Revista Cultura y Ocio

“Distintas formas de mirar el agua” de Julio Llamazares

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

Pero en fin, así es el progreso, esa gran rueda que mueve la historia y que siempre gira hacia delante por más que les duela a muchos a los que como a mi familia les cambió la vida. Gracias a ello mi abuelo se convirtió en Ulises y yo soy la que soy ahora. ¿Cómo habría sido mi vida de no haberse cruzado en la trayectoria de mi familia la orden de un ingeniero que decidió detener el río como el que decide detener el tiempo? Ni siquiera habría existido… [Pag. 67]

Cubierta de: Distintas formas de mirar el agua

Cubierta de: Distintas formas de mirar el agua

El 19 de febrero en la librería Méndez de Madrid Julio Llamazares presentaba su nueva, hasta ese momento, novela titulada Distintas formas de mirar el agua. A petición del autor vimos un extracto del documental Los días en celuloide del programa Crónicas de la 2 de Televisión Española, documental que pongo al final de esta reseña.
En este documental se describe como los embalses sepultaron para siempre decenas de pueblos como Vegamián, en León, lugar en el que nació Julio Llamazares (el hijo del maestro). Viendo él este reportaje se emocionó y comentó “Impresiona verlo, impresiona verlo”. Yo no lo viví, continua diciendo, era muy pequeño (tenía dos años cuando su familia se marchó) y no era consciente, pero muy difícil saber lo que significa abandonar para siempre el ligar donde naciste, creciste, te hiciste viejo, y de repente ves que todo eso queda bajo el agua con toda tu memoria, tus muertos, tus recuerdos, …

Conocí a algunos de estos personajes que todavía viven. La mayoría volvieron a emprender otra vida pero nunca dejaron la vida anterior, y nunca olvidaron y nunca se acostumbraron porque lo que les ocurrió fue muy duro.
En 1986 el pantano fue vaciado por motivos estructurales de la presa y Vegamián quedó al aire, y Julio Llamazares pudo pasear de nuevo por su pueblo. “Los sentimientos que te producen no se pueden describir”.
“Volví a entrar en la que fue mi casa después de veintiocho años y era el paisaje del fin del mundo”.
Esta novela responde seguramente a una necesidad de contar lo que se siente ante eso.
“Es la novela que más rápido he escrito”.

El primer tema de la novela es “el desarraigo”. La pérdida de las raíces. El segundo es el de “la relatividad de la mirada”. Es decir cuando alguien se para en el mirador del pantano y dice “¡que bonito!”… Y qué triste, añado yo. De ahí el título del libro Distintas formas de mirar el agua.
En esta novela el protagonista no habla, como en todos los entierros. La novela que son quince voces de la familia, más la voz del que pasa en coche, y más una voz en of al final del libro que es la de Juan Benet.
La suma de todas esas voces forma una especie de polifonía o de tragedia coral, como en las tragedias griegas en las que los actores llevaban una máscara. La suma de todas esas máscaras sería como la máscara del autor.

La sinopsis que la editorial escribe es muy clara. En medio de un paisaje hermoso y desolador, la muerte del abuelo reúne a todos los miembros de una familia. Junto al pantano que anegó su hogar hace casi medio siglo y donde reposarán para siempre las cenizas de Domingo, cada uno reflexiona en silencio sobre su relación con él y con los demás, y sobre cómo el destierro marcó la existencia de todos ellos. Desde la abuela a la nieta más pequeña, desde el recuerdo de la aldea que los mayores se vieron obligados a abandonar a las historias y pensamientos de los más jóvenes, esta novela es el relato coral de unas vidas sin vuelta atrás, un caleidoscopio narrativo y teatral al que la superficie del pantano sirve de espejo. No existe una única forma de mirar el agua, pero el sentimiento de desarraigo, de exilio definitivo, ha permeado gota a gota a esta familia, generación tras generación. Tal vez porque ningún lugar duele tanto como aquel al que jamás podrás volver si no es desde el recuerdo o una vez muerto. Pero lo importante es regresar, como Ulises a Ítaca. No importa cómo ni de qué forma.

Julio Llamazares

Julio Llamazares

El autor:
Julio Alonso Llamazares nació en Vegamián (León) el 28 de marzo de 1955. Su obra abarca prácticamente todos los registros literarios, desde la poesía -La lentitud de los bueyes (1979) y Memoria de la nieve (1982)- a la literatura de viaje -El río del olvido (1990, Alfaguara, 2006), Trás-os-Montes (Alfaguara, 1998), Cuaderno del Duero (1999) y Las rosas de piedra (Alfaguara, 2008), primer volumen de un recorrido sin precedentes por España a través de sus catedrales-, pasando por la novela -Luna de lobos (1985), La lluvia amarilla (1988), Escenas de cine mudo (1994, Alfaguara, 2006) y El cielo de Madrid (Alfaguara, 2005)-, la crónica -El entierro de Genarín (1981)-, el relato corto -En mitad de ninguna parte (1995, Alfaguara 2014) y Tanta pasión para nada (Alfaguara, 2011)- y el guión cinematográfico. Sus artículos periodísticos, que reflejan en todos sus términos las obsesiones propias de un narrador extraordinario, han sido recogidos en los libros En Babia (1991), Nadie escucha (Alfaguara, 1995), Entre perro y lobo (Alfaguara, 2008) y Las lágrimas de San Lorenzo (Alfaguara, 2013).

El libro:
Distintas formas de mirar el agua ha sido publicado por la Editorial Alfaguara en su Colección Hispánica. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 192 páginas.

Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.

Como complemento pongo el vídeo en el que Julio Llamazares explica el pasado de su pueblo. Por cierto el pasaje que nos interesa para el libro comienza en el minuto 11:55, aunque el vídeo es muy curioso y merece ser visto al completo.

Crónicas Los días en celuloide

Para saber más:

Julio Llamazares en la editorial Alfaguara

Julio Llamazares en wikipedia.

 


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