Más de una vez me he planteado la idea de hacer un documental sobre la experiencia de mi familia y la mía como exiliados y el posterior retorno. O del extrañamiento por mi amado México, una vez que volvimos a Chile. Pero la manera de hacerlo más interesante, atrayente es el problema. Porque si bien es una historia emotiva, le ocurrió a mucha gente y le sigue pasando a otros más desde distintas latitudes y naciones, entonces encontraba que podía ser un poco autoreferente o aburrida para el espectador, saber de mi experiencia como algo maravilloso.
En eso pensaba (a ratos) anoche, mientras veía EL ECO DE LAS CANCIONES, en el marco del 15º FIDOCS (festival internacional de Documentales Santiago). Un documental de Antonia Rossi. Que bajo las mismas circunstancias históricas sus padres partieron a Italia exiliados, donde ella nacería, sus vivencias y el posterior retorno a las tierras de los papás. Pero el plus es justamente cómo contar esa misma historia de una manera distinta que la haga particular entre todas las flores. Y digamos que lo logró. Tiene cosas bonitas o especiales que me gustaron mucho. Uno el afiche de la película que en realidad es más sugerente que lo que finalmente ocurre en la cinta. También me gusto, aunque reconozco que al principio me desconcertó, la voz en off que narra toda la historia, pensé que era Antonia pero luego supe que era otra chica. Pero también a ratos esa misma voz en off se hacía tediosa. Dentro que la historia que narraba no era precisamente lineal de la chica que cuenta el exilio de sus padres, su nacimiento en otra nación y tales. Y es que Antonia Rossi, no es una persona simple en lo absoluto, a propósito de papayas, tuve la oportunidad de coincidir en un taller literario con ella, donde todos menos yo, eran muuuuy elevados intelectualmente y sus palabras eran para ser escuchados por elevados o personas que vivían intelectualmente en las alturas. Y en ese tono elevado, culto, es que narra Rossi, con voz en off la historia del ECO DE LAS CANCIONES. Que de pronto, para los que no somos tan "elevados" se torna un poco "aburrido".
Entrando en materia de las cosas que no me gustaron, está el recurso elevado de la narración en off, que a veces tiene sus momentos en que dice cosas muy interesantes, sentidas, de esas palabras o frases que palpitan dentro de uno, o sea te dan sentido. Después está el recurso de las imágenes, ya que estamos ante una película, porque pudo haber usado fotos de familia, videos de la época. En vez, utiliza imágenes de cuentos llevados a la pantalla, de monos animados, videos familiares que no sabemos si son los suyos. Pero lo que me molesto, fue que muchas veces las frases o palabras que trasmitía, eran ejemplificadas con una imagen, como si el espectador fuera "tarado" y así se aseguraba el entendimiento de la idea. Eso en realidad la hace bastante tediosa. Con una duración de 1 hora 21 minutos, que en realidad no es mucho, aquí de pronto se torna "lenta y aburrida".
Pero las opiniones son variadas. En Argentina por ejemplo BAFICI, mató en cuanto a la intelectualidad y "elevación" del discurso en off, porque bueno, los argentinos son mateos y les gusta bastante ese recurso. Esta es su segunda vez en exhibición, veamos qué pasa, ya que la cinta está dentro de la competencia nacional. En todo caso la califique como buena, porque pese a todo lo que no me gusto, igual hay muchas cosas, detalles, imágenes, palabras, sensaciones, que si me gustaron.
Recomendada!!
SINOPSIS:
El punto de vista de su relato en primera persona, abiertamente confesional, sobre las paradojas de su identidad, tras haber nacido en Italia durante el exilio de sus padres.
CALIFICACION:
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FICHA TECNICA:
Título original: El eco de las canciones, 2010, Chile.
Titulo en inglés: The Echo of Songs
Dirección: Antonia Rossi.
Duración 71 minutos.
Guión: Antonia Rossi, Roberto Contador
Fotografía: Antonia Rossi, Pedro Micelli
Montaje: Antonia Rossi, Roberto Contador, Santiago González
Producción: Leonora González.mi septima pasion