Cuando yo era adolescente, por allá por los años setenta del siglo de las grandes guerras, un nuevo restaurante, con un concepto e imagen frescos, y con las ventajas, para un gran segmento del público, de operar las 24 horas algunas de sus sucursales (Vips), llegó para irrumpir con energía y éxito en el ambiente gastronómico del Valle de México. Y proliferó. En un abrir y cerrar de ojos ya había diez, luego veinte, luego más de treinta. Todos, bajo la bandera y el abrigo de aquellas tiendas "españolas" (Aurrerá) que también significaban un cambio en la venta de abarrotes, eran ya departamentales, y habían adquirido el uso de grandes terrenos, con la posibilidad de colocar en ellos negocios paralelos (El Portón, Suburbia, etc.).
En su momento, el conglomerado en cuestión, cambió muchas cosas en la manera de vender artículos, ropa y comida, e incluso modificaron la imagen de muchas zonas del aquel entonces "Distrito Federal", hoy Ciudad de México.
Pero la vida y la Historia es así: Si el Imperio Romano se derrumbó, qué podía esperarse de imperios mucho más modestos y limitados?
Los años pasaron, dejó de ser posible ir a Vips a las cuatro de la mañana a comerse uno de sus sabrosos pies helados de limón, el horario de atención se redujo. Los platillos decayeron, la decoración, novedosa en los ochenta, se volvió vieja; al servicio se lo cargó la chingada.
Vips...se vino abajo. Y el restaurante que había surgido como el seguimiento obligado al gran éxito del Vips, aquél que era su igual, pero en el área de la comida "mexicana", El Portón, se vino abajo igualmente.
Animados por la tan anunciada y publicitada renovación reciente de la imagen en ambos restaurantes, producto de la adquisición de ellos por parte de una empresa gigante, acudimos a El Portón para degustar su "nuevo menú". Lo único que nos resultó evidente es que lo de "nuevo" se refiere a que los conocedores del negocio restaurantero hicieron una revisión del viejo menú y le dieron los toques actuales necesarios para hacerlo atractivo a los millenials -sin perder a las personas de edad-, colocándoles a los platillos nombres y conceptos que surgen de la nueva moda gastronómica, agregados con implicaciones gourmet y de "nueva" cocina mexicana, ajustaron porciones, definieron ingredientes, presentaciones, emplatados " a la moda", y
eligieron el uso de ingredientes de menor calidad para tener mayores márgenes de utilidad, aun dentro de precios que, aunque son caros para lo que dan, se mantienen dentro de la esfera de la clase media baja y media, al alcance de secretarias en quincena, ejecutivos menores de bancos y familias con pretensiones de disfrute de fin de semana.El resultado, para quien gusta de la buena comida mexicana: DESASTROSO!
Con meseras incompetentes que te sirven por el lado equivocado, te empujan si estás aún leyendo el menú pues sin gracia ni habilidad intentan colocarte la miseria de caldito de camarón que te ofrecen como "abrebocas" gratuito poniéndolo casi sobre tus orejas, y un servicio TARDADÍSIMO si se te ocurre pedir "a la carta" y no su miserable menú de $85 pesos, y Tacos de Guisado que cuestan el doble que otros, mejores, callejeros o de fonda de barrio... el "nuevo" Portón es una vieja decepción. Ya, para que una franquicia de comida mexicana te salga - a las 2:30 de la tarde, la hora precisa de la salida a comer- con que NO TIENE TAMALES OAXAQUEÑOS de los que
anuncia en su menú, " pues se nos terminaron y apenas se están cociendo ....", con eso está dicho todo.Las porciones del equivalente de su "comida corrida" son miserables, pero hay que concederles, eso sí, que menos miserables que su sabor. Tardaron cincuenta
minutos! para servir un raquítico queso mal fundido, y una hora! para servir un Pambazo " de Lechuga ", pues ése es el nombre que deberían ponerle. Fue difícil encontrarle sus otros ingredientes!A mi hija mayor, que fue tan incauta como para pedir su "comida corrida" con pescado, en vez de los guisados normales, le aumentaron más de $30 pesos por el chistecito, pero le llevaron una mínima porción de pescado empanizado. Y duro. INCREÍBLE.
