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El profeta fue ovacionado en su tierra

Publicado el 26 agosto 2010 por Marianofusco

El profeta fue ovacionado en su tierra

Este miércoles Barcelona y Milan disputaron la cuadragésima quinta edición del  torneo amistoso Joan Gamper, que organiza el club cule anualmente desde 1966 (el último representante argentino fue Boca, en 2008, que perdió 2-1). La victoria por penales del equipo dirigido por Pep Guardiola (tras empatar en 1-1 durante los noventa minutos) será anécdotica. Lo que quedará en el recuerdo será el merecido y emotivo homenaje a Ronaldinho en su vuelta al Camp Nou, después de una salida turbulenta a fines de la temporada 07/08 en la que fue acusado (especialmente por los medios) de pasar más tiempo en la noche catalana que en cancha vistiendo la camiseta blaugrana.

Después de romperla en Gremio (club del que surgió) y en el Paris Saint-Germain francés, Ronaldinho arribó al Camp Nou en julio de 2003 a cambio de 30 millones de euros. El brasilero era la piedra angular del nuevo proyecto cule que pretendía cortar la sequía (y la hegemonía del galáctico Real Madrid) de seis años sin títulos locales y tenía como principal objetivo conquistar su segunda Champions League, tras once años sin levantar la Orejona.

Cuando llegó al Barcelona el equipo venía de un frustrante sexto puesto en la temporada 2002/03 que, por ende, no le permitió clasificar a la Champions de la siguiente temporada. En la primera temporada como blaugrana, Ronaldinho contribuyó con 15 goles en 32 partidos al segundo puesto del Barça en la Liga, cinco puntos por detrás del Valencia campeón de Rafael Benítez. En el 2004 recibió el FIFA World Player al mejor jugador del Mundo.

La Liga 04/05 sería su primer título como jugador cule. Si bien bajó su producción goleadora (9 dianas en 35 cotejos), fue fundamental en la reconquista del torneo local tras seis años sin festejos. En la Champions League el Barcelona fue eliminado en octavos de final por el Chelsea inglés. A pesar de la derrota, Ronaldinho tuvo una destacadísima actuación en el partido de vuelta en Stamford Bridge, marcando los dos tantos de su equipo (que perdió 4-2). En el 2005 volvió a recibir el premio otorgado por la FIFA al mejor del Mundo y sumó a su palmarés personal el Balón de Oro otorgado por la revista francesa France Football.

La temporada 2005-2006 fue la mejor de Dinho tanto en el Barcelona como en toda su carrera. Repitió la conquista de la Liga Española y fue fundamental para la reconquista de la Champions League por el club catalan, tras vencer al Arsenal en el Stade de France de París. Marcó 17 goles en 29 partidos en Liga y aportó siete tantos en el máximo torneo continental. Durante esa temporada, más alla de los trofeos conquistados, Ronaldinho le marcó dos goles al Real Madrid, clásico rival del Barça , en el Santiago Bernabéu y fue ovacionado por los propios hinchas blancos, que se rindieron ante la mágica actuación del Gaucho.

En la 06/07 no sumó títulos pero mantuvo su gran nivel, siendo el máximo artillero de un Barcelona que igualó con el Real Madrid el primer puesto en 76 puntos pero que, por los partidos jugados entre ellos durante la temporada (2-0 y 3-3 a favor del Madrid), terminaría siendo del conjunto Merengue.

La decepcionante temporada 2007-2008 marcó el final de un Ronaldinho que, por las continuas lesiones, terminó viendo a sus compañeros desde la comodidad de la platea. Con la desvinculación de Frank Rijkaard y el arribo de Pep Guardiola al banco de suplentes catalán llegó el fin de Ronaldinho en tierras catalanas. En abril de 2008 fue traspasado al Milan, en donde todavía intenta volver al superlativo nivel que supo desperdigar por las canchas vestido de cule. La calidad está intacta,  aunque su físico no lo acompaña. En los últimos partidos como Rossenero, con continuidad, logró volver parcialmente a ser el que brillaba con la camiseta blaugrana del Barcelona.

Este miércoles Ronaldinho regresó por primera vez al Camp Nou después de dos años. Desde el calentamiento previo los hinchas cules ovacionaron a un Dinho que se emocionó hasta las lágrimas. Cada vez que tocaba la pelota los catalanes se rompían en aplausos reconociendo a su ídolo reconociendo que gran parte del presente que vive el equipo dirigido por Pep Guardiola se debe a su grata participación como catalán.

Después del partido el capitán cule Carles Puyol le obsequió al Gaucho el trofeo Joan Gamper, a modo de homenaje de parte de sus compañeros que disfrutaron de su magia durante cinco temporadas. El brasilero se despidió sollozando y se despidió de su tierra y de su pueblo con una leyenda escrita en su camiseta: “Barça, te amo”. El idilio con su profeta, más vivo que nunca.


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