Ya su nombre indica lo que quiere mostrar la banda; un tributo a los míticos
Héroes del Silencio, que durante tantos años dejaron en el extranjero, en gran lugar al rock patrio. Una forma admirable de volver a recordar sus temas más señeros. Y digo admirable, pues la formación es de auténtico lujo, encabezada por la guitarra y la voz de
Alfred Romero, una de las grandes referencias vocales del panorama nacional, capitaneando a
Dark Moor y que demuestra con gran solvencia como conseguir con sus efectos y técnica que su voz imposte a la de
Enrique Bunbury, pero el resto de la banda no se queda atrás, con la guitarra de
Daniel San Martín de
On the rocks, el bajo Fender de
Jorge Frontado y la arrolladora pegada de
Carlos Delgado, otra figura importante en Cádiz como batería de
Sphinx. Un auténtico “dream team” con el que todo el que asista va a disfrutar. Y así lo entendió el público, pues el club de la calle Misericordia presentaba un excelente aspecto y
calculé que unas cientocincuenta personas poblaban el recinto portuense. Que además, para quien no lo conozca, es magnífico, con su elevado escenario, su amplitud y cuidada estética. Lástima que no se programen más conciertos, o lo que es lo mismo, lástima que el público no asista en masa a estos eventos, pues locales como este no abundan en capitales de provincia mucho más grandes. Y nadie puede quejarse del precio, pues
cinco míseros euros comprando anticipadamente, no parece que pueda arruinar a nadie. Aún así, daba gusto comprobar la buena aceptación del homenaje a los zaragozanos.
En cuanto al set list; durante dos horas nos ofrecieron casi todos los clásicos de los maños, en un repaso a su discografía en la que interpretaron “Mar adentro”, “Héroe de leyenda” o “El estanque” del “El mar no cesa”, la inmortales “Maldito duende”, “Entre dos tierras”, con la que cerraron, “La carta”, “Despertar”, que interpretaban por primera vez, o “En nombre de guerra”, de uno de mis discos favoritos de siempre, en español, el inenarrable “Senderos de traición, “El camino del exceso”, la genial “La sirena varada” o “La herida” de “El espíritu del vino” o “La chispa adecuada”, “Opio”, “Iberia sumergida” o el tema homónimo del gran “Avalancha”. Tal vez, solo eché de menos “Nuestros nombres”, “Oración” o “Hechizo” , pero como se puede ver, el repertorio es de los que intimida. Y encima con una colección de instrumentos magnífica, donde se pudieron observar desde armónicas, guitarras acústicas, una preciosa con caja, Les Paul de Gibson o Fender en varias versiones. Eso demuestra, lo serio de este proyecto.

Además regalaron un estupendo solo de batería, la aparición como invitado del bajista
Carlos Mesa de Kroven y unas cuantas camisetas y “merchandising” de la banda. En fin, todo un compendio de actitud y “saber hacer”. Lástima que la última parte de la actuación quedo algo deslucida por problemas de sonido, que les hicieron repetir “Maldito duende”, tras un pequeño parón que al final se pudo solventar. Aún así, gran noche de un grupo que a no mucho tardar veremos en múltiples festivales, ahora que está tan de moda las bandas tributo. Esta, además de respetuosa es magistral.
Por José Luis “El Director”.