Él dice: Homeland

8,5/10
Como ya muchos sabrán, gracias al impulso mediático que el éxito en la reciente gala de los premios Emmy le ha propiciado, Homeland es un thriller conspiparanoide que gira en torno a dos protagonistas principales: el sargento Nicholas Brody, un veterano de guerra que ha sido sorprendentemente rescatado de un cautiverio en Afganistán tras ocho años dado por muerto, y la agente de la CIA Carrie Mathison, que meses antes de la milagrosa liberación de Brody recibe un chivatazo acerca de una operación de infiltración de un agente americano que trabaja en realidad para el peligroso terrorista Abu Nazir.
Este interesantísimo punto de partida sirve de base para una historia que se crece muy robustamente poco a poco y sin (demasiadas) estridencias, con grandes dosis de verosimilitud (que no realismo, ojo) y un importante trabajo de los personajes como bases sólidas para enganchar al espectador. 
Ha sido éste precisamente mi caso, pues aunque la premisa me parecía muy interesante, el primer par de capítulos no terminaron de atraparme. Ahora, estando ya en el segundo episodio de la nueva temporada y completamente enganchado, aunque sigo percibiendo algunas de las mismas carencias que ya observaba al principio, no me cabe duda de que Homeland es un claro ejemplo de producción en la que el conjunto es muy superior a la suma de las partes.
Con respecto a esas carencias, no termino por ejemplo de creerme el trasfondo de Brody. No entro a valorar (ni destripar) el presunto cambio de bando del protagonista, pero entiendo que volver a casa tras varios años en cautiverio en un entorno completamente hostil debe ser una experiencia mucho más traumática que la que se deja ver en la serie. No culpo al actor ni al guión en particular, pero es un elemento que aún me cuesta digerir y al que creo que podrían, o deberían, haberle sacado más provecho. 
No es la única falta que le veo a la serie: algunas situaciones distorsionan la verosimilitud de la que se sirve, en busca de efectismo y, en ocasiones, buscando irónicamente madurez y objetividad a la hora de reflejar la realidad internacional, peca de cierta condescendencia y maniqueismo cuando se trata de reflejar los grises de las proclamas terroristas y los intereses norteamericanos.
En cualquier caso, estas pequeñas aristas no pueden en ningún caso desmerecer a una de mis series imprescindibles del momento, cuyo arranque de la segunda temporada no ha podido resultar más prometedor y emocionante (fruto del entusiasmo por estos capítulos surge esta entrega de Él dice, ella dice). Os la recomiendo a todos, con especial cariño a los seguidores de las primeras y añoradas temporadas de la extinta 24.

Lee lo que Paula Pérez dice de esta serie.