Revista Deportes

Dos figuras secundarias que son primeras figuras

Por Antoniodiaz

Dos figuras secundarias que son primeras figuras

Magritas


Artículo publicado en ABC por Corrochano, el 13 de Junio de 1920, con motivo de la excelente labor realizada por los subalternos Maera y Magritas en la corrida de la Prensa celebrada un par de días antes.
Maera es un excelente torero, tan excelente a nuestro juicio, que le tenemos clasificado como el número uno de la clase de peones. En la actualida no hay torero de los que van en cuadrilla que bregue con el acierto, con el tino y con la precisión que Maera. Maera es el capotazo oportuno, necesario, justo, con finalidad. Cuando torea mira al toro y hace aquello que el momento requiere. Decimos que mira al toro porque hay una casta de peones que miran al público y toran lo que se llama para ellos. Son éstos los que una tarde, cuando nadie los espera, salen, bullen, hacen como que salvan una situación, y aunque no salvan nada, se retiran satisfechos, diciendo tres veces sí con la cabeza, en busca del aplauso que no llega, y si llega lo oye él solo, porque es la palmada cortés del espectador más próximo.Se puede afirmar que hoy, ya gastados Morenito y Cantimplas -los dos peones que con más finura torearon- y un poco cansado Blanquet -menos fino-, es Maera el primer peón de brega y quizá el único que conserva la escuela de Sánchez Mejías: decisión y arrojo para llegar a los toros dificiles. Cuando sale el toro fácil, cualquiera es peón: basta con que sepa que un capotazo a destiempo puede cambiar la condición del toro, y con que tenga la noción elemental de que no se debe dar un capotazo más de los necesarios para conseguir el objeto que le llevó al toro.Pero sale el toro difícil, el peligroso, ese toro al que la generalidad le torea de pasada, tirándole el capote, con lo que, lejos de corregir, aumentan las dificultades, pues el toro se entera que tras el capote hay un hombre que huye: entonces Maera -lo vimos numerosas veces- llega a un terreno que el primer sorprendido es el toro, pues no sospecha que aquella gente que huía pueda llegar hasta allí. Y Maera le da con el capote en la cara, y sin moverse espera la acometida terrible, y aguanta las cornadas, y deja que el toro descargue su furia en el capote. Con esto, no solamente corrige defectos del toro, sino que advierte al matador de lo que haya que hacer. El mejor elogio de Maera, y citamos con ello un testimonio autorizadísimo, se lo oímos a Joselito, que siempre se preocupó de las cuadrillas. Como banderillero es muy fácil, pronto, y toma los toros más cerca que ningún banderillero.Magritas tiene una personalidad tan definida, un estilo tan suyo, que esl que da más emoción al banderillear y, como a todos los especialistas, el público le espera en el momento oportuno. Cuanto más fuerte se arranca el toro, cuando hay más peligro, cuando se ve al toro salir al encuentro del torero y la cogida parece inevitable, entonces es cuando Magritas se para, baja los brazos, junta las manos en la faja, como si al verse indefenso se entregara, y cuando ya parece que no es posible que salga del embroque, saca los brazos verticalmente, porque el testuz del toro no permite otro movimiento, los clava y clava al mismo tiempo, simultáneamente, y con una precisión admirable, el toro tira la cornada, y el torero gira y se deja el toro en el costado izquierdo...Tienen otro mérito Magritas y Maera. Y es que esa laguna del primero al último tercio, la llenan de manera que no se enfría el entuasiasmo de la plaza, con lo que favorecen el éxito que su jefe lograra en el tercio anterior.

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