Revista Psicología

Dormir con la ventana abierta

Por Cristina Lago @CrisMalago

amar confiar

Enamorarse hasta perder los papeles, la vergüenza y hasta el carnet de identidad. Salir a la calle con ganas de cantar a voz en grito. Sonreír sin saber porqué. Soñar despierto y despertarse soñando. Enamorarse es precioso. Salvo…cuando la otra persona no lo está.

Las relaciones sentimentales dejan huellas, agotan temporalmente nuestro capital emocional y exponen nuestra intimidad al escrutinio de una mirada amable, pero ajena. Por ello, es normal que a medida que avanzan las decepciones, o las rupturas, nos volvamos más cautos. Nada de entregarse con locura; abrir el corazón, pero sólo a cómodos plazos y desperdigar nuestras energías en otras partes. Racanear el entusiasmo y dosificar la alegría. Jugar al puedo vivir sin ti, aunque el alma proclame a gritos lo contrario.

El vaivén sentimental tiene su precio: relaciones variables, inseguras y llenas de miedos donde acabas por transmitir al otro tu propia inestabilidad, tu falta de confianza en ti y en tus recursos para capear temporales y sobre todo, esa dependencia que tratas de disfrazar con un desapego fingido que en realidad no es más que la coraza que demuestra lo débil que te sientes ante tus propias emociones.

La madurez no consiste en pertrechar de miedos y recluirse en una zona de confort indefinida en la que sigues buscando que alguien te quiera, pero sin mancharte las manos. Nos pasamos la vida desanestesiándonos del dogma social para encontrarnos, con los años, que lo que queríamos es lo que hemos tratado de evitar toda la vida. Lo que hemos anhelado, rechazado, condenado, necesitado y finalmente, perseguido: amar intensamente y sin miedos.

Entonces ¿hay que lanzarse a toda mecha y sin control a disfrutar plenamente de ese amor? ¿Le hago un corte de mangas a mi cabeza y me dejo llevar? ¿Y si me vuelven a hacer pupita?

Sólo si el otro no se enamora hasta perder los papeles, la vergüenza y hasta el carnet de identidad. Si no sale a la calle con ganas de cantar a voz en grito. Si no sonríe sin saber porqué; si no sueña despierto ni se despierta soñando; en definitiva, si no te corresponde, si todo son dudas, retiradas, confusiones, mareos y excusas, retírate con dignidad y reserva tus ganas de amar para alguien que quiera volar contigo.

El amor es como un sueño: pero incluso en el más profundo de lo sueños, no te olvides de dormir con la ventana abierta.


Volver a la Portada de Logo Paperblog