El otro día quedé con una amiga para comer y estuvimos hablando un poco de todo. Hace mucho tiempo que nos conocemos y le tengo mucha confianza para contarle mis cosas y viceversa. Hablamos del verano, de la carrera y de lo que queremos hacer en el futuro - y en el presente - de lo que nos pasa y lo que nos preocupa. Lo típico que hablas con tus amigas vaya.
Y hablando de la vida sana, el deporte e Instagram me comentó: "Me gusta mucho tu Instagram pero me da la sensación de que no eres tú. Parece que tengas una vida perfecta y si no te conociera pensaría que te pasas el día pensando en comer sano y hacer deporte".
La verdad es que yo nunca me lo había planteado. Yo subo mi comida y esas cosas porqué a mi también me gusta verlo en otros Instagrams y si puedo dar ideas o inspirar a alguien mejor que mejor. También me sirve para recordar momentos y hay veces que tiro muy abajo para recordar lugares o experiencias que viví hace meses. Lo veo divertido y en mi casa todos me hacen broma cuando llega el momento de hacer la foto antes de comer, se ha convertido en algo normal. Me sigue mi familia y mis amigos pero en ningún momento he pretendido que fuera un reflejo de (toda) la realidad ni he querido dar lecciones de qué es lo mejor que puedes hacer o comer.
Pero luego lo miro con otros ojos y es verdad. Allí casi sólo cuelgo comida sana, fotos de cuando hago deporte o frases de motivación. Os cuento cuando me voy de viaje, salgo a comer a un restaurante que me gusta o cuando estoy contenta porque he encontrado trabajo. Pero no os digo nada cuándo he tenido un mal día, cuando las cosas me salen mal o cuando estoy confundida porqué no sé qué hacer con mi vida. Tengo días malos como los tiene todo el mundo y hay veces en que mandaría todo a la mie.rda, aunque no suba una foto mía cabreada con la vida.
Lo que quiero decir con todo esto es que nadie tiene una vida perfecta y no podemos dejar que Instagram, las redes sociales e Internet en general nos hagan pensar que nuestra vida es peor que la de los demás. Vemos la vida de la gente a través de la pantalla y sólo vemos la parte que cada uno quiere compartir. Cada quien decide hasta que punto quiere exponerse y es normal que la mayoría prefiera compartir lo que le sale bien o le gusta.
A mí me gusta comer sano y hacer ejercicio, lo veo algo bueno y no tengo ningún problema en compartirlo pero a la vez me gusta hacer otras cosas. No siempre como sano ni voy al gimnasio cada día. Tengo muchísimos planes y sueños que me gustaría realizar y la mayoría no tienen nada que ver con todo esto. Obviamente hay cosas que me gustaría mejorar (hablando del cuerpo) y me gusta estar motivada y marcarme objetivos, pero de momento no tengo intención de dedicarme a ello.
No soy nutricionista ni entrenadora personal y de verdad admiro y sigo a los que sí lo son e intentan ayudar a los demás ya sea con recetas o planes de ejercicio. Me gusta tener este blog y dedicar parte de mi tiempo libre a Instagram, Pinterest o a otros blogs pero también quiero tener tiempo para hacer otras cosas y no caer en obsesiones.
A veces leo gente en Instagram que se lamenta de todo lo que no tiene o de los quilos que le sobran. Es normal que al seguir cuentas de vida sana o motivación caigamos en la tentación de compararnos pero si hay algo que de verdad me gustaría aprender es a no compararme con nadie y a limitarme a ser cada vez mejor comparada conmigo misma. Estoy agradecida por todo lo que tengo y cada paso hacia atrás es una nueva oportunidad para coger carrerilla y tirar para adelante.
Cada uno es perfecto tal y como es y lo importante de todo esto no debería ser compararnos con los demás sino motivarnos a ser y estar mejor.
¿Alguien más se siente identificado?