Revista Cine
Podemos decir que ya ha llegado a nuestras carteleras la película definitiva y necesaria sobre la situación y comportamiento de los jóvenes españoles. Con más de un 60% de paro juvenil, se hacía imprescindible plantear el debate sobre su futuro. Jaime Rosales se atreve en "Hermosa Juventud" a canalizar todas las situaciones y sensaciones que tiene este sector de la población, con un enfoque sencillo y natural.
Carlos y Natalia son dos chicos que apenas pasan la veintena y cuyo futuro es tan negro como desolador. Se quieren, sueñan con los placeres que vivirán cuando sean ricos y se escapan de la realidad a golpe de imaginación. Su relación sufre un gran vuelco cuando Natalia se queda embarazada y, sin trabajo ni dinero, se ven obligados a plantearse alternativas que nunca hubieran imaginado.
Uno de los grandes aciertos de Jaime Rosales fue la elección de la pareja protagonista. Tanto Ingrid García-Jonsson como Carlos Rodríguez logran un resultado devastadoramente real. Sus conversaciones y sus actitudes transmiten naturalidad. En todo momento nos creemos los acontecimientos que se narran y su manera de afrontarlos. Todos hemos vivido o hemos conocido situaciones parecidas.
La película transmite angustia y desolación. A Jaime Rosales no le gusta definirla como pesimista pero en ningún momento encontramos la salida. "Hermosa Juventud" plantea muchos problemas pero pocas soluciones. No hay respuestas sencillas a debates tan complejos. No se trata de vender salidas fáciles porque, lamentablemente, la realidad ya se encarga de darnos la bofetada.
El Festival de Cannes la programó en su sección "An Certain regard" consciente de su peso en la sociedad actual. Un acierto en toda regla. No sólo por la temática y su manera de afrontarla, sino también por la continua experimentación de su director con las imágenes. El uso de las nuevas tecnológías es básico para comprender las relaciones interpersonales; por tanto era lógico pensar que la película no estaría ajena a esa revolución.
Ingrid nos comentaba que posiblemente esta película podría abrir la mente de las personas más mayores, más adultas. Lo que es seguro es que nadie que acuda a la sala a ver "Hermosa juventud", saldrá de la misma manera que entró. El cine también puede servir para remover conciencias. Ojalá lo vean quienes tienen el poder de cambiar algo.
José Daniel Díaz
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