Cuando visité por primera vez Nueva Zelanda en diciembre de 2014, hice la “obligatoria” ruta de la Isla Sur. Aunque con tiempo limitado y por tanto consciente de tener que elegir entre muchos lugares dignos de visitar, me moví bastante de costa a costa. Una de las localidades que visité fue Kaikoura, un pueblo costero donde las altas montañas se unen con el océano Pacífico. Como suele pasar cuando no se tienen muchos días en un lugar, el tiempo no acompañó, y me quedé sin poder ver las grandes montañas en todo su esplendor. ¡Y es que las densas nubes que entraban desde el océano cubrieron por completo la vista de tan imponentes montañas!
Pero a pesar de las nubes, y de que la caminata costera no tuviera tan impresionante recompensa de ver esas montañas volcándose sobre la costa, Kaikoura valió la pena. Y si puedo regresar espero ver esas montañas al fin.