En estos días en que el campeonato liguero va apuntando a su desenlace en Primera División y se empieza a hablar de la posible suerte de los equipos españoles en la Champions League exprés que tendrá lugar en agosto en Lisboa; ajenos a estos grandes focos mediáticos y, por desgracia, olvidados por el gran público, dieciséis equipos modestos de nuestro fútbol se preparan a conciencia para disputar el momento más trascendente de la competición en Segunda B: la fase de ascenso a la categoría de plata.
El trance y la ocasión no es menor. El ascenso a Segunda División supone dar varios pasos de gigante en todas las facetas para cualquier club que se precie. Por un lado, se entra en el profesionalismo, pasando a formar parte de la Liga de Fútbol Profesional. Igualmente, acarrea también la posibilidad de aumentar exponencialmente los ingresos en concepto de televisión y publicidad.
Y en tercer lugar, el dejar el pozo de la Segunda B confiere a cualquier club modesto un elemento inmaterial que no resulta baladí: colocarte en la antesala de la máxima categoría del balompié español y tener una mayor presencia y visibilidad en medios nacionales. Entras a formar parte de cierta élite, abandonas el ámbito puramente local o regional y comienzas a aparecer en los resúmenes de los partidos que ofrecen los grandes programas deportivos nacionales, lo cual supone un acicate para la afición local en el sentido de enganchar a mayor número de seguidores. Y ello es de importancia capital para cualquier club a la hora de aspirar a crecer. Sin masa social no hay porvenir dorado que se precie, pues al final la afición es el alma de un equipo.
Este año la fase de ascenso a Segunda cobra, si cabe, una mayor importancia. El año que viene hay cambios drásticos en la categoría, acerca de los cuales ya habíamos tratado en nuestro anterior artículo que sobre la Segunda B publicamos el pasado veinte de mayo.
La temporada 20-21 en esta categoría va a ser de transición hacia la creación de una nueva división intermedia entre las actuales Segunda y Segunda B: la Segunda B Pro. Y ya se ha decidido cuál será el sistema de la venidera campaña: cien equipos divididos en cinco grupos de veinte y cada grupo subdividido a partir del fin de la primera vuelta en dos subgrupos de diez. Seguramente más adelante en otro artículo trataremos los pormenores de este sistema que ha ideado la RFEF para decidir los integrantes de la Segunda B Pro para la temporada 21-22, pues excede en mucho del objeto que hoy nos ocupa.
Pues bien, volviendo a lo relativo al ascenso a Segunda División en esta inusual campaña 2019-20, serán los días 18 y 19 de julio cuando se conocerán los dos primeros clubes que subirán de categoría. Como viene siendo habitual en los últimos años, la fase de ascenso cuenta con una vía rápida prevista para los cuatro campeones de grupo, premiando por tanto la regularidad durante todo el año.
Así, Castellón y Logroñés el 18 de julio; y Cartagena y Atlético Baleares el día 19 se batirán el cobre entre ellos para dirimir quiénes serán los dos primeros clubes que dirán adiós a la categoría de bronce del fútbol español. Ambas eliminatorias, así como el resto de duelos de esta fase de ascenso, se juegan a partido único en campo neutral. Para ello han sido escogidas como sedes las ciudades de Málaga, Marbella y Algeciras.
Concretamente, para los enfrentamientos entre los campeones de grupo, el estadio sede de dichos duelos no desmerece a la ocasión. Será en el malagueño estadio de La Rosaleda aquél en el cual contenderán los campeones de grupo a efectos de determinar los dos primeros ascendidos.
Es sobre estos cuatro equipos que se han proclamado campeones de grupo acerca de los cuales vamos a tratar con un poco más de detalle, para conocer más sobre su trayectoria, su historia y el estado al que llegan a esta trascendental cita malagueña:
Club Deportivo CastellónFundado en 1922, el casi centenario C.D. Castellón es, sin duda alguna, el de más solera y con una historia más brillante de entre los cuatro campeones de grupo que entran en liza los días 18 y 19 de julio.
Sabe el club lo que es militar once temporadas en Primera División, la primera de ellas en la ya lejana campaña 1941-42, en que da inicio la que se considera época dorada del club orellut, en que encadenaron seis ejercicios seguidos en la élite del balompié patrio.
