Nuestra dama goza de ciertas inquietudes intelectuales y es frecuente su participación en certámenes literarios en los que obtiene desigual éxito. Es orgullosa miembro del Instituto de la Mujer y le gusta estar el tanto, aunque no siempre lo consigue, de los últimos libros de moda y los éxitos cinematográficos del momento. Pero estar al día, lograr mantener inteligentes conversaciones, ir al moda, llevar la casa, ser buena madre y esposa y estar siempre a la altura resulta a veces agotador."18 de julio, en Ste. Agathe. Vicisitudes del viaje bien extrañas, y me dejan pasmada-como tantas veces- las enormes disimilitudes entre los viajes que se emprenden en la vida real y los que se describen en la ficción. Recuerdo muy pocas novelas en las que un trayecto cualquiera en tren no entrañe: (a) un encuentro muy intenso con un miembro del sexo opuesto que conduce a un tenso desenlace emocional; (b) el descubrimiento del cuerpo de alguien asesinado en un estado lamentable y en circunstancias que vuelven imposible su investigación; (c) dos personas a la fuga, ambas casadas con otro, que culmina en grave desilusión o noble renuncia."
El diario, que ocupa una año- de otoño a otoño-, le sirve para recordar, reflexionar, liberarse y distanciarse de su día a día. Muestra en ellos que es buena observadora, tiene sentido del humor y logra hacer divertida y honesta crítica de ciertas actitudes y comportamientos. Y sabe, además, reírse de sí misma. Sus diarios son para ella una suerte de terapia y para nosotros son el testimonio de una época, con sus gustos, tendencias y maneras, el testimonio de la vida de unos personajes que viven de verdad, no marionetas de un destino tópico, y una amena, ingeniosa y muy divertida lectura que dibuja una permanente sonrisa y que arranca en ciertos momentos algunas carcajadas- sus divertidos y accidentados baños y zambullidas en Francia me hicieron llorar de risa, lo reconozco. Esta joyita en forma de diario- los de Bridget Jones le son muy deudores- se puede disfrutar de un tirón, devorando sus páginas, o degustándolo poco a poco. Sea como sea que decidáis leerlo, os recomiendo tenerlo cerca una vez acabado, muy a mano, para, en cualquier momento que la necesitéis, volver a tomar vuestra dosis de sonrisas y optimismo.P.D. Por cierto, me llevo anotada para el futuro una novela, Los eduardianos, de Vita Sackville-West, que parecía estar resultándole deliciosa a nuestra dama de provincias. ¿Y vosotr@s? ¿Soléis tomar nota de títulos mencionados en los libros que vais leyendo?..."14 de julio. La cuestión de qué libros me llevo sigue pendiente hasta la última hora de la víspera del viaje. Robert pregunta: "¿Para qué vas a llevar ninguno?" y Vicky aparece con Les Malheurs de Sophie, que mete en el fondo de mi maleta, de donde Mademoiselle lo extrae más tarde con ciertas dificultades. Finalmente me decido por La pequeña Dorrit y The Daisy Chain, y por Jane Eyre en el bolsillo del abrigo. Preferiría ser de esas personas que no pueden separarse de su volumen de Keats o hasta de Jane Austen, pero eso queda fuera de mi alcance."