Os contamos nuestra última experiencia gastronómica de la escapada a Dublín, porque no podíamos saltarnos el Fish&Chips. Aunque su origen parece atribuirse a Inglaterra, está extendido a todas las islas británicas y lo encontramos con facilidad en Australia y Nueva Zelanda. El fish’n’chips, como se le conoce de manera coloquial no puede ser más simple: pescado frito rebozado y patatas fritas. Y ya. Se acabó la receta. Pero quizá su éxito se basa en esta simplicidad, a saber. Se oye, se rumorea, se comenta que se hizo popular en Londres y el Sur de Inglaterra durante el sigo XIX, de hecho en la novela Oliver Twist se hace alguna referencia de las tiendas de freír pescado. Por otro lado, la patata ya estaba “instaurada” desde que llegó del continente americano, pero no se sabe quién ni como ni dónde, unió los dos fritos para esta fast food.
Lo que es innegable es que en cualquier rincón de las islas lo encuentras, empezando por chiringuitos ambulantes callejeros y llegando a restaurantes de alto copete. Aunque seguramente en este último caso tendrá alguna variación innovadora (quizá sea una esferificación o humo de…) no deja de estar basado en lo mismo.
Nos decantamos por The Kingfisher Restaurant. ¿Por qué? pues porque era el último día, habíamos mirado algunas reseñas en internet y porque estaba en la esquina de la calle donde teníamos el hotel y nos iba fantástico para recoger la maleta después de comer, coger el autobús y tirar para el aeropuerto. Se juntaban tres razones basadas en la comodidad, para que nos vamos a engañar. Aunque hay que decir que las opiniones sobre el restaurante que habíamos leído eran bastante correctas y cada vez que habíamos pasado por delante estaba lleno, y de gente local, que siempre es buena señal. También hay que decir que aunque el fish’n’chips apetecía, estábamos ya un poco saturados y aquí teníamos la opción de escoger la forma en que lo cocinan, el tipo de pescado y la guarnición.
El local es típico, con una parte de restaurante, y otra pequeña barra que da directamente a la calle para el Take Away, muy habitual, no olvidemos que no deja de ser fast food. Sirven a cualquier hora del día, tiene cocina ininterrumpida. También hay que decir que está bastante céntrico, casi esquina con O’Connell.
Tienen una carta variada y un plato del día, o mejor dicho, pescado del día. Como íbamos directos al grano, no vacilamos al pedir, sólo escoger un entrante a compartir podía generar alguna duda, pero tampoco fue el caso, escogimos un Garlic Bread (pan de ajo) que era un pan tostado con mantequilla y una salsa muy parecida al alioli.
Nos iría fantástico para acompañar el pescado y para abrir el apetito. Estaba bastante bueno y la salsa alioli, una vez más sorprende por lo conseguida que está. Aunque no era igual que la que comimos en Elywine bar con los calamares, ni estaba anunciada como tal nos sigue pareciendo curioso que en Dublín encontremos esta salsa y bien hecha!.
Y nos vamos directos al Fish&chips. Antes os comentábamos que en The Kingfisher puedes escoger el tipo de pescado, pero ya que era una cuestión Typical Typical, elegimos el bacalao.
Pedazo filete de bacalao, pedazo de rebozado y pedazo de ración de patatas fritas!. El plato era grande, con toda la ración de grasa que debe llevar el frito, pero no más. Nada aceitoso, el rebozado era crujiente y muy bien conseguido y las patatas, aunque congeladas, no eran de mala calidad. Un plato único que te deja lleno, aún siendo de pescado.
Además del pescado, también escoges la forma en que quieras que se cocine. En este caso y para purgar un poco, apetecía algo menos grasiento y calórico para compensar, así que la otra ración de bacalao la escogimos a la plancha y con ensalada. También fue un acierto, no tan saciante como el frito obviamente, pero el filete servido era bueno de tamaño y buscábamos esa ligereza.
Y como siempre, siempre hay hueco para el postre. Para ya despedirnos de la ciudad un cheesecake una vez más fue el señalado.
En esta ocasión, mejor que el de Arthur’s, posiblemente porque no era de fresa, aunque sí estaba adornado con una. Pero tampoco era el New York cheesecake. Si reflexionamos, tampoco es justo decir si son mejores o peores. Es posible que lo que esté mal sea nuestra referencia, el NY Cheesecake, porque ¿quién dice que deba ser ese el mejor?. Tened en cuenta que ese es nuestro punto de partida, que no es más que eso, un elemento de la tabla de comparación ;-) . Para el otro postre nos dejamos aconsejar, que siempre es una de las mejores cosas que se pueden hacer, y la camarera al ver que no teníamos claro que otro postre pedir, nos dijo, con un guiño, que probáramos el brownie.
Una porción más que generosa de un brownie suave y esponjoso con una buena bola de helado de vainilla. El pastel estaba tibio, no caliente, pero si ese toque de calor que cambia la textura del chocolate sin llegar a deshacerlo. Hicimos bien en seguir el consejo del personal del restaurante, dicho sea de paso, amabilísimo.
El precio, pues rondando los 47 Euros todo: los platos de pescado, rondando los 14 Euros cada uno y los postres los 5, más las bebidas. Y con esto, y con muchos recuerdos más, volvimos a casa.
Justo hoy empieza Semana Santa, quizá alguno de vosotros tenga vacaciones y haga una escapada a esta ciudad aprovechando estos días. Si es así, tenéis tres sugerencias diferentes para comer Ely wine Bar: más sofisticada y menos típica, muy aconsejable, Arthur’s: ¿Cómo no visitar un pub típico Irlandes?, y la comida imprescindible si visitas las islas británicas: este Fish and Chips! Si acabáis en alguno de ellos, no dejéis de contadnoslo!.