Fue al año siguiente de su debut en Primera cuando se pudo ver la mejor actuación a día de hoy de los albinegros en la élite, merced al cuarto puesto conseguido al término de aquel campeonato liguero, en que estuvieron codo a codo luchando por la conquista del título hasta pocas jornadas antes del desenlace del torneo.
Otro de los grandes éxitos de los castellonenses fue alcanzar la final en la Copa del Generalísimo en el año 1973, en que se quedaron rozando la posibilidad de alzar un título tras caer en dicho duelo con el Athletic Club por 2-0 en el ya desaparecido estadio Vicente Calderón de Madrid. Fueron de la partida en aquella final por parte del equipo de La Plana, entre otros, el seleccionador español campeón del Mundo en Sudáfrica 2010, Vicente del Bosque; así como Clares y Planelles, quienes gracias a su buen hacer en las filas albinegras aquel año fueron convocados por la Selección nacional.
Once inicial del Castellón el 29 de junio de 1973 para la final de Copa: Corral, Figueirido, Cela, Óscar, Ferrer y Babiloni; Felices (masajista), Tonín, Del Bosque, Clares, Planelles y FélixSin embargo no aparecen los orelluts por la máxima categoría de nuestro fútbol desde la campaña 1990-91. Y ya se les echa de menos. La vuelta del Castellón, por lo menos a Segunda División, sería una buenísima noticia para el balompié nacional. Supondría la vuelta de un club con solera y arraigo, un histórico de nuestro fútbol que ha aportado dos jugadores a la selección nacional y que se ufana de ser el club con mayor número de abonados en el presente curso en la Segunda B: unos trece mil sobre un aforo total de aproximadamente quince mil con que cuenta su feudo: el estadio de Castalia.
Y están sabiendo desde la planta noble del club de La Plana premiar la fidelidad de su incondicional infantería: grandes iniciativas desde la directiva tales como sortear una entrada entre sus abonados de las que destina la RFEF a los directivos para presenciar el partido de La Rosaleda hablan muy bien de cómo se están haciendo las cosas por Castalia y cómo cuida el club a los suyos. Por no mencionar el exitazo de la campaña de renovación de abonos que ha emprendido el club aun sin saber con certeza en qué categoría militará el Castellón el curso venidero y que ha gozado de una abrumadora acogida por parte del aficionado albinegro: casi trece mil renovaciones a día de hoy. Sólo queda quitarse el sombrero ante una afición así.
El Castellón, tras una larga travesía por el desierto que ha incluido siete años en Tercera, quiere reverdecer viejos y ya lejanos laureles. Su primera oportunidad: el próximo 18 de julio en el estadio de La Rosaleda.
Unión Deportiva LogroñésFrente al club de La Plana estará en este primer encuentro la U.D. Logroñés, un neófito que pretende recoger el testigo del histórico y extinto C.D. Logroñés, aquel simpático y querido conjunto que tuvo su época dorada en Primera División allá por los años noventa.
En la capital riojana, desde la desaparición del C.D. Logroñés, son dos los clubes que han pugnado por ostentar la hegemonía del fútbol en la ciudad y en erigirse como sucesores legítimos del histórico equipo que allá por los años noventa escribiera exitosas páginas para la afición de La Rioja. Junto a la U.D. Logroñés, nos encontramos con la Sociedad Deportiva Logroñés, fundado en 2009. Esta Sociedad Deportiva Logroñés sólo ha logrado estar dos campañas en Segunda B y la U.D. Logroñés es quien parece estar ocupando ese lugar en la ciudad que dejara huérfano el extinto Club Deportivo.
Este club, la Unión Deportiva, es renombrado en el año 2009, pues anteriormente venía llamándose desde su fundación en 1967 C.D. Varea, perteneciente al barrio homónimo de la capital del Ebro. Aprovechando que el Varea había subido en 2009 a Segunda B, un empresario de la ciudad se hace con el equipo de dicho barrio logroñés y lo renombra como U.D. Logroñés, que desde dicho año siempre ha permanecido en la categoría de bronce, rozando en varias ocasiones subir a Segunda en diferentes fases de ascenso.
Lo que sí parece perentorio en la capital riojana es que una ciudad del tamaño de Logroño no se puede permitir el lujo de dividir sus fuerzas balompédicas en dos equipos y desde hace años muchos sectores de la afición vienen clamando por la unificación.
