Por José Manuel Beltrán.
En los últimos tiempos, importantes
cadenas de TV han puesto de moda “realitys” en relación con la hostelería, los
fogones o la alta cocina. Quizás sea bueno recordar que en España existen
excelentes Escuelas de Hostelería, donde se germinan nuestros futuros
profesionales. Hoy nos acercamos a la del I.E.S. Sierra Blanca, en Marbella.
Son muchos años, al amparo de la Consejería de Educación y
Ciencia de la Junta de Andalucía, los que lleva funcionando la Escuela de
Hostelería del I.E.S. Sierra Blanca, en Marbella. En unas sencillas
instalaciones, incorporadas dentro del conjunto del Instituto de Enseñanza,
mientras los alumnos realizan actividades deportivas en las pistas aledañas,
quienes efectúen reserva podrán disfrutar de unos menús de alta calidad.
Cada semana, tan solo los miércoles y jueves, se organizan
jornadas gastronómicas dedicadas a la cocina de las diferentes Comunidades Autónomas
que, por supuesto, son preparadas en cocina y servidas en mesa por los
alumnos-estudiantes de la escuela, bajo la supervisión del chef y maitre, ambos
profesores. El aforo es limitado, por lo que la reserva previa, vía teléfono,
se hace imprescindible (952.82.83.84). Y, para situarnos, indicar que el acceso
se efectúa por la Avda. Doctor Maíz Viñals, 24, de Marbella.
Con capacidad para aproximadamente 10/12 mesas, que pueden
variar en su distribución acorde a las reservas efectuadas, el local mantiene
una decoración sobria, en tonos pálidos, y con un mobiliario sencillo a base de
armarios-vidrieras de color blanco. La presentación de las mesas es correcta,
aunque si echamos en falta que no se mostrase ya expuesta toda la cristalería
(sólo se mostraba la copa de agua). Suficiente espacio y amplitud entre mesas y
comensales.
Disfrutamos del “Menú Gastronómico de Cataluña”. Preparado
y cocinado por los alumnos, bajo la dirección del Chef Jesús Sáez, y servido
por un total de 7 alumnos, perfectamente uniformados con el nombre en su
mandil, a cargo del Maitre Rafael Aguilera y, previo al ofrecimiento de
distintos panes: negro, rústico y de pueblo; procedimos a dar cuenta del menú.
Entrantes y aperitivos: Coca de manzana, piñones, piquillo
y morcilla; bonito escalibado y Pá amb tomacat y ajo.
La coca muy bien preparada, suave y dejándose notar todos
los sabores. El bonito, con una buena cocción en las verduras, sabroso. Para mi
gusto, en el Pá amb tomáquet, predominaba con exceso el sabor a ajo.
Alubias con butifarra: Más que abundantes, para lo todavía
quedaba por llegar. Suaves, aunque creo que el ligado debería ser más
consistente, la judía se deshacía bien en boca. Servidas un poco más calientes,
ganarían en peso.
Zarzuela de Pescado y Marisco con su suquet. A base de
merluza, rape, mejillón, almeja y cigalita, todo el pescado estaba en su punto.
Al igual que con las judías, el suqué que acompañaba al pescado debiera de
haber estado más caliente. A pesar de esta apreciación, el conjunto estaba de
notable.
Manitas de cerdo rellenas de jamón y Calcots con salsa
Romescu. Me gustó mucho su sabor, gelatinosas y con muy buen relleno. Reconozco
que no había probado nunca los Calcots, y también reconozco que me gustaron. La
salsa Romescu, de nuevo más fría, no fue de mi agrado. Aún así, de nuevo, mi
valoración es notable.
Postre: Crema Catalana con islas. Estupendamente
realizada, rica, sabrosa y en absoluto empalagosa. Excelente y acompañada por
una copa de cava catalán.
Para beber, elegimos dos vinos: Una Nauta Crianza,
originario de Alicante, y un Valdurón, también crianza, de Ribera del Duero.
Café, acompañado de unas pastas bien presentadas y fin de nuestra degustación.
El precio habitual de este menú, o de cualquier otro que se presenta cada
miércoles o jueves, varía entre los 17/19€ (bebidas aparte). En el caso que nos
ocupa, para un total de 7 personas y donde también se incluye tres cañas
previas, así como un güisqui con cola y un ron con limón, ascendió a 24€ por
cabeza. Realmente, extraordinario.
Sin duda alguna, volveré de nuevo a visitar –y por
lo tanto recomiendo- la Escuela de Hostelería del I.E.S. Sierra Blanca. Sus
profesores, y por supuesto sus alumnos, merecen este reconocimiento por su
excelente profesionalidad. ¡Ojala que, en el día de mañana, consigan el
reconocimiento que se merecen!. Son nuestro futuro. Son los nuevos Master Chef
y profesionales de la restauración. Yo espero disfrutarlo, de la misma forma
que os deseo a vosotros, con Salud, ciudadanos viajeros.