Ha sido una larga semana de muy bien justificado silencio por estos lares, y he vuelto de una extraordinaria estancia en La Habana con el cuerpo cansado, el alma al borde de un hilo y muchas ganas. Y, por suerte, a tiempo de lanzar a rodar una canción por estos lares, como corresponde a cada uno de nuestros sábados de resurrección (ya saben cómo es la resaca: hace que todos hagamos de Lázaro). A nuestro lado, el cristianismo está en nada: sólo tienen un domingo al año, mientras nosotros nos la jugamos con la muerte y la borrachera a lo largo de la semana. Obviamente, no esperen un saludo especial por la semana santa de mi parte, porque para mí, como para tanto peruano que anda suelto por el mundo, lo que existe es la "semana tranca". Y por eso no se saluda sin un vaso en alto, ojo. Estando así las cosas, he elegido como banda sonora este temazo de Charly García, (el "John Lennon del subdesarrollo", dicho en sus propias palabras), que ya se ha hecho un himno para mí, y que tanto derecho le sobra para sonar en la vida de todos los habitantes de este mundo posmoderno en el que los sentimientos son una pistola en la sien y una daga en el antebrazo: Yo no quiero volverme tan loco, pues, que propuesto para título de nuestros días. Y todos nosotros cantando. Qué bonito. ¿Quién responde a este brindis?