Revista Baloncesto
Ayer se produjo una noticia que, no por menos esperada, deja de ser curiosa. Los Charlotte Bobcats decidieron cortar al pívot Erick Dampier, al que habían adquirido hace unas semanas en un traspaso con los Dallas Mavericks. Que un equipo corte a un jugador, y más en estas fechas de ajustar los últimos puestos del roster de cara al inminente inicio de la pretemporada, no es nada extraño. Pero el caso de Dampier es un caso especial, por la peculiar configuración de su contrato.
En el verano de 2004, Dampier firmó como agente libre por los Mavericks después de haber estado siete temporadas en los Golden State Warriors. En el equipo californiano había destacado especialmente en la faceta defensiva y reboteadora. La escasez de pívots grandes e intimidadores facilitó que Dampier firmará un gran contrato: siete temporadas de duración y 73 millones de dólares. Mark Cuban depositaba así sus esperanzas (y su dinero) en que Erick sería el acompañante perfecto de Dirk Nowitzki en el frontcourt de los texanos. Sin embargo, después de seis campañas marcadas por la irregularidad, el futuro de Dampier quedaba lejos de los Mavericks. Y ahí entraba la estrategia relacionada con su inusual contrato.
De los siete años que firmó el jugador en 2004, el último de ellos sólo está garantizado a partir del inicio de la Regular Season. Es decir, que desde el momento en que Dampier jugara un partido de la temporada 2010-11, su equipo debería asumir los 13 millones de dólares que cuesta su salario. Sin embargo, si es cortado antes del inicio de la temporada, se convierte automáticamente en agente libre con la posibilidad de firmar con cualquier otra franquicia según las condiciones que ésta desee. En resumen, que el contrato de Dampier era una golosina para cualquier equipo que quisiera liberar espacio salarial en su payroll. Dallas se deshizo de él junto a Matt Carroll y Eduardo Nájera, y lo envió a Charlotte a cambio de Alexis Ajinça y Tyson Chandler. La pelota estaba en el tejado de los Bobcats.
Con la llegada de Dampier, el payroll del equipo de Michael Jordan estaba ligeramente por encima de los 70.3 millones de dólares que marcan la barrera del luxury tax, que supone pagar un dólar extra por cada dólar que supere ese "impuesto de lujo". Por tanto, la estrategia de los Bobcats estaba clara: había que deshacerse de Dampier a toda costa. En los últimos días, la franquicia se había movido para buscar un traspaso que incluyera al veterano pívot (35 años), pero no había encontrado ningún equipo interesado en asumir su peculiar contrato. Así pues, en vista de que la opción del trade no funcionaba, la decisión final ha sido cortar al jugador, que no cobrará su último año pero que es libre de negociar con otros equipos. De hecho, se rumorea que los Miami Heat (que están a la que cae) estarían dispuestos a preguntar por su situación.
Sea como fuere, lo cierto es que Dampier ha sido un quebradero de cabeza para Dallas primero y Charlotte después, pues tanto puede ser una golosina a la hora de buscar un traspaso como un "marrón" en caso de que el tiempo se te eche encima y se acerque el momento de pagarle su desorbitado último año. Veremos ahora cuál es el futuro de este jugador que estaba más valorado por su contrato que por su rendimiento en la cancha.