Revista Atletismo

Durante el embarazo también se practica CrossFit

Por Infowod
La adaptación de ejercicios y movimientos permite a las mujeres embarazadas llevar a cabo esta disciplina durante el periodo de gestación

"Solo yoga, pilates o caminar. Nada de pesas", se ha establecido durante años como la recomendación por excelencia cuando se está embarazada. La contundencia es aún mayor si se trata de la práctica de CrossFit, una disciplina vista como 'de riesgo' por la alta intensidad que se alcanza. Sin embargo, con el paso del tiempo las evidencias científicas han demostrado lo contrario y, gracias al trabajo de profesionales como Verónica Vallejo (1991, Valladolid) - Licenciada en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte - se ha logrado desmentir este mito de raíces tan arraigadas.

Como pata de 'Lobxs', espacio que potencia y visibiliza la acción femenina, ' Lobas Maternity ' nació por la necesidad de "acompañar a todas esas madres que se sienten abandonadas". Verónica, impulsora de este proyecto, se centra en adaptar y personalizar los entrenamientos para que todas las atletas puedan disfrutar del CrossFit durante su embarazo. Así, después de entrenar y con el ruido de barras cayendo como música de fondo, ha explicado por qué y cómo hacerlo. Porque no hay que moverse menos, sino acorde al momento.

¿Por qué adaptar los entrenamientos?

Como quien se abre paso entre gigantes, demostrar que la realización de actividades físicas en este estado es beneficioso no ha sido tarea fácil. A esta concepción contraria a su práctica, que se ha logrado erradicar progresivamente, le ha seguido el auge del extremo opuesto: continuar como si no pasara nada. Un hecho "igual de peligroso que dejar a una embarazada sentada", tal y como afirmaba Verónica, que puede suponer tanto un riesgo para el bebé como para la madre, quien puede empeorar su diástasis y acelerar problemas en su suelo pélvico, entre otros.

"Ahora tu misión es cuidar de tu bebé. Ya habrá tiempo de competir y de mejorar tus marcas".

Y es que el embarazo es, al fin y al cabo, un proceso de cambios visibles - como el "aumento de la barriguita que cambia el centro de gravedad" - y otros no tan perceptibles por el ojo humano - como los hormonales y los psicológicos. Por ello, es esencial adaptar los entrenamientos atendiendo al hecho de no sobrepasar la intensidad, protegiendo así al bebé, y cuidar la salud femenina, especialmente centrada en el suelo pélvico y el abdomen.

¿Qué ejercicios no se deben practicar?

"Se puede hacer prácticamente todo. Pero todo hay que adaptarlo de alguna manera". La modificación de los movimientos se realiza en función del estado de la madre. Si bien es cierto que cada embarazo es diferente, por lo que se precisa el control de ginecólogos, fisioterapeutas y entrenadores propios, existen algunos ejercicios que se tienen que evitar desde el inicio.

No deben realizarse ejercicios en posiciones invertidas, como pinos o handstand push-ups, ya que se desconoce qué está sucediendo en el proceso de implantación y en el retorno venoso. Del mismo modo, la carrera - incluida en gran cantidad de WOD - requiere una valoración más individualizada. Fijarse en los objetivos de la madre, así como en el estado de su suelo pélvico es básico para conocer si se puede ejecutar o si, en su lugar, puede realizarse algún otro ejercicio metabólico.

Los movimientos que generan un alto impacto, entre los que se encuentran los famosos saltos al cajón, deben sustituirse por otros más livianos. Lo mismo sucede con aquellos que suponen un gran esfuerzo para la pared abdominal - sobre todo los sit ups, pero también las planchas convencionales que pueden modificarse apoyando las rodillas durante su ejecución - evitando forzarla y acarrear futuros problemas.

¿Cuánto tiempo debe pasar hasta volver a entrenar 'normal'?

Al embarazo, que por lo general tiene una duración de nueve meses, le sigue el periodo de mayor riesgo durante el proceso: el postparto. Cuando la madre está embarazada no tiene dudas ante la necesidad de adaptar los entrenamientos para garantizar la salud y la seguridad de su bebé. Sin embargo, tras dar a luz, sintiéndose bien y mentalmente predispuesta, no es consciente de que su cuerpo aún no está preparado para ello.

"Si el cuerpo ha necesitado nueve meses para crear una vida, qué menos que otros nueve para volver a su estado anterior", no dudaba en afirmar Verónica. El proceso, que comienza con un tiempo de reposo junto a la valoración del suelo pélvico y el tratamiento de posibles cicatrices con ayuda de un fisioterapeuta, continúa con la vuelta paulatina al CrossFit mediante ejercicios adaptados. En ningún caso se puede retomar la actividad como si no se hubiesen sufrido cambios. Similar al embarazo, todo conlleva una evolución.

La importancia de este periodo radica más allá del mero entrenamiento. Supone un momento para centrarse en el desarrollo personal y deportivo, al enfocarse en aspectos que de otra manera no se haría, a la vez que se gana paciencia y conciencia sobre el cuerpo.

"Al cabo de un año vas a estar en igual forma, o incluso más, gracias a haber hecho un trabajo sin saltarte fases. Sin prisas".

CrossFit y embarazo ya no son enemigos por más tiempo. Con la ayuda y supervisión de profesionales, siempre que no existan contraindicaciones relativas ni absolutas, la adaptación de los ejercicios permite a la futura madre disfrutar de la práctica de esta disciplina durante todo el proceso.


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