Revista Talentos

Federico Fellini

Por Aracelimasarte @AraceliMasArte
Federico Fellini, el arte de contar lo que pasa fuera transmitiendo de forma exacta lo que pasa dentro. El color de las líneas internas o subyacentes que crean las historias. Historias que guardan estructuras dramáticas complejas que desarrolla en su forma aristotélica o rompe a Aristóteles para lograr más impacto de comunicación. Escenas y piezas enteras donde la tensión del drama rompe a llorar silenciosamente entre risas estridentes, poesía en movimiento, que desprecia simplezas para desgarrar el alma con protestas, con quejas, resignaciones, luchas de inmenso colorido, aunque algunas lleguen en blanco y negro. De él digo, que habiéndolo conocido en Las Palmas, allí, donde las gentes dan más importancia a lo que pensaron y sintieron que a lo que pasó, no me sentí nunca extraña en el mundo imaginario de Fellini y viajar líneas enteras de encuadres oníricos, estrafalarios, pasionales, provocadores, humorísticos, tristes, patéticos, diferentes, crueles, llenos de felicidad, copados del histrionismo del mundo de la farándula fue un placer que sólo en comparable a estar a solas en casa después de jornadas intensas donde aún no has encontrado el hueco para revisar tu alma.
Examinar su obra es entrar de lleno a unos de los laboratorios más extensos de pruebas que terminan convirtiéndose en el éxito de contar historias que dan valor al ser humano, sólo por ser un ser humano. Destripa infiernos, sacándolos a vista de todos, los convierte en luchas de lo más satisfactorias donde el público que asiste al despliegue de semejantes paisajes adquiere conocimiento de personajes negros que no son tan negros, de personajes blancos que no son tan blancos. Personajes que se quiebran en contradicciones que todos padecemos y que aún no consiguiendo resolverlas estallan en acciones que pueden ser grotescas pero que no se resignan a dejar impresa la belleza que se puede extraer de ellas pasando del blanco y negro a una explosión de colorido mediterráneo en el imaginarium del que observa.
Irreverente en su esencia, no muestra apegos que justifican cárceles fingiendo que son las que buscaste. Saca miserias y las expone para darles soluciones. Sus personajes no justifican su pequeña felicidad, ellos salen y se exponen a cambios internos de una potencia inimaginable, invitando al espectador a viajar pegados por esa aventura.
Es el maestro de quien busque contar historias enteras y no sólo trozos de ella.  Así que se convierte en maestro de todos porque ¿hay alguien que no quiera aprender a contar, de forma perfecta, su historia para evitar malentendidos futuros?
Estudiarlo, poner a prueba sus técnicas, caminos y estructuras es un placer que nada tiene que ver con el espacio de los "gustos" o "apetencias".
Te dejo con una escena de la Dolce Vita, es una de mis preferidas y lo es por el trabajo que hace Marcelo. Personaje masculino agarrado a creencias viejas que se encuentra con la luz que baila a ser luz, que corre detrás de ella a pesar de todo lo que remueve dentro, que se sienta y espera incapaz de dar un paso. La transformación en la cara de Marcelo, cuando decide entrar a la fuente es todo un poema. Del conflicto interno que maneja para desarrollar esa escena, tendrán que hablar los chicos actores. Yo sólo puedo hablar de que ver ese proceso en un hombre, te llena de esperanzas, a pesar, de que sabes, que lo más probable es que terminen venciendo las creencias del personaje masculino y se perderá la magia del aquí y ahora, cuando Marcelo arrastra despacio, despacio a su partener fuera del agua. "Cosas que pasan. ¿Es la bruja de los gatos o es princesa? o la creencia de que el poder sobre ti mismo lo tienen todos menos tú.
Debo ser bruja también porque adoro a los gatos.

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