Revista Cocina

Gerardo Méndez y Florentino Monje: Dos grandes del vino en Salamanca.

Por Elbaranda @elbaranda
Después de conocer la existencia de su vino a través de Víctor de la Serna en una de las catas realizadas en www.elmundovino.com y más tras probarlo durante varios años, tenía en mente el poder realizar una vertical del vino “top” de Gerardo Méndez y como una “hormiga” guardaba varias botellas de las distintas añadas que iba adquiriendo para la carta de vinos del restaurante familiar ya que tenía la intuición de que este vino, Do Ferreiro Cepas Vellas, iba a evolucionar muy bien a lo largo del tiempo. Había hablado varias veces con Gerardo sobre ello, pero había que buscar la ocasión y cuadrar agendas. Este año hablando con Encarna, su hija, volví a comentar mi interés de probar como habría evoucionado este vino de la D.O. Rias Baixas, 100% alvariño, desde la añada 2004 que era la que yo tenía más antigua y rellenar aquellas que faltaban. Dicho y hecho. La cata estaba cerrada. Añadas del 2004, 2006, 2007, 2009 y 2011. Íbamos a poder catar cinco añadas del vino elaborado por el “hijo del herrero” en el valle del Salnés. Vino nacido de cepas centenarias de variedad albariño sobre suelos graníticos, mimadas por tres generaciones al pie de A Armenteira,  mirando a lo lejos al mar de Arousa y recibiendo el aporte salino de la niebla marina. El vino se elabora tras la utilización de pie de cuba para fermentar durante 18 a 20 días. Después se produce un primer descube y se deja con las lías finas en suspensión durante 18 a 20 días para conseguir más volumen en el vino. Luego se deja durante 14 meses en cubas. No hace la maloláctica. Pero Gerardo tenía guardada una sorpresa que me comunicó poco antes de venir. Se acercaría acompañado de otro crack en el mundo del vino y, como él, gran persona: Florentino Monje Amestoy, teniendo la oportunidad de probar tres de sus vinos. La verdad es que no me lo podía creer. ¡Se iban a acercar a Salamanca para acompañar a un grupo de enochalados perdidos en el “salvaje oeste” dos de los mejores bodegueros de este país!, y comprendo vuestra ansia, así que paso a comentaros los vinos con los que disfrutamos en una jornada inolvidable tanto por su carácter vinícola como por la parte humana de dos excelentes personas. 1.- Do Ferreiro CV 2011 Precioso color amarillo alimonado. Limpio, brillante y untuoso en agitación. En nariz notas minerales y apuntes de fruta blanca (manzana Golden) y amarilla de hueso, membrillo, apuntes herbáceos aportados por la piel de la uva y un punto  de toques anisados. Limpio y elegante. En boca mantiene una excelente acidez con toques salinos. Largo, envolvente, untuoso y con una retro marcada por las notas de fruta y mineral. 2.- Do Ferreiro CV 2009 Amarillo pajizo con toques de limón. Lágrima fina y densa. Nariz con aromas salinos, fruta amarilla, melocotón y ciruela madura. En boca mantiene una excelente acidez, volumen. Es largo y redondo, con una retro predominada por las notas salinas y la fruta. Adictivo. 3.- Do Ferreiro CV 2007 De tonalidad amarilla más acentuada –el paso inexorable del tiempo-. Lágrima fina y densa. Notas de fruta amarilla compotada, apuntes tostados, miel, cera y pedernal. Complejo. En boca muestra una boca salina. Es goloso y a la vez fresco, dotado de excelente acidez. Muestra buen volumen y recorrido. Muy disfrutable. 4.- Do Ferreiro CV 2006 Amarillo con más intensidad y menisco dorado. En nariz aportes balsámicos, eucalipto, humo –fue el año de los incendios en Galicia entre los meses de agosto y septiembre-, ceniza seca. En boca se muestra redondo, salino, en el que vuelven a notar las notas ahumadas. Buena acidez, equilibrado, largo. Hace salivar. Excelente. 5.- Do Ferreiro CV 2004 De color amarillo dorado intenso. Limpio. Notas de frutos secos tostados (almendra), panadería, chocolate, fruta amarilla, pólvora. Complejo. Vivo. En boca mantiene una excelente acidez y notas de frutos secos. Es largo, untuoso y con un ligero amargor final que lo hace realmente adictivo. 6.- Luberri Biga 2010. 100% tempranillo. Criado en barricas de roble americano y francés durantes 12 meses. 13,5% Picota de capa media y menisco carmesí. Bonito. Vivo y alegre. En nariz aromas a frutos negros y rojos, tinta china, tostados, balsámicos, notas lácteas, mentolados y ligeras notas de incienso. Limpio. Muy agradable. En boca tiene buena acidez, es goloso, con buena estructura y un tanino sedoso que lo hace muy disfrutable y de “trago largo”. Para empezar y acabar la botella disfrutando. 7.- Luberri Monje Amestoy Reserva 2007 Tempranillo con una pequeña aportación de caíño tinto. 16 meses en barrica de roble francés y americano. 14% Bonito color picota de capa media. Limpio. En nariz notas de futa negra, ahumados, lácteos y carne cruda. Serio. En boca tiene una acidez equilibrada, se muestra sedoso y con buena tanicidad que lo hace fresco. Retro marcada por el aporte frutal, las notas lácteas y un aporte de ligero amargor con recuerdos a chocolate negro. Complejo. 8.- Luberri Cepas Viejas 2008 Tempranillo. 18 meses en barrica de roble francés. 14,5% El top de la bodega. De viñas de entre 60 y 90 años de las parcelas más elevadas y con escaso rendimiento. A penas se elaboran unas 2.000 botellas. Bonito color picota de capa media alta. Limpio y brillante. En nariz notas de chocolate, fruta negra, ahumados y mentolados. En boca muestra una buena acidez. Es goloso y envolvente. Tiene buena estructura, con vida por delante. Largo. Serio. Muy disfrutable. Conclusiones: Al final de la cata me llamó la atención de que gran parte de los miembros del grupo desconocían la existencia de los vinos de Gerardo lo que me llevó a reflexionar sobre lo poco valorados que en este país tenemos a los vinos blancos, o mejor dicho, sobre los vinos blancos en una gama de precio media, aunque también hay que aclarar qué es una gama de precio “medio” ya que uno, al menos yo, establezco la relación calidad precio entre lo que invierto y la satisfacción que recibo. Sorprendente la evolución de los blancos yendo a mejor en el tiempo. Excelentes. Ahora tal vez habría que empezar a romper con la máxima de que el vino blanco ha de beberse en el año, salvo aquellos que tienen pase por madera y nada más lejos de la realidad como a la vista está. Los vinos de Florentino son la extensión de su personalidad y de su concepción de lo que para él es un buen vino: el que se disfruta bebiendo. No puedo estar más de acuerdo con él y siempre me viene a la memoria la frase de D. Isaac Muga que respondía cuando se le pregutaba por el gusto de sus vinos indicanco que para él el vino es para disfrutarlo y ha de ser de “tiro largo”, que no canse, que se disfrute. Para un amante del vino, sencillo aficionado como el que escribe, el tener a dos excelentes profesionales y mejores personas como Gerardo y Florentino no deja de ser un placer que quedará en la memoria al igual que los matices y sensaciones de sus vinos. ¡Salud y buen vino!

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