'Limpieza de sangre', de Arturo Pérez-Reverte

"Y esa es la infeliz patria- o como diablo la llamen ahora- que, me guste o no, llevo en la piel, en los ojos cansados y en la memoria".

Y esa  memoria no es otra que la de Íñigo Balboa, y esa España, la violenta, oscura y contradictoria del Cuarto Felipe. Hoy os traigo Limpieza de sangre, la segunda entrega de las aventura del capitán Alatriste.
Don Francisco de Quevedo, en aras de la amistad que les une, solicita la ayuda de Alatriste para socorrer a un amigo y deudo, don Vicente de la Cruz. Elvira de la Cruz, joven novicia hija de don Vicente, se haya recluida en el convento de las Adoratrices Beatas. El capellán Juan Coroado ha convertido el convento en su serrallo particular, secundado por la prioresa, que solo ve por donde el capellán pisa, y el confesor, que cierra los ojos ante lo que allí acontece. Profanar el recinto religioso y liberar a doña Elvira es el objetivo. 
Sin embargo, el rescate se ve complicado por oscuros espadachines, entre los que se encuentra Gualterio Malatesta, viejo conocido del capitán, contra los que habrá que bregar y que provocará derramamiento de sangre. Los planes de Alatriste y sus amigos habían llegado a oídos traidores, que ven ocasión de desprestigiar el covento, el de Coroado y como consecuencia el del propio valido, el conde Olivares. La Santa Inquisición juega sus cartas en un momento en el que las luchas de carácter político y religioso estaban estrechamente ligadas, vínculo del que al parecer no nos hemos librado del todo. 

"Porque en las cárceles de Toledo pude aprender, casi a costa de mi vida, que nada hay más despreciable, ni peligroso, que un malvado que cada noche se va a dormir con la conciencia tranquila. Muy malo es eso. (...) Y aún resulta peor cuando se actúa con exégeta de una sola palabra, sea del Talmud, la Biblia, el Alcorán o cualquier otro escrito o por escribir. No soy amigo de dar consejos- a nadie le acuchillan en cabeza ajena- mas ahí va uno de barato: desconfíen siempre vuestras mercedes de quien es lector de un solo libro".

El título Limpieza de sangre de este segundo volumen hace cumplida referencia al tema principal: el asunto de los judios conversos y cristianos viejos, y el de la Santa Inquisición, fiel guardiana de la moral de la época pero también con otros intereses más espurios y mundanos. En boca de nuestro Íñigo Balboa se hace severa crítica a esta institución, sus métodos y oscuros intereses, y a la hipocresía reinante, y se reflexiona al mismo tiempo sobre el oscuro futuro que parece cernirse sobre la patria.
Ha sido un verdadero placer volver al Madrid de nuestro señor Felipe IV en compañía de Alatriste, Íñigo, Francisco de Quevedo, Dómine Pérez, Saldaña,... y recorrer sus calles y callejuelas abarrotadas de tabernas, iglesias, serrallos, recios caballeros y pícaros. 
¡Gracias por vuestros comentarios! Nos leemos...
Esta reseña se inscribe en el Reto Alatriste.

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