Aunque parece difícil tarea, ya que la idiosincrasia de cada uno de los clubes desde sus respectivos orígenes vienen a ser diametralmente opuestas: mientras que los detractores de la U.D. sostienen que es un club formado a golpe de talonario al que muchos achacan haber hurtado su identidad al antiguo C.D. Varea, la S.D. se erige entre no pocos como el verdadero sucesor de la identidad del histórico Logroñés, un club gestionado por las bases y de participación social que, por mor de su poco músculo económico, parece que deportivamente se va quedando relegado a segundo plano entre la afición riojana y que ya se vio privado de jugar en el Nuevo Las Gaunas en detrimento de su vecino y rival.
Sea como fuere, la U.D Logroñés, si logra subir, a buen seguro sabrá capitalizar el ascenso y atraer a la masa de aficionados a sus filas. Quizá puede ser un buen comienzo para empezar a escribir la historia de un club todavía sin arraigo en una ciudad ávida de fútbol de élite.
¿Se volverá a escuchar en los carruseles radiofónicos aquello de "Hay goooooool en Las Gaunas"?
Fútbol Club CartagenaEl F.C. Cartagena es el legítimo sucesor del equipo histórico que de siempre vino representando a esta milenaria ciudad mediterránea, el extinto Cartagena F.C., cuya fundación se remonta a 1919. Tras acuciantes problemas económicos y la desaparición del viejo "Efesé", como es conocido el equipo cariñosamente en la ciudad, se produce la refundación del mismo en 1995 con el nombre de Cartagonova F.C., que posteriormente sería renombrado para tomar la actual denominación de F.C. Cartagena.
Los albinegros sí saben lo que es militar en la categoría de plata del fútbol nacional, con hasta quince apariciones, la última de ellas hace ocho años. No así en Primera División, categoría por la que aún no han tenido el honor de transitar.
Tras ser primeros en un siempre difícil grupo IV de Segunda B, el Efesé se plantea esta posibilidad de ascenso a Segunda como una ocasión pintiparada para tomar las riendas de la hegemonía del totum revolutum en que se ha convertido el fútbol de la Región de Murcia en los últimos tiempos: el histórico Real Murcia no acaba de levantar el vuelo y allá donde históricamente nadie le tosía, resulta que en la última década y media equipos de nueva impronta tales como el ya extinto Ciudad de Murcia (donde llegó a militar en Segunda el jerezano Dani Güiza entre los años 2003 y 2005) o el actual UCAM de Murcia le toman en muchos casos la delantera. Por no hablar del Lorca de principios de siglo, que estuvo a punto de subir un año a Primera División, cuando era dirigido desde el banquillo por Unai Emery.
Así pues, anhela el submarino albinegro subir a Segunda División y empezar a consolidarse como el conjunto hegemónico del fútbol murciano. Es ésta una tierra donde están deseosos también de vivir buen fútbol.
Club Deportivo Atlético BalearesEste conjunto de la isla de Mallorca, fundado en 1920 bajo la denominación Mecánico F.C., estuvo desde su génesis ligado a las clases obreras de la ciudad de Palma de Mallorca. Tras varias absorciones de otros equipos menores, adopta en 1942 su actual denominación.
Si bien siempre bajo la sombra del gigante de la isla, el RCD Mallorca, este modesto pero histórico club ha tenido sus momentos de gloria en la categoría de plata de nuestro fútbol, donde ha llegado a militar durante cuatro temporadas, repartidas en las décadas de los cincuenta y sesenta.
Parece el Atlético Baleares estar viviendo en la actualidad una segunda época dorada, habiéndose consolidado en Segunda B desde que subiera desde Tercera allá por el año 2011 y gracias a la entrada de capital alemán ha adquirido estabilidad en la división de bronce, habiéndose quedado en hasta dos ocasiones rozando el ascenso a Segunda tras acabar la liga regular en primera posición de grupo, concretamente en los años 2012 y 2019, amén de un cuarto puesto en el año 2017, que también le valió para disputar playoffs de ascenso.
Estamos hablando, por tanto, de un club ya habitual en posiciones punteras en Segunda B y en un asiduo en fases de ascenso que, desde su humildad, no esconde el anhelo que tiene su afición y su dirigencia por retornar a Segunda División casi sesenta años después de que la abandonara allá por el año 1963.
Presenciaremos el desenlace de estos dos choques los días 18 y 19 de julio. Las espadas están en todo lo alto y a buen seguro los duelos serán de una emoción formidable, habida cuenta de que el triunfo les valdrá a los ganadores la huida del infierno de la Segunda B.