderas (La piel que habito) como padrastro de Calvin, pasando por el tópico ya tan manido de la madre hippy y espiritual encarnado por la gran Annette Bening (American Beauty, Los chicos están bien), hasta su hermano infelizmente casado, representado por Chris Messina (Argo, Like Crazy).
Crítica de cine: 'Ruby Sparks'
En esta ocasión, Valerie Faris y Jonathan Dayton han pretendido abordar desde un punto menos gamberro que en su anterior creación, cuestiones concernientes a las relaciones de pareja, dejando a un lado la crítica social y perdiendo el tono mordaz con el que señalaron la decadencia de un modelo americano que apuesta por lavar el potencial cerebro de niñas pequeñas en concursos de belleza. Y no es fácil enfrentarse seis años después del éxito de su primera obra, al reto que implica igualarse y/o superarse en un segundo proyecto. Es curioso constatar cómo el binomio de directores coloca a su protagonista en una situación similar a la de ellos. El temido veredicto es que Ruby Sparks no es tan ácida ni tan eficaz como su primera incursión, aunque resulta simpática y se hace bastante entretenida. ¿Se les habrá materializado a ellos Paul Dano en su casa?

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