Revista Cocina
¡Hola amigos!
Seguramente me dabais por perdida, pero ya estáis viendo que me asomo tímidamente a estas páginas con la intención de pasar un ratillo con vosotros. Es un gusto comunicarme con todos los que me siguen y me aprecian.
Dije que era posible que abandonara, pero al final me puede más este mundo con lo que lleva aparejado, como es el reencuentro con personas muy especiales que aportan a mi vida energías positivas (no digo nombres, me consta que al leer esto cada uno de vosotros verá su nombre escrito en estas líneas).
Y por supuesto, lo que hoy es importante es una receta de galletas que hace tiempo me pidieron que pasara al blog algunas amigas. He tardado en hacerlo, pero al fin aquí están. Si os gustan los sabores y texturas diferentes, si os apetece lo natural, si preferís prescindir de grasas poco saludables... éstas son las vuestras. Pero si queréis rizar rizos y disfrutar a tope, nada mejor que tocar a la puerta de un buen chocolate negro y dejar que haga su "fantástica trastada" cubriéndolas, de eso yo no respondo jajaja.
¡Son tan fáciles que querréis hacerlas ya! Os dejo con los ingredientes.
Ingredientes:
- Calabaza dulce limpia y cruda, 200 g.- Avena en copos 60 g.- Avellanas crudas y sin piel 60 g.- Huevo L, 1.- Miel de flores, 1 cda.- Bicarbonato sódico, 1 cdta.- Canela molida, 1 cdta.- Chocolate para fundir, especial postres, 200 g.
Elaboración:
Tritura la calabaza.
Coloca en un recipiente. Añade el huevo. Agrega el bicarbonato, la canela y la miel.
Incorpora la avena y las avellanas molidas o semimolidas. Mezcla y deja reposar (debe quedar húmeda).
Forma bolas de aprox. 40 g, redondea los bordes aplastándolas ligeramente. Coloca en la bandeja de horno sobre papel vegetal (no crecen apenas). Hornea a 180 grados 12-15 minutos (según horno). Deja reposar y después orea sobre rejilla.
Si vas a cubrirlas de chocolate, fúndelo, troceado, en el microondas a intervalos cortos. Remueve en esos intervalos hasta que se haya fundido totalmente. Pasa las galletas y báñalas en el chocolate, sácalas ayudándote con dos tenedores y dejando que caiga el sobrante. Deja que sequen al aire sobre papel vegetal. ¡Y listas para comer!