La Fresa
La fresa, “Fragaria”, es una de las bayas más conocidas del mundo.
Hay más de 10 especies de Fragaria que difieren en sabor, tamaño y textura; sin embargo todas ellas tienen la misma característica forma de corazón, la carne roja y la piel sembrada de pequeñas semillas, hojas verdes y tallos que adornan sus coronas.
En realidad las fresas no son frutas propiamente dichas, ya que sus semillas están en el exterior. Las plantas de fresa son corredoras, se reproducen mediante el desarrollo de esquejes que se expanden por el suelo y no por semillas. Tienen un promedio de 200 semillas por fruto y son en realidad un miembro de la familia de las rosáceas (Rosaceae).
Las fresas tienen una larga historia y se han disfrutado desde la época romana. Nativa de muchas partes del mundo, existen cientos de variedades de fresas debido a las técnicas de cruzamiento. En 1714 los franceses importaron la especie nativa de fresa de Chile y Perú ya que era mucho más grande que las que se encuentran en Europa. El resultado final fue un híbrido grande y dulce (la moderna fresa de jardín) que se hizo muy popular en Europa.
Dignas de un rey
Al igual que muchas otras frutas, las fresas tienen su reclamo en la historia como un artículo de lujo. Se ha alegado que los recién casados tenían derecho a las fresas con crema agria como un desayuno de boda, considerándolas como un afrodisíaco.
Propiedades nutricionales
Las fresas son una excelente fuente de vitaminas C y K, y proporcionan una buena dosis de fibra, ácido fólico, manganeso y potasio. También contienen cantidades significativas de fitonutrientes y flavonoides que hace que las fresas tengan ese color rojo brillante. Se han utilizado a lo largo de la historia como medicamento para ayudar con dolencias digestivas, para blanquear los dientes y las irritaciones de la piel.
Su contenido en fibra y fructosa pueden ayudar a regular los niveles de azúcar en la sangre al disminuir la absorción y por su efecto saciante. Las hojas se pueden comer crudas, cocidas o utilizarlas para hacer té.
El vibrante color rojo de las fresas se debe a la gran cantidad de antocianidinas, poderosos antioxidantes que protegen contra la inflamación, podrían reducir el riesgo de cáncer y las enfermedades del corazón.
En concreto, las pro-antocianidinas contribuyen principalmente en la inhibición de la lipasa gastrointestinal y limitan la digestión de las grasas después de las comidas. Con ello se limita su absorción.
Según un estudio de la Norwich Medical School realizado en mujeres jóvenes y de mediana edad un consumo regular de antocianinas presentes en las bayas rojas puede reducir el riesgo de enfermedad cardiaca en un 32%.
Los polifenoles que contienen las fresas reducen la agregación plaquetaria y el daño (la inflamación) causado a la pared vascular por el colesterol, con lo que disminuye el riesgo de trombosis y de hipertensión arterial.
Cómo seleccionarlas y almacenarlas
Elige las fresas de consistencia dura, gruesas, sin manchas y libres de moho. Busca las que tienen en su base el color rojo brillante y las hojas verdes brillantes. Una vez compradas, las fresas no maduran más por lo que se debe evitar las verdosas o amarillentas. Lávalas y manéjalas con cuidado. Se deben servir a temperatura ambiente.
Trata de elegir las fresas cultivadas localmente durante la temporada de cosecha, ya que tendrán el mejor sabor, aunque las fresas importadas están disponibles todo el año. El aroma de las fresas puede ser un indicador de calidad. Son altamente perecederas y así que deben comerse en un par de días como mucho.
Seguridad
Aunque parezca sorprendente, las fresas son un alérgeno común. Si tienes alergia al polen de abedul, eres más propenso a desarrollar una alergia alimentaria secundaria a las fresas. Los síntomas más comunes experimentados comienzan en la boca y la garganta: hormigueo, picazón, ojos llorosos y secreción nasal.
Se sabe que la variedad de fresa blanca parece contener menos alérgeno pero es mejor evitarlas de todas formas si se tiene alergia a la fresa.
Interacciones con medicamentos
Por su alto contenido en potasio, deben evitarse en exceso si se toman los siguientes medicamentos utilizados , por ejemplo para tratar la hipertensión arterial como:
- Beta bloqueantes (como el Atenolol, Labetalol)
- IECAs (como el Lisinopril, Ramipril)
- Bloqueantes de los receptores de Angiotensina II (Losartan, Ibesartan)
- Algunos diuréticos (Espironolactona, amilorida)