Comienza el buen tiempo y nos va apeteciendo salir a pasear cada vez más a menudo. Aunque soy bastante casera y en casa siempre tengo mil cosas que hacer, entre trabajo de ordenador, cocinar y las tareas cotidianas (y desagradecidas) del hogar, a los fieras hay que sacarlos a que desfoguen su energía, por su bien y por el nuestro. Los que seáis papás de niños pequeños sabréis de qué hablo.
Pues con las temperaturas de las que empezamos a disfrutar, alegrar el paseo con un helado es algo que nos apetece a niños y a mayores. Y sí, los helados con el palito de madera están muy bien, pero desde que el gluten desaparece de nuestras vidas, reconozcámoslo, lo que más nos apatece son los helados que llevan barquillo, los conos de toda la vida. O eso al menos nos pasa a nosotros.
Estos conos helados de Schar, de chocolate y nata, están riquísimos. ¿Los habéis probado ya? Yo los probé por primera vez hace dos años en la celebración del Día Nacional del Celíaco que ACECOVA organizó en Orihuela (Alicante).
Nosotros los compramos en tiendas especializadas, como Celilandia, y es raro que falten en nuestro congelador desde mayo hasta octubre.
La última vez que los hemos comido fue la semana pasada en el Mercado Medieval de Orihuela, en la Taberna de Paellas Vega Baja, que tuvieron la genial idea de incorporarlos a su carta de postres sin gluten. ¡No me digáis que no es una buena idea para los restaurantes! Sin manipulación, sin trabajo...sin peligro de contaminación. Me he propuesto a partir de ahora proponerlo a los restaurantes que visite para que los puedan ofrecer, porque no sólo de fruta vive el celíaco.