Cuando era niña iba a comer los domingos a casa de mi tía Carmina, pues así los veíamos a ella y a mi abuelo Narciso y compartíamos una comida deliciosa de fiesta ( a mi me lo parecía).
Carmina se esmeraba en un menú de dos platos y postre, todo casero y artesano. Ya sabéis que los platos comidos en nuestra niñez tienden a estar sobrevalorados, pero es que los asociamos a momentos de absoluta descomplicación y felicidad.
Éste es uno de los postres que Minchi preparaba a menudo, pues nos encantaban las deliciosas empanadillas rellenas de crema pastelera y de chocolate.
Me he tomado la licencia de añadir un poco más de canela a la crema pastelera, procedente de la receta de mi abuela Carmen. Espero que Carmina me lo perdone, pues no es exactamente la receta original.
Si, esta es una receta tradicional y un poco "viejuna". Es como envolver empanadillas saladas de bonito con tomate, salvo que el relleno ahora es dulce. Todos los nacidos en España en los años 60 y 70 recordaréis las famosas obleas de empanadillas de La Cocinera. Con esas obleas he trabajado, aunque ahora son de la marca Buitoni.
Bueno, aprovecho para agradecer a Minchi todos las comidas dominicales en su casa, en la que tan bien hemos comido. ¡Qué buenos momentos! Te quiero, Carmina.
Para 16 empanadillas:
- 1 paquete de obleas de empanadillas de Buitoni
- aceite suave para freír (oliva 0,4º o girasol)
- azúcar glaçe
- 2 yemas de huevo
- 100 g de azúcar
- 40 g de harina de trigo
- 250 mL de leche
- 1 cucharadita de canela molida
- 1 pizca de vainilla (en esencia o molida)
Se comienza a hacer la crema pastelera para dejarla templar antes de rellenar las empanadillas. Se saca también el paquete de obleas de la nevera para que estén blanditas y se rellenen mejor.
Se pone en un cuenco las yemas de huevo y se mezclan con el azúcar. Se baten bien con varillas manuales hasta que blanqueen (se queden esponjosas y más blanquecinas).
Se añade la canela, la vainilla y la harina y se vuelve a mezclar bien, removiendo hasta que se integre todo. Por último se incorpora la leche, batiendo bien todo.
Se añade esta crema a una cazuela al fuego y se remueve suavemente, sin parar, hasta que espese. En cuanto hierve la mezcla, la crema espesa. Se deja enfriar.
Se preparan las empanadillas con las obleas. Se añade una cucharadita de crema en el uinterior de la oblea. Se dobla por la mitad y se sella con los dedos los bordes. Se aplasta con un tenedor ese borde, haciendo las características rallitas de la empanadilla.
Se pone abundante aceite a calentar en una sartén Cuando esté caliente se fríen las empanadillas, por tandas, primero por un lado y luego por el otro, hasta que estén doraditas.
Se ponen sobre un papel de cocina para que éste absorba la grasa sobrante.
Se espolvorean con azúcar glaçe por los dos lados y se degustan templadas o frías, como se prefiera.