Revista Vino

De Nuevo los Vinos de Remírez de Ganuza

Por Smiorgan
De Nuevo los Vinos de Remírez de GanuzaAllá por marzo de 2010, pude asistir en Bodega Selección de Alicante, a una presentación de la bodega Remírez de Ganuza. En aquel entonces catamos 6 vinos, lo que era la gama completa de la bodega, incluido un vino que aún no se comercializaba, Viña Coqueta. Dos años después, hemos tenido nuevamente la oportunidad de compartir un rato con Miguel Gavito, director comercial de Remírez de Ganuza, y probar otras añadas de algunos de sus vinos, así como catar casi en primicia lo que va a ser el nuevo lanzamiento de la bodega. Empezamos la tarde con una breve charla donde se hizo nuevamente hincapié en la filosofía y las pautas que rigen el trabajo de este bodeguero. Aclareo de racimos, selección en la viña, selección en mesa, separación de hombros y puntas e higiene y limpieza escrupulosas son santo y seña para quienes trabajan con Fernando Remírez de Ganuza. Asimismo, Remírez es un defensor a ultranza del uso de madera nueva 100% para todos sus vinos, sin excepción. Aquí pudimos abrir un interesante debate sobre lo que aporta la madera usada, las precauciones para que el roble nuevo no se lleve todo por delante y demás, pero no era el momento, ni a la mayoría de las personas que nos acompañaban les hubiese interesado demasiado. Así que, sin más preámbulos, pasamos a probar los cuatro vinos que en esta ocasión se nos presentaron. Empezamos con el Erre Punto 2012 (DOCa Rioja, tinto maceración carbónica, 90% Tempranillo, 5% Garnacha 5% Viura y Malvasía). Un clásico que ha sido elegido seis veces como el mejor tinto de maceración carbónica en el Premier, Salón de los Vinos de Maceración Carbónica. En esta añada se presenta con un bonito color cereza oscuro, con ribete violáceo. En nariz se marcan claramente la fresa, las natas y un puntito de frambuesa, quizá con algo de plátano. En boca es fresco, frutal, muy adulador, mínimamente secante y con un punto de carbónico. Como siempre, un muy buen maceración carbónica. Seguimos la cata con un vino que nunca ha acabado de convencerme. Fincas de Ganuza Reserva 2005 (DOCa Rioja, tinto con crianza, 95% Tempranillo, 5% Graciano) se elabora con las uvas de las viñas más jóvenes, entre 25 y 40 años, y tiene una crianza de unos 24 meses en barricas de roble 80% francés y 20% americano. Viste de color picota rubídeo, con ribete donde asoma el granate. A copa parada había un punto de barniz que se diluía pronto, dejando paso a la fruta negra, tostados y especiado. En boca es un tanto secante, con buena carga frutal y un tanino bien marcado que deja un largo final. Sigue sin ser de mis vinos preferidos, pero me gustó más que el 2003 que había probado en su día. A continuación pasamos a catar, como dije, casi en primicia, lo que va a ser el próximo lanzamiento de la bodega, y el resultado del anhelo de Remírez de elaborar un blanco de larga crianza. Remírez de Ganuza Blanco Reserva 2008 (DOCa Rioja, blanco con crianza, 70% Viura, 30% Malvasía), fermentado y criado durante 12 meses en barricas nuevas, ha sido un vino que me sorprendió gratamente. Tiene un color amarillo pajizo claro, con reflejos dorados, muy bonito. A copa parada nos da en nariz muchos frutos secos (avellanas), y luego despliega tostados, fondo de flores secas, alguna punta yodada y algo de hinojo. Esta nariz tan propia de algunos blancos riojanos con crianza, dejó paso a una gran sorpresa en boca. Acidez punzante (reconozco que la idea del tartárico pasó por mi mente), cítricos, pieles de frutas, y un tacto levemente glicérico, dejan un larguísimo final. Una boca que para nada se puede intuir tras oler el vino, y que en cuanto conjugue más esa acidez casi de Chablis, puede ser un vino muy interesante. El telón a la reunión la puso el vino más especial de la bodega por su forma de elaboración. Trasnocho 2007 (DOCa Rioja, tinto con crianza, 90% tempranillo, 5% graciano y 5% Viura y Malvasía) se elabora con los hombros de los racimos procedentes de las cepas más viejas (edad media de 60 años) tras un prensado especial, para pasar a una crianza de 20 meses en barricas nuevas de roble francés. El resultado es un vino de color picota granatoso, bien cubierto, con ribete granate. Nariz intensa y compleja, que a copa parada marca café con leche, toffee y una punta de regaliz, y que tras agitar nos revela fruta negra licorosa, algo de pimienta, hojarasca y un recuerdo mentolado. Un vino de esos que cada vez que acercas la copa a la nariz, te deja percibir otro detalle. En boca es un vino seco, potente, con buen cuerpo, lleno, que en la retronasal deja entrever algo de frutas negras, con buena acidez y un tanino elegante. Muy buen vino que todavía mejorará en botella. Nuevamente, un elaborador que presta mucha atención a los detalles, que hace sus vinos exactamente como quiere hacerlos, y que sigue cosechando éxitos. Sospecho que el nuevo blanco que saldrá al mercado después del verano va a dar que hablar.

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