Aquel loco rosarino que había marcado una época en Newell’s decidió volver al país a fines de 1997 tras dejar su huella en el Atlas y el América de México. Era la hora de Marcelo Bielsa y sus locuras en Vélez.
El legado no era nada sencillo, porque debía continuar la senda ganadora firmada por Carlos Bianchi y Osvaldo Piazza. Bielsa retornaba a un país que era testigo de extrañas alianzas políticas para sacar del poder en las elecciones de 1999 a Carlos Saúl Menem.
Presidente que homenajeó a los caídos en la Guerra de las Malvinas en un almuerzo con la Premier inglesa Margaret Thatcher. Bielsa volvía a un país que tenía a los escraches contra los militares de la Dictadura a flor de piel y que se tambaleaba, como el resto del Planeta, culpa de una crisis bursátil a nivel mundial, mientras Los Fabulosos Cadillacs ganaban un Grammy y los Rolling Stones y U2 desplegaban todo su talento en River.
Mientras se derogaban las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y muere en un confuso episodio Alfredo Yabrán, sindicado como el autor intelectual del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, Daniel Passarella preparaba a su Selección para el campeonato mundial en Francia.
Pero en Liniers, Bielsa encontró varios obstáculos para imponer su idea, producto de sus inusuales modos de entrenamiento. Uno de los primeros en hacerle frente fue nada menos que José Luis Chilavert, a esa altura, héroe máximo del club por sus hazañas como arquero goleador.
En el Apertura 97, Vélez terminó en el cuarto puesto. Chilavert y Bassedas ya estaban asentados como los pilares del equipo junto a los históricos Zandoná, Pellegrino, Cardozo y Compagnucci. En cuanto a los jóvenes, Claudio Husaín, Patricio Camps, Sebastián Méndez y Lucas Castromán, entre otros, también fueron claves a pesar de su corta edad.
El 17 de febrero fue el debut en el Clausura 1998 con victoria 2 a 0 sobre Racing con goles de Martín Posse y Patricio Camps. Cuatro días después, el equipo de Bielsa debió viajar a Salta para enfrentar a Gimnasia y Tiro, al que derrotó 2 a 1 con tantos de los mismos jugadores.
En la tercera goleó a Unión 3 a 0 y en la cuarta fecha dio el primer gran golpe al vencer a Boca de visitante por 3 a 2 con tantos de Castromán, Arruabarrena en contra y Chilavert. Hasta ahí, puntaje ideal y punta del campeonato.
En la quinta igualó sin goles con Platense para luego viajar a su Rosario natal para enfrentar a su Newell’s y ganarle 1 a 0 con gol de Camps. Tras el empate sin goles con Argentinos Juniors como visitante, Vélez cayó por primera vez en el campeonato, fue a manos de San Lorenzo por 2 a 1.
Luego, encadenó, otra vez, cuatro triunfos al hilo. Sus víctimas fueron Estudiantes (2 a 1); Independiente (3 a 0); Gimnasia de Jujuy (2 a 0) y Colón de Santa Fe (6 a 1).
En la fecha 13 rescató un empate con River 1 a 1 como visitante y otro en el 2 a 2 con Lanús como local. Por la 15, le ganó en Rosario a Central 2 a 1 y luego goleó a su clásico rival, Ferro, por 4 a 1. La victoria 1 a 0 como visitante contra Deportivo Español dejaba a los de Liniers al borde del título, que llegó el 31 de mayo ante Huracán como local con tanto de Martín Posse.
El torneo se cerró en La Plata frente a Gimnasia, equipo que intentó sin éxito disputarle la corona. Los de Bielsa ganaron 3 a 2 y cerró una envidiable campaña de 46 puntos, producto de 14 victorias, 4 empates y una derrota.
Tiempo después, a pesar de los cruces en el comienzo de su ciclo, Chilavert, entre otros, se deshicieron en elogios para con Bielsa. Luego, para el “Loco”, vendría una breve experiencia en el Espanyol de España y el seleccionado argentina post eliminación en Francia 1998 en cuartos de final a manos de los holandeses.