Revista Cine
Antes de enfrentarnos a un nuevo curso hagamos limpieza de cajones y dejemos las cosas claras:
Este señor de la fotografía se llamaba Austin Cedric Gibbons y nació en Irlanda en 1893: sus padres se trasladaron a Nueva York (U.S.A.) cuando el crío tenía apenas unos meses y el padre se ganó la vida ejerciendo como Arquitecto en la gran urbe que se desarrollaba como cabe suponer a fines del siglo XIX.
El joven Cedric Gibbons cursó estudios de arte y se inició como asistente de Hugo Ballin en los inicios del cine, en la industria auspiciada por Thoms Alva Edison, el inventor de la bombilla, trabajando Gibbons en los estudios hasta que estos cerraron.
Cedric Gibbons destacó muy rápidamente por su enorme facilidad en diseñar cualquier cosa de las muchas que aparecen en una película y sobre todo, los sets de rodaje y escenarios, aunando perfectamente belleza, idoneidad y soluciones prácticas, al punto de hacerse imprescindible e indispensable, iniciando una colaboración con la MGM que alcanzó los treinta y dos años, en los que el talento de Gibbons le permitió obtener casi cuarenta nominaciones a los Oscar por sus trabajos que se alargaron hasta poco antes de su muerte, ocurrida en julio de 1960.
La lista de sus apariciones en los títulos de créditos es una exageración que corresponde a una cláusula de su contrato con la Metro según la cual constaría como Director Artístico en toda producción, cabe suponer que por dos motivos: primero, por ser el máximo responsable del departamento de direción artística y controlar teóricamente todos los trabajos; y segundo y más probable, porque percibiría un estipendio que incrementaría su salario sin sobrepasar límites salariales que ofrecieran al poderoso sindicato del cine ocasión de organizar algarabías.
Sea como sea, lo cierto es que su talento y capacidad de adaptarse a distintos requerimientos de películas absolutamente diferentes las unas de las otras sigue siendo notable.
Recordemos algunos ejemplos:
Un drama intenso: Gaslight 1944
Un musical exuberante de colorido : An American in Paris 1951
Una fantasía que recrea un clásico : Forbidden Planet 1956
Un drama social buceando en el mundo del boxeo Somebody up there likes me 1956
Gibbons tan sólo en una ocasión se sentó en la silla de director y lo hizo en 1934, dirigiendo la que muchos consideran mejor película de las aventuras del hombre mono; por lo menos, sí la más atrevida, ya que no perdió la ocasión de filmar a la protagonista femenida totalmente desnuda y moviéndose con gracia entre aguas, escena con alto contenido erótico que fue censurada en España y que ahora (y hace un mes también) podemos ver en Tarzan and his Mate 1934
Nunca sabremos si el cine perdió o ganó con su decisión de no volver a dirigir ninguna película, pero lo que está clarísimo es que su intervención en la historia del cine es más que sobresaliente, desde el ámbito en el que decidió asentarse.
Por cierto: la figurita del premio Oscar la diseñó Gibbons, que fue uno de los fundadores de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de Hollywood y se la llevó a casa en once ocasiones: tampoco había que abusar, claro, y dar juego a los demás....