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Decíamos ayer... Antígona. Sófocles.

Publicado el 10 junio 2019 por Meg @CazaEstrellas
Decíamos ayer... Antígona. Sófocles.
Representada por primera vez en el año 441 a. C., Antígona es un clásico que ya leí siendo adolescente y al que he vuelto recientemente. ¿El motivo?  María Zambrano ha tenido la culpa. La filósofa malagueña  hizo de este personaje mitológico una alegoría de su exilio, plasmándolo en uno de sus libros: "La tumba de Antígona", así como en varios ensayos. La escritora siempre insistió en que esta es la obra de Sófocles, de las casi 130 que se le atribuyen,  más cercana a la filosofía. Si a todo esto le sumamos que han salido unas pequeñas ediciones de estos clásicos (Los secretos de Diotima)  que incluyen entre sus títulos el que os traigo hoy pues...Vamos allá.
Antígona recibe la noticia de la muerte de sus dos hermanos, Polinices y Eteocles, tras enfrentarse entre ellos en la guerra civil tebana. Creonte, rey de Tebas, tío de nuestra protagonista y de sus hermanos, decreta la prohibición de enterrar a Polinices al considerarlo un traidor, estableciendo la pena de muerte para quien ose desobedecerle. Nuestra protagonista le pide ayuda a su hermana Ismene para honrar el cadáver de su hermano, pero esta se niega por temor a desobedecer el mandato del rey. Antígona no dudará en seguir adelante con su plan.
Rara es la tragedia griega que no plantea el debate sobre qué es lo ético o lo correcto en determinadas situaciones o conflictos. En este caso, la protagonista no duda en desobedecer, inclinando la balanza hacia su fidelidad familiar y su deber de darle sepultura a su hermano. Antígona se presenta como una heroína que prefiere la muerte a traicionar sus principios y  aquello en lo que cree, pues una ley humana no puede prevalecer ante una ley divina, mientras que su hermana prefiere no arriesgarse y cumplir con la norma impuesta. Nuestra inolvidable protagonista es un personaje femenino y valiente a la hora de defender  los  valores  que considera esenciales. Dada la  poca  importancia  que  tenía  entre  los griegos la mujer, es notable que esté presente en la obra de Sófocles.
 Creonte, por su parte, es el rey, orgulloso y ebrio de poder cuya ambición ha desembocado en  tiranía. Dispuesto a cumplir con su amenaza de muerte, desatiende las advertencias de Tiresias (el anciano adivino) y de su propio hijo Hemón, prometido de Antígona, trayendo su actitud fatales consecuencias...
Ambición, poder, ética, el deber religioso y la  desobedicencia civil son solo algunas de las cuestiones  sobre las que se invita a reflexionar este clasicazo que nunca dejaré de recomendar.

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