El Real Madrid vio recrudecer las mismas dificultades que en anteriores encuentros lo llevaron a exhibir un nivel de juego deficiente y jugando en condición de local ante el Borussia Dortmund sufrió contratiempos pronunciados, sin embargo terminó rescatando un empate (2-2) que contrariamente a lo que el mismo suponía en la previa le termina por resultar positivo de cara a las últimas dos jornadas.
En que esto sea así tiene mucho que ver la igualdad con la que Manchester City y Ajax saldaron su encuentro, la cual provoca que las posiciones se mantengan como estaban y al equipo que conduce José Mourinho le permite mantenerse sin sufrir mayor acoso de parte del cuadro holandés y mucho menos del once inglés, al que visitará dentro de dos semanas.
Por lo que sucedió hace dos semanas en el Signal Iduna Park y hoy en el Santiago Bernabeu este es un escenario que debería ser celebrado por el Madrid, que siendo incapaz de elevar su nivel futbolístico y por lo tanto ser el que imponga las condiciones no logró superar los obstáculos que le planteó el conjunto alemán y estuvo a sólo dos minutos de sufrir una derrota, la cual hubiera propiciado un sufrimiento aún mayor en su camino hacia los octavos de final.
Afrontando el duelo con Luka Modric como escudero de Xabi Alonso y Gonzalo Higuaín moviéndose como centrodelantero en detrimento de Karim Benzema, imposibilitado de participar por dolencias musculares, el Madrid logró hacer suya la iniciativa pero en muy pocos momentos se benefició de ella para crear situaciones claras de gol, en lo que resultó ser un déficit que con el correr de los minutos lo volvió un equipo dominante pero previsible e inofensivo.
Forzado y carente de frescura, el equipo tuvo el balón pero echó en falta mayor movilidad y lucidez de sus jugadores de tres cuartos en adelante, porción del terreno en la que fueron muy pocas las participaciones positivas tanto de Angel Di María como de Cristiano Ronaldo, no pudo pesar Mesut Özil ni tampoco logró preponderancia Modric, quien jugando en una posición que no es la más propicia para que pueda explotar sus cualidades sólo aportó toques horizontales.
Dichas falencias al momento de traducir posesión en peligro por parte del Madrid mantuvieron tranquilo al cuadro brillantemente comandado por Jürgen Klopp, que aunque disfrutó de mucho menos tenencia de la que acostumbra y por momentos se retrasó mantuvo el juego casi siempre bajo su control luciendo serio, permaneciendo ordenado y haciendo gala de su habitual despliegue para presionar, ocupar los espacios e impedir que se abran grietas en los metros cercanos a Roman Weidenfeller.
Lo mencionado no evitó que también se de el gusto, más que nada a lo largo del primer tiempo, de llevar mucho más peligro que el Madrid, algo que logró bastante a menudo valiéndose de contragolpes veloces, directos y voraces encabezados por Mario Götze y Marco Reus, nuevamente en posición de extremo derecho, quienes se encargaron de darle dos veces la ventaja al equipo convirtiendo dos goles que por la resolución resultaron fantásticos, los cuales se produjeron poco antes de que se cumpla la media hora y a segundos del descanso.
Entre uno y otro gol la respuesta del Madrid vino de la mano de un instante de electricidad en el que Pepe conectó un centro desde la derecha con un cabezazo certero, de esos bien característicos en él, cargados de furia, pero que en los minutos posteriores no provocó que el equipo mejore sus prestaciones y disfrute de mayor lucidez con el balón en su poder.
Este escenario, el de la complejidad extrema para lastimar, sólo se modificó un poco iniciado el segundo tiempo, en el conviviendo con mayores obligaciones producto de la desventaja el Madrid se benefició del ingreso de Michael Essien por Modric y principalmente del de José Callejón por Higuaín y dejando ver mayor agresividad protagonizó un pequeño asedio en el que el propio ex futbolista del Espanyol desperdició dos chances claras para igualar.
Sin embargo se trató de tan sólo de un arrebato, que al no volverse perdurable en el tiempo devolvió a instantes de tranquilidad a un Dortmund que de todas formas afrontó los minutos restantes para que el encuentro concluya demasiado retrasado y no encontró las mismas posibilidades que en los 45 minutos iniciales para lanzar contragolpes que lo lleven a marcar el tercero y definir el juego.
En medio de un nuevo arreón final, como castigo a dicho instinto de conservación llegó el tiro libre magistralmente ejecutado por Özil y el empate final, tras el que no hubo tiempo para que el juego sufriera nuevas modificaciones, el cual no le cae nada mal al Borussia Dortmund, que conserva el liderazgo, pese a que los tres puntos parecían asegurados ni tampoco desagrada al Real Madrid, que al fin y al cabo terminó por evitarse mayor sufrimiento. El tiempo dirá si efectivamente termina siendo así.