Revista Cultura y Ocio

Desaire de mi

Publicado el 25 julio 2014 por Diego Diego F Ospina @DiegO_OzpY

Desaire de mi

Aquí estoy, justo al final de la carrera de derecho. En seis meses obtendré un título y mis posibilidades laborales se multiplicaran en un abanico de inútiles pero versátiles empleos que le van bien al conformismo con que nos criaron. Probablemente tus posibilidades de desarrollarte como persona se reduzcan a cero, pero no un cero simple, sino cero punto cero, cero, cero, cero y de ahí al infinito. Te aseguro que esa será la constante matemática del resto de tus días.

He venido durante cinco años a la universidad, perdí diferentes asignaturas en todos los años, generalmente las más fáciles, y acudí durante todos los turnos, mañana, tarde, noche. Me cuesta poner atención al discurso monótono de los profesores, aún recuerdo al señor Gordon de derecho procesal:

Un proceso judicial no busca la verdad absoluta- decía Mr. Gordon con esa voz de cajita musical que te arrullaba de forma inconsciente, tenía canas como alambritos de cable de TV y una cara horrenda con forma de un bloque de LEGO.

El proceso busca resolver los conflictos entre las personas en base a lo que aporten ellas dentro del juicio, entonces el juez toma una decisión fundamentada en la ley y a esto le llamamos verdad procesal- Mr. Gordon dijo eso frente a mí, probablemente yo haya estado dibujando toda clase de extravagansas propias de un artista callejero sobre aquellas copias llenas de diarrea semántica. Me valieron casi cinco dólares pero él no las usaría para más de una clase y yo no podía limpiarme el trasero con ellas, era toda una basura.

Verdad procesal… (Hay un eco) Retumbo en mi mente por semanas. Estaba enfermando, sentía náuseas y la facultad ahora me olía a rancio, algo estaba en descomposición, probablemente la integridad, la honradez o quien sabe, tal vez los códigos. El problema real era que había estado interesado por la filosofía y leí de manera desordenada lo que me callera en las manos, me estaba quedando algo loco, pero tenía un concepto bien formado de lo que a mi parecer era la verdad, entonces digamos que la “verdad procesal” no se ajustaba a mis estándares idealistas y no estaba dispuesto a ceder ni una neurona para convencerme de que así debía ser.

¿Cómo puede existir una verdad diferente a la única existente en el universo? ¿Cómo la ley que defiende lo “justo” acepta su propia incapacidad para alcanzar la verdad?

Desde ese momento perdí todo el interés en estudiar derecho. Fue un disparo a quemarropa el que recibí ese día del profesor. Una graduación anticipada.

¿Cómo voy a dedicar mi vida a inventarme las verdades que me convengan a mí y a mis clientes? No creo servir para ser el guante sucio de nadie, así que les recomiendo, si quieren algo más que dinero (por ejemplo vida, felicidad, poco problemas, ser justos, honrados y todo eso bonito) no estudien derecho.


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