‘dead man down’: venganza sin límite

La venganza siempre trae situaciones dramáticas. La venganza siempre conlleva acción. La venganza siempre busca la justicia personal. La venganza siempre se encuentra en filmes como Dead Man Down. Con suspenso y dinamismo, es una mezcla de películas de Bruce Willis y de Nicolas Cage: por el heroísmo y por la revancha moral, respectivamente. La cinta no brilla por su originalidad ni por sus elementos técnicos, pero reúne una agilidad constante.

Encabezada por un aguerrido Colin Farrel, que se viste de héroe en busca de revancha y venganza, la película está dirigida por el director de Los hombres que no amaban a las mujeres, Niels Arden Oplev, quien como en aquel título, cuenta con la participación de Noomi Rapace. Acompañados por Dominic Cooper y por Terrence Howard, los actores, sin contar con una dirección palpable, interpretan una historia de mafias y pandillas actuales en la ciudad de Nueva York y especialmente en los alrededores.

A la vez, una historia de amor se va tejiendo por debajo de la trama principal, envuelta en acción de todo tipo, como en el principio de la película, donde la intenciones se ven tan claramente como la chispa sexual que se aprecia en los personajes de Farrel (Víctor) y Rapace (Beatrice), encerrados en sí mismos por un pasado doloroso.

Dentro de la normalidad técnica, el argumento toma peso por las buenas interpretaciones de sus protagonistas y porque el guión plantea un crecimiento dentro de una historia donde Víctor, un hombre al que dan por muerto, se va convirtiendo en un todo-lo-puede luchador incansable. Con una infinita sed de venganza por la muerte de su mujer y su hija, sobrepasará todos los límites posibles para ajustar las cuentas necesarias con quienes le hicieron semejante daño. A él se le sumará su vecina de enfrente, Beatrice, con quien comparte cada vez más secretos.

A pesar de algunas exageraciones en las escenas de acción, Dead Man Down tiene una trama que innova tan poco como su director, aferrado a un guión con puntos altos y bajos. Aún así, la película, que no termina de destacarse, es un material aceptable para el entretenimiento medio aunque podría mejorar si se exprimiese más el lado humano.