
El pan integral es el que está elaborado con harina integral, es decir, la harina elaborada con el grano de cereal entero. Podemos encontrar en los puntos de venta panes, tostadas, galletas o cereales integrales sin harina integral. Para saber si un producto es o no integral debemos leer el etiquetado y comprobar que el primer ingrediente es "harina integral" o "harina de grano entero" (ya sabemos que en el etiquetado los componentes aparecen siempre de manera que el primero es el que está en mayor proporción). Cuando se trata de pan fresco sin etiquetar, deberemos fiarnos de nuestro panadero o acudir a un sitio de confianza.

En algunas etiquetas podemos leer "rico en fibra". Esto no quiere decir que sea un alimento "integral", no debemos confundirlos. Un alimento "rico en fibra" tienen más de tres gramos de fibra por cada cien gramos de producto. Si pone "alto contenido en fibra" esta cantidad se duplica. Los alimentos integrales son más saludables que los que contienen fibra añadida. Contienen más vitaminas y minerales y son más saciantes.

El fraude en los productos integrales puede estar en el origen de las harinas de que proceden. En la molturación de algunas harinas se elimina el germen (parte interna del trigo) dejando sólo el salvado (cáscara rica en fibra) y el endospermo (proporciona el almidón). El resultado es una harina blanca con pequeños trozos de salvado que no es para nada harina integral aunque se vende como tal.El consumo de cereales integrales está asociado con una menor mortandad en hombres y mujeres y con un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y cáncer. La composición de la capa más externa del grano de trigo o salvado, le confiere un potente efecto antiinflamatorio y antioxidante.
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