La DO Alella es una de las DO más pequeñas del estado. La situamos al norte de Barcelona, realmente muy cerca de la ciudad. Tan cerca, que parte del territorio está dentro de su área metropolitana. A pesar de llevar el nombre de la población en la que vivo, la DO Alella consta de 18 municipios a caballo entre las comarcas del Maresme y el Vallès Oriental.
A pesar de ser una de las más antiguas del país, el impacto urbanístico que la zona vivió a partir de los años 70 casi acaba con una DO que, tradicionalmente, había servido el vino de las mesas de la burguesía barcelonesa. Afortunadamente, las cosas han cambiado y hoy 8 bodegas se reparten 314 hectáreas de preciosas y pequeñas viñas que se encuentran entre pinos casi siempre con la bucólica imagen del mar al fondo.
Hace unas semanas mi pareja y yo acogimos en casa a unos amigos que vinieron a visitarnos por unos días. Como les interesa el mundo del vino tanto o más que a nosotros, les propusimos aprovechar que es época de vendimia para conocer un poco la DO y algunas de sus bodegas; le dedicamos un fin de semana a la idea.
La primera parada de nuestro trayecto la hicimos en el CAT (Centre d’Acollida Turística) de Teià. Allí pudimos disfrutar de un audiovisual que nos permitió aprender de qué forma elaboraban el vino los romanos y como se distribuía desde la zona llamada Laietània hacia todo el imperio para abastecer a sus tropas. A continuación, realizamos una visita guiada al yacimiento arqueológico Cella Vinaria. Se trata de una bodega romana museizada que nos permitió ver in situ lo aprendido en el audiovisual. Es una visita súper interesante y 100% recomendable. Nos encantó!
Como si buscáramos un orden cronológico en nuestra ruta (en realidad, el orden elegido fue una casualidad), la siguiente parada de la ruta nos dejó en la bodega Alella Vinícola. Su origen se remonta a 1906, cuando nació como cooperativa vinícola. Las paredes de esta enorme bodega contienen la historia de la DO Alella (el Consejo Regulador vio la luz 50 años más tarde). Unas paredes que, además, tienen un enorme valor arquitectónico. El edificio fue diseñado por el reputado arquitecto modernista Jeroni Martorell, que creó una serie de naves dispuestas a modo de escalera en las que la gravedad jugaba un papel muy importante en la elaboración del vino. La uva se entraba por el patio situado en la zona más alta y todo estaba pensado para que el trasiego de mosto y vino se hiciera por gravedad sin necesidad de bombas de ningún tipo. Uno no puede perderse los espectaculares arcos modernistas que soportan la estructura de la bodega. Y tampoco el delicioso Marfil Clàssic, una de las estrellas de la casa, elaborada con la variedad Pansa Blanca, el buque insignia de la DO Alella.
La tercera y última visita del día nos la realizamos a la bodega Alta Alella. Se trata de una bodega que trabaja únicamente con uva procedente de agricultura ecológica y que elabora unos vinos de excelente calidad (como tuvimos la oportunidad de comprobar al final de la visita). La bodega se ubica en el interior de una preciosa finca cerrada que se encuentra entre las poblaciones de Alella y Tiana. La espectacular casa, con elementos modernistas, preside una finca en la que bodega y oficinas están rodeadas de viña. Unas viñas que miran siempre al suroeste: esto es, al sol y al mar. Sus responsables nos explicaron todos los procesos de elaboración, desde el momento de la recogida hasta la expedición de los productos. Tuvimos la suerte de poder pasear entre las hileras de cepas, tratando de no entorpecer el trabajo de los trabajadores que estaban cortando uvas. Nos sorprendió ver el cariño con que eligen los racimos, dedicando tanto tiempo como fuera necesario para asegurarse que cada uno de ellos se encuentra en el punto óptimo de maduración. Según nos contaron, los operarios pasan hasta 3 veces por cada cepa con ese objetivo.
Al día siguiente, y aprovechando que se celebraba una actividad incluida en el programa de la Setmana del Vi DO Alella, nos dirigimos hasta Can Boquet, una bellísima masía del siglo XIII rodeada de viñas y que se encuentra a escasos metros del casco urbano de Alella. Esta casa alberga la última de las bodegas que se han incorporado a la DO y que lleva por nombre Bouquet d’Alella. Sus jóvenes responsables, además de elaborar vinos, preparan un amplio programa de actividades de enoturismo. La casa, el entorno y las preciosas prensas de madera del siglo XVIII contribuyen a que el lugar sea perfecto para llevar a cabo todo tipo de actividades como la que nosotros disfrutamos. Se trataba de una sesión de recogida de uva. Nos explicaron sobre el terreno un montón de cosas sobre la uva (cuando recogerla, cómo hacerlo, qué información podemos obtener de la planta y la uva con sólo observarla, etc). Tras cortar la uva, tuvimos la oportunidad de vivir la genial experiencia de pisarla con nuestros propios pies. Siempre habíamos deseado hacerlo!
Después de pasar por el restaurante Cuinalella (donde nos atendieron de maravilla y comimos mejor, naturalmente, con vinos DO Alella), nos dirigimos hacia Martorelles, donde se encuentra la bodega Altrabanda. Es una de las bodegas más pequeñas de la DO, una empresa familiar. Y cuando decimos familiar, no podemos ser más fieles al término: las instalaciones se encuentran en la casa de la familia y los responsables de la misma (desde la recogida de las uvas hasta la gestión comercial) son una entrañable pareja: Joan y Roser. Abrieron sus puertas solo para nosotros, nos hicieron sentir como en casa, nos explicaron todo lo que les preguntamos y más y nos dieron a probar algunos de sus ricos vinos (una gama bastante amplia, por cierto, teniendo en cuenta el tamaño de la bodega).
Después de un fin de semana 100% vinícola, dedicamos tiempo a reflexionar sobre algunos temas que me gustaría compartir con vosotros:
- Quien dijo que la DO Alella era una DO de vinos blancos? Se elaboran unos blancos magníficos, pero los tintos que probamos no tienen nada que envidiar a los mejores tintos de zonas con más tradición. Unos más originales y otros más clásicos: todos ellos, excelentes!
- El hecho de que sea una DO pequeña permite al visitante disfrutar muchísimo más de las visitas a las bodegas. Menos gente y trato directo con los responsables de las mismas hacen que las experiencias sean mucho más personales y, por tanto, emocionantes.
- Tenemos claro que esta DO se va a poner de moda dentro de 4 días. Lo tiene todo: paisajes espectaculares junto al mar, proximidad a Barcelona, vinos de altísima calidad. Y una oferta cultural y gastronómica espectacular en el mismo territorio.
Òscar Quatredosdos