Cuando la ola de frío golpea Toledo se siente de verdad, tanto que cada rincón de sus murallas siente gélido y penetra en los huesos pese a las capas y capas de ropa. Una estampa que se inició la pasada semana y que viernes encontró un refugio en los momentos mágicos que Joana Serrat ofreció en la Sala Pícaro.
Directamente desde Barcelona hacía el centro de la Península, la cantante se enfrentó al otro 'frío toledano' con una sala casi vacía, que no fue obstáculo para mantener su compromiso para deleite de unos pocos y presentar, guitarra en mano, las canciones de su último disco, publicado este mismo año, 'Dripping Springs'.
Un concierto en familia, como ella misma se encargó de definirlo, que dejó a más de uno hipnotizado ante el folk americano que procesa y que ganó enteros con los comentarios que entre canción y canción explicaban alguno de los temas de la cantante y que sirvieron para comprender mucho mejor el sentir de la obra musical de Joana Serrat.
Desde aquí destacamos como momentos más álgidos del concierto las interpretaciones magistrales de 'Western Cold Win', 'Farewell' y, sobre todo, 'Candles'. Todas ellas dentro de esa primera parte del concierto más melancólica y cuyas notas musicales cabalgaron a lomos del vendaval invernal , a la que siguió otra algo más alegre.
Los artistas se hacen grandes cuando no tienen necesidad de demostrar nada y actuar para 8 con la misma dedicación, intensidad y sentimiento con el que lo harían para 800. Algo que demostró Joana Serrat en una plaza tan difícil como es a veces Toledo.