Por croquetas todos entendemos masa de bechamel en la que incorporamos algún ingrediente y la empanamos, y a todos nos gusta que estén bien crujientes por fuera y lo más cremositas posible por dentro. Pero es muy divertido cuando una croqueta no es lo que se supone que debe ser, pero tiene un gran sabor. Las croquetas de la receta de hoy no es que estén cremosas, es que están líquidas por dentro y no están hechas con bechamel.
Imaginaros el bocado, bien crujiente por fuera y líquidas y con un gran sabor por dentro. Espero que os gusten.
CROQUETAS LÍQUIDAS DE QUESO AZUL
Ingredientes: (para unas 20 croquetitas)
250ml nata para cocinar
100gr queso azul (al gusto)
4 hojas de gelatina (cola de pescado)
Pimienta negra
Sal
2 Huevos
Pan ralladoAceite de oliva
Mermelada (yo la he usado de mandarina)
En un cazo hacemos una salsita de queso, en este caso he usado queso azul pero podéis usar el que más os guste siempre y cuando se funda bien.
Para hacer la salsa calentamos la nata y añadimos el queso cortado en trocitos. Removemos hasta que se deshaga y añadimos pimienta negra. Dejamos unos 10 minutos a fuego medio y vamos removiendo, así espesará un poquito, pero no queremos que sea una salsa muy espesa ya esta será el relleno de nuestras croquetas y lo que queremos es que sean líquidas por dentro.
Para poder empanar esta salsa tenemos que hacer una gelatina con ella. Mirar en el paquete las hojas de gelatina que se necesitan para gelatinizar 250ml de líquido y añadirle una hoja más para que quede más dura y sea más fácil de manipular. En mi caso, y creo que en cualquier marca de gelatina, usé 4 hojas.
Hidratar la gelatina metiéndola en agua durante 5 minutos. Escurrir e incorporar a la salsa de queso calentita, remover bien para que se deshaga la gelatina y se mezcle.
Meter la salsa en un recipiente cuadrado o rectangular de tal forma que al enfriar quede una gelatina de unos 2cm de alto. Dejarla enfriar, primero fuera de la nevera hasta que se temple y luego en la nevera, en una media hora estará lista nuestra gelatina.
Desmoldamos el bloque de gelatina y cortamos en cuadrados de unos 2x2cm.
Pasamos estos dados por huevos batidos y pan rallado, lo pasamos dos veces para hacer un empanado mas consistente ya que al freir la gelatina se vuelve líquido y si quedase algo sin empanar se saldría todo el relleno.
Calentamos aceite de oliva en una sartén, lo suficiente como para cubrir las croquetas. El aceite tiene que estar muy caliente para que las croquetas en seguida cojan color y una textura crujiente por fuera y por dentro se funda la gelatina.
Pasamos las croquetas por un papel absorbente y ponemos encima de cada una de ellas un poco de mermelada, yo he usado de mandarina, le iría muy bien una mermelada de frutos rojos o de tomate.