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Estudiantes, Chacarita y el supuesto pacto

Publicado el 04 mayo 2010 por Marianofusco

Estudiantes, Chacarita y el supuesto pacto

Desde un principio, la Subsecretaría de Seguridad en los Espectáculos Futbolísticos recomendó que, por las garantías de seguridad, el partido ante Chacarita tuviera un escenario que no fuera el reducido estadio Diego Maradona, donde el Funebrero venía haciendo de local en lo que va del Clausura 2010. Estudiantes alzó la voz para que el encuentro se trasladara al Amalfitani, pero recibió una respuesta negativa, en parte por las quejas de Independiente y Argentinos Juniors. Segura, presidente del Bicho y hombre poderoso en la AFA, consideró que sacar al equipo de San Martín de la cancha en la cual no pudo evitar que se consumara su descenso directo era una ventaja deportiva. Más bien, por sus cortas dimensiones, amenazaba con ser una desventaja para el elaborado juego Pincha. Nunca se pensó en el bien del local.

El temido episodio de furia se terminó produciendo. El partido debió estar detenido casi 20 minutos, porque los hinchas funebreros le robaron -bizarro y real- la manguera a los bomberos, que ni con la ayuda de los policías pudieron evitar la grotesca humillación de ser empapados por su propia herramienta-¿no podían cortar el agua? ¿Era el Jefe Gorgory el encargado de la seguridad en La Paternal?-.

Estudiantes ya ganaba 2-1 antes de la suspensión temporal que debió realizar el árbitro Abal. Con la reanudación, dio la sensación de que ni los campeones de América ni los descendidos tenían intención de agitar el partido con nuevos goles. Los minutos corrieron y la acción fue mínima, con el Pincha moviendo la pelota por los rincones y un aura de pasividad cómplice entre ambos.

“Si Estudiantes hacía un gol, por ahí el partido no terminaba. Entonces, vi un pacto de no agresión. Pero no seamos hipócritas: no es la primera vez que pasa. Pasó, pasa y seguirá pasando. Son colegas. Y el partido estaba cerrado. Además, la gente estaba más distraída mirando lo que pasaba en las tribunas que adentro del campo de juego”, explicó el propio Abal. Verón negó terminantemente cualquier tipo de arreglo con sus pares para mantener estático el desarrollo del cotejo y darlo por cuasi terminado. Pero del otro lado, Parra no evadió el asunto: “Había un rumor de que estaban armados en la tribuna. Yo les dije a los jugadores de Estudiantes que nos fuéramos al vestuario. Ellos nos decían que necesitaban jugarlo por el tema de la Copa y el torneo y se les hacía difícil. Preferimos mantener el 2-1, porque si nosotros le dábamos de comer a la gente con más agresión y violencia, no tenía sentido. Uno se daba cuenta que lo de afuera era insostenible. Total iba a ganar el mejor”. El delantero, más tarde, intentaría desdecir sus afirmaciones.

Es cierto que la lógica indicaba que las probabilidades de que Chacarita, ya condenado al retorno a la B Nacional, venciera a Estudiantes, dueño del continente, subcampeón del mundo y puntero del torneo, eran bastante escasas. Pero si algo suele fallar en el fútbol es justamente el factor racional. Recordemos que Chaca había arrancado ganando, se había perdido una chance clarísima de aumentar y había sufrido el empate por una mano inexistente que le señalaron a Lisandro López -expulsado- adentro del área. Entonces, ¿fue una decisión acertada el supuesto pacto de no agresión, en pos de la seguridad del espectáculo? ¿Resulta justo para Argentinos Juniors que Chacarita bajara totalmente los brazos y ni siquiera aspirara a robarle dos puntos al León?

Por otra parte, la reacción colérica de la hinchada de San Martín se motivó después del vuelco en el marcador. ¿Amor por los colores, impotencia por el triste final de su equipo? Nada de eso, la furia se habría detonado por un supuesto dinero que la barra brava habría cobrado por parte de algún estamento de Independiente, para “convencer” a los futbolistas de dejar todo por complicar a su rival. Sí, los famosos caramelos, que no dejan de ser ilegales, ya ni siquiera van para los jugadores. Se los quedan los mercenarios del tablón.


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