Los recuerdos se pegan mejor si con horror vienen impresos. Otras imágenes de esta película que quedaron grabadas en mi mente. La figura de un caballero se desprende del vitral de una iglesia y blande su espada ante los ojos alucinados de un cura. Un niño que gusta del azúcar se ve atacado por bizcochos, conos de crema y alfajores que avanzando con piernitas y bracitos pugnan por meterse en su boca. Si lo anterior les parece, con razón, fantasías que sólo asustarían a un niño de seis años, que tal una mujer viva envuelta como una momia egipcia y bañada con cera hirviendo. Seguí oyendo el grito que lanzó varias noches antes de dormir.
Hoy al reencontrarme con “El secreto de la pirámide” me entero de todo lo que no tenía motivo para recordar. Se trata de la “ficción” de una ficción. La película altera lo contado por Sir Arthur Conan Doyle acerca de su clásico personaje, el detective Sherlock Holmes, para presentar las aventuras de un Holmes adolescente que conoce a un Watson pre púber en un colegio internado. El joven Holmes es la estrella de la escuela. No sólo tiene un cerebro de primer orden, además es un esgrimista de talento y tiene de girlfriend a la niña más linda del lugar. Paralelamente una serie de misteriosas muertes ensombrecen las calles del Londres victoriano. Personas eminentes pierden la vida en dudosos suicidios y Holmes sospecha de una mano criminal detrás de estos sucesos. Pero el jefe de policía está harto de las suspicacias de este chico sabelotodo y lo ignora. Por su lado, Holmes y Watson descubren una secta egipcia que elimina a sus enemigos a través de un alucinógeno, disparado desde una cerbatana. Es más, se infiltran en la pirámide donde la secta sacrifica jovencitas en honor a Osiris, bañándolas vivas con cera hirviendo. Más momentos de intriga, duelos a espada, mas muertes y episodios de alucinaciones que afectarán incluso a Holmes y Watson, será el costo de resolver el misterio.
“El secreto de la pirámide” estaba diseñado para romper en taquilla y continuar su rendimiento con secuelas y merchandising. No en vano se trataba de otro producto de gran presupuesto de la firma de Steven Spielberg, productor ejecutivo de esta y otras tantas películas que dominaron las carteleras de los 80´s. “El secreto de la pirámide” echaba mano a varios ingredientes que habían funcionado de maravilla no mucho antes. Tenía hazañas de niños sabihondos como en “The Goonies” (1985); las destrezas físicas, los villanos exóticos y los templos de perdición de las cintas de Indiana Jones, y, en especial, ese afán por lucirse en el despliegue visual. Todo esto al servicio de una versión teenager de un clásico de la literatura de misterio. ¡No podía fallar! Pero tanto la crítica como el público se mostraron muy poco entusiastas con esta película y su recaudación apenas superó lo invertido. Quizá su parecido a otras cintas pesaban demasiado como para ser apreciada por si misma, quizá algo fallaba en los personajes (el romance nada convincente de Holmes hacia aquella niña, por ejemplos), lo cierto es que al “El secreto de la pirámide” le fue inútil incluir después de los créditos finales una escena que insinuara que el joven Holmes continuaría sus aventuras en otra entrega, “próximamente en esta sala”.
A mi parece injusto el fracaso del joven Sherlock Holmes. No lo digo porque me haya gustado de niño, cuando me bastaba con que haya sido un éxito conmigo, sino ahora que la vuelvo a ver con mi supuesta noción de la bondad del cine. Creo recordar que a propósito de esta película mi mamá me había informado, seguramente para explicar cómo pueden suceder cosas extraordinarias en ellas, que las películas eran una de las cosas que más caro costaba hacer en el mundo. Ahora veo que este era un buen ejemplo para ese tiempo, pues es un producto hecho con finos materiales. El guión es sólido, con más de un momento de brillo y personajes carismáticos; la dirección de arte es impecable; la banda sonora, un goce; y tiene la dosis justa y genial de efectos especiales, los mejores para su época. Si bien, tratándose de Sherlock Holmes el canon diría que debería tener predilección por el razonamiento puro, su versión adolescente bien puede tener no poca impulsividad y gusto por meterse en líos que lo pongan en peligro de muerte. “El secreto de la pirámide” juguetea además planteando cómo Holmes obtuvo su característica pipa y sombrero, y lo que es más atrevido, el por qué de su misoginia.
“El secreto de la pirámide” es un antepasado directo de las películas más comerciales de hoy. Demostró que en el futuro nada sería imposible en lo visual gracias a las imágenes computarizadas, pues traía la novedad del primer personaje digital en una película de acción real (el caballero que salta del vitral, que les conté). El responsable de la aparición era John Lasseter, quien diez años después realizaría “Toy Story” (1995), el primer largometraje de animación 3D, y lideraría la compañía Pixar para hacer de este tipo de producto la atracción de las carteleras que vendrían. Además, “el secreto de la pirámide” sería el primer ensayo de lo que sí sería una franquicia futura muy exitosa. El guionista Chris Columbus dirigiría después las adaptaciones de los dos primeros libros de Harry Potter y para esto recordaría mucho de la estética y los personajes de “Young Sherlock Holmes” en la recreación del Colegio Hogwarts y sus intrigas.
Mostrar más imágenes de "El secreto de la pirámide"
Cómo conseguirla:
Se consigue en Emule
en buena calidad pero doblada al español.
Para descargar película: Enlace eD2k
¿Cómo funcionan los enlaces eD2k? Asuntos técnicos
camiones usados
Casas de madera Valencia
cestas de navidad
coches
marketing en internet
posicionamiento buscadores
posicionamiento en buscadores
Tarot
tiendas virtuales
videncia
Cada semana una película inesperada. "La Tetona de Fellini" husmea entre cintas curiosas, clásicos recónditos, films perseguidos. El cine nos cuenta historias, aquí contamos las historias del cine.