"Siempre quiso una piscina. Bueno, al final consiguió una. Sólo que el precio resultó ser un poco alto." El crepúsculo de los dioses.
Desde su primer papel hasta el reconocimiento más que merecido como un actor de primera línea pasaron doce años y nada menos que 25 películas. Sí, nadie dijo que los inicios fueran fáciles, y hasta El crepúsculo de los dioses (1950, Billy Wilder) intervino en películas de escasa transcendencia con una guerra mundial de por medio que le llamó a filas. Un guionista trepa y seductor que acepta escribir para una diosa del cine olvidada, interpretada por Gloria Swanson de manera magistral, fue la película que nos mostró ese aura y esa facha magnética de galán descarado y alérgico al compromiso. Un inicio para la posteridad con su cadáver tirado en una piscina y su propia voz en off narrando la película marcarían su nombre con letras de oro.
"Chicos, si me cruzo con algunos de vosotros en una esquina, finjamos no habernos conocido". Traidor en el infierno
El que no está conmigo está contra mí. Así de tiesas se las tuvo Holden en Traidor en el Infierno (1953, Billy Wilder) con sus compañeros de barracón. Acusado de saboteador y colaboracionista, Sefton, su personaje, es un hombre de vuelta de todo, mordaz, individualista ante el borreguismo y la idiotez, dispuesto incluso a soportar el desprecio y el destierro de la manada por defender su integridad. Curiosamente, a Holden no le gustaba esa personalidad tan egoísta y autosuficiente de Sefton, pero Wilder se opuso siempre a tocar el personaje. Y acertó. Holden nos brindó uno de los personajes más carismáticos y cautivadores de su carrera.
"- Lo siento, señor. Pensaba que era el enemigo. - Bueno, soy americano, si eso es lo que quieres decir". El puente sobre el río Kwai
Bajo la agobiante atmósfera y el sol abrasador de la jungla, en el campo de prisioneros japonés del general Saito, el mayor Shears parece ser el único que conserva algo de cordura. Un lugar en mitad de la nada en el que se ha olvidado porqué se estaba luchando, en el que la amistad y la enemistad están separados por una línea más bien difusa. O mejor dicho, por un puente de madera. David Lean bendice a Holden con una obra maestra del cine de aventuras, El puente sobre el río Kwai (1957). Un general japonés déspota. Un coronel británico con delirios de grandeza. Un puente que destruir. Un silbido para la eternidad.
"Todos soñamos con ser niños alguna vez, incluso los peores. Quizás los peores los que más". Grupo Salvaje
Pero como decía Bob Dylan, los tiempos estaban cambiando. El momento de William Holden, alcohólico y con las arrugas venciendo a su apolínea belleza, parecía acabarse, pero él sabía que aún tenía cosas que ofrecer. Grupo Salvaje (1969, Sam Peckinpah) fue un romántico e inconformista golpe de rabia, una mirada hacia el glorioso pasado de unos viejos camaradas que veían como el mundo se convertía en algo que les era ajeno, un lugar en el que no había cabida para los outsiders, un último grito de amistad antes del destino al que todos, tarde o temprano, debemos rendir cuentas. Era la alegoría perfecta de la vida de William Holden.
Otras películas de su filmografía:
- Nacida ayer (1950), George Cukor.
- Fort Bravo (1953), John Sturges.
- La luna es azul (1953), Otto Preminger.
- Los puentes de Toko-Ri (1954), Mark Robson.
- Sabrina (1954), Billy Wilder.
- Misión de Audaces (1959), John Ford.
- El coloso en llamas (1974), John Guillermin.
- Network (1976), Sidney Lumet.
- Fedora (1978), Billy Wilder.
El crepúsculo de los Dioses
Traidor en el infierno
El puente sobre el río Kwai
Grupo salvaje