Llevamos ya 3 años largos de crisis, una crisis que parece que no va a terminar nunca, y si algo está dejando como lección es que el mundo laboral ya no va a volver a ser como antes, nunca.
En particular, ha cambiado la forma de buscar empleo. Ya no basta con enviar nuestro currículum vitae. Ahora hay que ser visibles, demostrar por adelantado de lo que somos capaces, ganarnos una cierta reputación –lo que algunos llaman tener una marca personal reconocida–. Y por supuesto aportar valor y, a ser posible, algo que no tengan los demás. Pero, ¿existe ese algo?
Aún recuerdo cuando obtuve mi primer empleo en una gran multinacional. Las palabras mágicas eran “informática” e “inglés”. En un mundo en que apenas cuatro geeks habíamos oído hablar de internet, y donde pocos farfullaban otro idioma que no fuera el de Cervantes, esas dos cosas te abrían las puertas de cualquier empresa.
Han pasado los años y el ordenador se ha vuelto casi tan común como la televisión. Hoy, cualquier niño de 8 años sabe más de informática de lo que yo sabía cuando entre en la universidad. Y ya hay más academias de inglés que autoescuelas. Dominar el ordenador y tener nivel de conversación en inglés hace mucho que dejó de marcar la diferencia.
Cuando no eres capaz de diferenciaste de tu competencia te conviertes en un commodity. Es decir, en un recurso fácilmente substituible a bajo precio. Y en eso se han convertido muchos de los profesionales que empezaron a trabajar al mismo tiempo que yo. Los que se dieron cuenta de la situación a tiempo corrieron a estudiar masters, y eso les salvo durante un tiempo. Pero en poco tiempo todo hijo de vecino tuvo uno, y ahora vuelven a estar en la misma situación.
¿Qué podemos hacer entonces? ¿Existe algo que pueda volver a marcar la diferencia, como en su día lo fue saber Word y Excel? Sí, existe algo, y ese algo está al alcance de cualquiera aún sin saberlo. Se llama productividad personal.
Por desgracia, todavía mucha gente ignora lo que significan esas dos palabras, y muchos de los que han oído hablar de ello siguen pensando que es algo sin valor, para cuatro geeks locos que andan por ahí –como lo era internet hace 20 años, y mira tú ahora–. La buena noticia es que, aún siendo una lástima para la sociedad, es una gran oportunidad para tí. Una oportunidad para diferenciarte mediante la excelencia y la con orientación a los resultados en todo lo que haces. ¿Verdad que suena bien?
Practica la productividad personal de manera consistente, conviértete en una personal dirigida por objetivos, ordenada, sistemática, efectiva y eficiente. En una palabra, haz las cosas como nadie más las hace, y dejarás de ser un commodity. Y mejor aún, dejarás de tener competencia a la hora de encontrar un nuevo empleo.
Y tú, ¿sigues siendo un commodity? ¿Qué estás haciendo para dejar de serlo? Comparte tu experiencia en un comentario.
Artículo original escrito por Jero Sánchez. Sígueme en Twitter.
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