El ascensor (llegué al 4°)

Entro en el blog y -plop- la luz se apaga, entonces tengo la impresión de que comienzo a subir, como si estuviese dentro de un elevador que trepa infinita e irremediablemente, pero enseguida me doy cuenta de que no es una ascensión la que experimento, sino una caída: también interminable... y catastrófica. Por un instante, la luz del cubículo parpadea y alcanzo a vislumbrar el rostro del espejo de mi ego, un rostro milenario y cansado. Es bastante extraño, pero muy vívido.

En el principio era el verbo, dice el libro de un tal Juan y yo estoy de acuerdo. Este mundo existe gracias a una Pulsión Narrativa Primordial. Sin ese empuje constante que nos fuerza a contar -a contarnos- una historia y luego a creer en ella, la realidad se haría presente para mostrarnos la máscara horrorosa de lo que en verdad somos.

Por cierto, ¿hay alguien que tenga alguna duda de lo que somos?

Es un hecho incontrastable -lo leo cada día-, somos unos genios, nuestros escritos son magistrales e imaginativos, mereceríamos todos un único y Gran Premio al Talento en Masa, es sorprendente. Lo cual me hace sentir la urgencia de convertir este espacio en El Antiblog, no, ni siquiera eso, pues sería demasiado pretencioso: querría que fuera la madriguera de un escritor -posiblemente adocenado- que se ha extraviado en la nebulosa de las palabras baladíes del mundo virtual. Tengo la esperanza de estar consiguiéndolo, aun al precio de haber perdido la gran oportunidad de morir joven y ganar cierta reputación por haber dejado una brillante carrera inconclusa.

Malos, mediocres o buenos -¿importa?-, si a todos nos une la misma creencia: la de que la realidad no nos satisface, de que es fea, injusta,  inadecuada e imperfecta, de que ni siquiera nos representa y que tenemos que construir otra que nos convenza: La realidad del Arte.Este blog está cumpliendo 4 AÑOS.Hoy más que nunca lo propongo: No me pidan que diga la Verdad, algo en mí intenta escribir cosas bellas… Intenta, lo que no significa que lo consiga. Gracias por el apoyo y el afecto; por las críticas, los halagos y los insultos; por las visitas y los comentarios; gracias por la ficción. Muchas gracias a todos.

Fuerzo la puerta del blog-elevador y se detiene, queda en un entrepiso -era de esperar-, pero no vacilo, salto al nivel superior, entonces vuelvo a ser el de siempre y -por suerte- no necesito decir nada más.