Revista Cultura y Ocio

El premio, nueve años después

Publicado el 16 septiembre 2020 por María Bertoni

Un Oso de Plata berlinés, la elección de Paula Galinelli Hertzog como Mejor Actriz del 20º Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz, cuatro estatuillas Ariel en México figuran entre las distinciones que Paula Markovitch obtuvo entre 2011 y 2013 con El premio. Sin embargo, la opera prima de esta realizadora argentina radicada en tierra azteca tuvo que esperar nueve años para estrenarse en nuestro país: lo hizo el jueves pasado en una de las salas virtuales de la Asociación de Directores de Cine PCI.

A principios de la década pasada, el largometraje ambientado y filmado en San Clemente del Tuyú se exhibió en una docena de festivales de cine realizados en el extranjero y sólo en tres organizados en nuestro territorio: el 26º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, donde compitió en la categoría internacional, el 14º Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos, donde participó de la competencia oficial de largos, y el segundo Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín, donde participó de la competencia de ficciones.

En la charla posterior a la primera proyección marplatense, Markovitch se refirió a su infancia en San Clemente y a los recuerdos que inspiraron la historia de una nena de siete años que aprende a ocultar verdades para reducir el riesgo que ella y su madre corren en pleno Proceso de Reorganización Nacional, eufemismo con el que militares golpistas bautizaron la dictadura de 1976-1983. Un mes después de aquel debut local, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le entregó a la Justicia argentina dos carpetas con informes y fotografías sobre los detenidos-desaparecidos arrojados al Atlántico y al Río de la Plata en los llamados «vuelos de la muerte».

El trailer que Markovitch publicó a principios de 2020 se circunscribe a –y prolonga– un segmento de la versión difundida en tiempos festivaleros (aquí la copia subtitulada en francés). El protagonismo acordado a la convivencia con un mar bravío y peligroso evoca el recuerdo de una de las decisiones narrativas de la realizadora: describir el daño que el terrorismo de Estado provoca en los ciudadanos, sin mostrarlo con imágenes típicas ni explícitas, es más, confinándolo al fuera de campo.

Ese mar entre grisáceo y amarronado también dispara el recuerdo de la cercanía temporal entre el pre-estreno marplatense y la presentación de aquella documentación sobre la práctica espeluznante de anestesiar a mujeres y hombres secuestrados con el fin de tirarlos desde un avión en movimiento, vivos pero abúlicos.

El premio, nueve años después
El premio, nueve años después
Éste es el primer largo de Markovitch.

El premio gira en torno al exilio interno de Cecilia y su mamá. La persecución política, la desaparición de personas, la guerra de Malvinas son los tres fantasmas históricos que acechan a las dos mujeres en su nueva morada sanclementina. La niña enfrenta además la incertidumbre sobre el paradero de su padre ausente.

La relación entre la escuela y el orden de facto es una de las aristas de este film con imágenes y discursos potentes, por ejemplo el entierro de libros en la playa o los argumentos de la maestra a favor de la delación. Como la marea que entra en la casa (más bien refugio clandestino) de madre e hija, el Estado totalitario irrumpe y se impone en aulas y hogares.

Markovitch cautiva al público a partir de un guión sólido y de un elenco consecuente. Además de la mencionada Galinelli Hertzog, se destaca su congénere Sharon Herrera.

A mediados de 2019, la directora y guionista estrenó en las ciudades de Córdoba y Buenos Aires su segundo largo de ficción, Cuadros en la oscuridad. Con esta obra volvió a demostrar su aptitud para hacer buen cine a partir de la experiencia personal, para escribir guiones lacónicos y sin embargo precisos y consistentes, para dirigir a niños a cargo de roles co-protagónicos.


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