El personal -distraído, en chunga constante entre ellos-, fallando en las entregas y haciendo aun más tardado el tardadísimo servicio de los cocineros. Y eso que estábamos apenas unas ocho mesas, y el personal (contamos) era de más de quince empleados! Incompetencia y Desorden.
Mi esposa acabó pidiendo Tamal con Mole y Pollo, pues no tenían el de Salsa Verde con Carne de Cerdo. Lo peor no fue eso, sino lo aguado, feo e insípido de su tamal.
Si así piensan los nuevos dueños de El Portón que lo van a rescatar...andan totalmente perdidos, y están desperdiciando su inversión publicitaria y sus fallidas campañas de marketing.
Calificación de Police Gourmet (del 1 al 10): 2 NOTA.- Mi hija y yo tenemos criterios diferentes respecto a muchas cosas, de modo que no asumo responsabilidad alguna respecto a lo que ella escriba. COMENTARIOS DE MI HIJA, LA MENOR (es adolescente):Pasan los años, y siguen pasando, y EL PORTÓN sigue siendo la peor referencia de restaurante para ir a comer. Portón debió ser lo que desde hace años tenían que
haberle puesto por fuera a todos y cada uno de sus restaurantes para que no se pudieran ver y no se pudiera tener acceso a ninguno de ellos por mucha hambre que tuvieran las personas. Y anuncian su nuevo menú para atraer a la gente...Lo que ninguno de los asociados con EL PORTÓN le explica a la gente, es que sí, podrán haber cambiado algunas cosas del menú, pero lo que no cambiaron, fue su tremenda falta de conocimientos gastronómicos para preparar los platillos. Pero ya no se trata de tener conocimientos "gastronómicos", sino sólo UN POCO DE SENTIDO COMÚN, un poco de sentido del tacto, o un poco de sentido de la vista, los cuales no parece
tener ninguno de los chefs que cocinan en EL PORTÓN de Autopista México-Querétaro #2550!Mi hermana pidió una comida corrida, de la cual podrán ustedes ver fotos que muestran perfectamente como EL PORTÓN, a pesar de tener años dando servicio, y por mucho que cambien el menú, sigue siendo el mismo que hace algunos años. Del postre que le dieron a mi hermana como parte de su comida, prefiero no hablar...
Pero lo peor de todo, es que se hayan tardado una eternidad para llevarnos los platos, salieron todos en desorden: Ordenamos un queso fundido como entremés (que aparte de todo estaba carísimo para la cantidad de queso mal derretido que era), que llegó 20 minutos después de que nos llevaron las dos sopas que
ordenamos! Pedimos también un pambazo que lo único que tenía era lechuga... Pero bueno, creyeron que éramos tortugas???? Y aparte tenía un pelo!!!! Así, visible a primera vista!
Y lo que fue doblemente peor, fue que pedí un mole verde y habiéndome confirmado la mesera que realmente era mole verde, cuando me llevaron el platillo, resultó que no era mole verde, sino una especie de "pipián" que, aparte de todo, tampoco era verde, sino
café!! Parecía que un gato había regurgitado en el plato... O la señorita me mintió, o ninguno de los chefs de ese PORTÓN tienen la más mínimaidea de lo que es un real mole verde... Y me dieron para acompañarlo, un poco de frijoles y una minucia de arroz que apenas cubría el fondo del pequeño tazón en el que lo pusieron... Pues aun no acaba la pesadilla: El pollo al horno que cobraron como si
hubiera sido pato francés, estaba CRUDO!!! Pagamos un platillo del que ni siquiera me comí la mitad!!!! Y yo me pregunto, realmente, no vieron la sangre que se le salía al pollo?? O se hicieron mensos y prefirieron mandar el platillo así por flojos y malhechos??? De cualquiera de las dos formas, estuvo mal lo que hicieron... No les miento, el pollo estaba crudo, realmente crudo, rojo, red, raw... you know??? Crudo... no, no, tssst... CRUDO!!!
Pueden irse a freír espárragos... o mejor no, porque corren el riesgo de dejarlos sin freír!
Calificación (del 1 al 10): -3 (menos 3)