Hay algo engañoso en el trailer de esta película, cuando te dicen: "del director de Expiación y Orgullo y Prejuicio". Mal. Me gusta Jane Austen y me encanta su cinismo, no siento tanta pasión por Ian McEwan, pero cuando te presentan una película dirigida por la persona que, entre todas las novelas del mundo, decidió adaptar esas dos, es inevitable que durante unos segundos pienses: "uff... seguro que va a ser una película melodramática y sentimentaloide sobre el amor que sólo hará llorar al público femenino." Craso error.
El solista es una historia basada en hechos reales de un columnista que encuentra una nueva inspiración en un sin techo de Los Ángeles que toca maravillosamente el violín. En ella hay cabida para la locura y para la necesidad de ayudar y de ser ayudado, sin olvidar a Beethoven y a los sentimientos que sus composiciones albergan y provocan. Puede que sea muy previsible en algunas partes, pero esa sensación se da por válida gracias a Jamie Foxx y Robert Downey Jr, capaces de despertar un torrente de emociones y que me reafirman en mi pensamiento sobre este último actor: es un placer cada una de las veces que toma fuerzas y vuelve a ponerse delante de una cámara.