Nunca se me ha olvidado el día en que Jaime Cifuentes dijo en nuestra estadía en el COD de Pudahuel (una cárcel de menores al poniente de Santiago) que nunca había sentido, ni había pensado que podía existir tanta pobreza, nosotros eramos los "tíos" de las colonias urbanas que nos habíamos internado una semana en el recinto penitenciario. Con dieciseis años todavía no se entienden los eufemismos y se cree que un centro de orientación es un centro de orientación y no una cárcel de menores... los niños no deberían ir a la cárcel se supone... la experiencia fue una de las más fuertes y más trascendentales de mi vida... para el caso de Jaime también fue trascendental... porque meses después dos balas gatilladas por el mismo atravesaron su cabeza y su corazón.
No es fácil entender la decisión del suicidio, no puedo dejar de sorprenderme de lo frágil que somos y de como tan facilmente podemos hacer que nuestra vida se termine... y que personas que tanto aportaron terminen sus vidas... Violeta Parra, Haydee Santamaría, Kurt Cobain, Alfonsina, Pizarnik, entreo otros... nunca han dejado de ser menos por el hecho de querer dejar de vivir.
El cine del exilio fue el grito desesperado de las atrocidades que Chile vivía en la dictadura, casí como un nuevo género las películas brotaban por el mundo, regadas con las lágrimas del destierro... el norte de México se convertía en Iquique por Littin, la Batalla de Chile mostraba las causas de Patricio Guzman, La nueva cotidianedad de los exiliados pasaba por los ojos de Ruiz y muchas otras historias que se mostraron por Chile... una de las más educativas para los extranjeros fue Llueve sobre Santiago de Helvio Soto.
La historia de Helvio Soto ocurre en Chile, en entre 1970 y 1973, el gobierno de Salvador Allende un presidente elegido por un treinta y seis por ciento de los votantes, en medio de un clima de acuerdos es elegido presidente, pero no era la misma sociedad la que comenzaría a formarse desde ese momento, era un mundo en que tendría más oportunidades para los que menos tenían... pero ¿se podía cambiar una sociedad con dos tercios del país en contra?. La historia de Soto muestra el fin de ese período, violentamente con la represión en las universidades, estadios, quema de libros y muertos en la calle.
El Palacio de La Moneda defendiendo heroicamente el asalto de militares y aviadores, con ministros y presidente disparando por los balcones... la izquierda como la iglesia siempre se ha nutrido del panteón, donde coloca los rostros de sus mártires, desde Sacco y Vanzetti, el Che Guevara, Miguel Enríquez entre otros. Allende es otro martir y así la imagen de su muerte por muchos años fue la que Helvio Soto presentó al ritmo de Astor Piazzolla en el bandoneón, Allende asesinado por la espalda por un militar.
por mucho tiempo la izquierda de Chile quiso mantener la idea que Llueve sobre Santiago mostraba, un presidente asesinado le daba más valor que un hombre que se suicida, no era un ejemplo para las generaciones posteriores que un presidente se quite la vida y no siga luchando, se contaba que un capitán le había dicho a Allende que se rindiera y el presidente grito ¡Nunca! por lo que recibió una rafaga de metralleta. Cuando todos negaban esa posibilidad Fidel Castro en un discurso abre la ventana a la verdad insinuando la tesis del suicidio.
La censura de la izquierda al tema, ahora es un recuerdo vergonzoso, incluso Gabriel García Marquez también aportò una visión obtenida de su realismo mágico. La dictadura por su parte indicaba que el presidente se había "cobardemente" suicidado y en Radio Moscú (una emisora que llegaba por onda corta a Chile), cuando Clodomiro Almeyda contó la verdad de la muerte de allende, se censuró la versión por la propia izquierda. Cada vez la idea del asesinato era más insostenible y pronto las voces de los verdaderos testigos, junto con las fotos fueron irrefutables, El presidente Allende se había suicidado.
El tiempo ha demostrado que la muerte no quita lo vivido, pese que para algunos todavía la muerte del presidente es un tema que evitan. Pero hay una sensación amarga cuando conocemos al suicidado, que hicimos nosotros para que el no muriera, que hice yo para que Jaime Cifuentes no se diera esos dos balazos, porque no conversé con él, como no supe que no quería seguir viviendo, como no interpreté esos signos de tristeza... cuando alguien se suicida todos somos asesinos, a Allende lo matamos todos, incluso nosotros los que nacimos después de su muerte. Mientras nos propagamos la vida, mientras no regalamos una sonrisa, mientras no hacemos bien nuestro trabajo, mientras tocamos la bocina enojados porque el auto de adelante no avanza, mientras silvamos porque la micro no parte mientras toma pasajeros, somos asesinos... somos los que hacemos que en Santiago siga lloviendo muerte, se convierta en una ciudad triste en que la vida parece un castigo. La película de Helvio Soto recorrió el mundo mostrando "que había pasado" en esos años, en esos días a esos hombres, independiente de la imagen de la muerte de Allende, es un ejercicio ver las escenas del pasado, no por ser izquierdista trasnochado, si no por que agrega esa otra visión que cruza entre lo fantástico y lo real que transforma las vidas en mitos.
saludos a todos.
Bonus Tracks
1.- Página en IMDB
2.- La loca de lola dice...
3.- Sobre la muerte de Allende por Voltairenet
4.Escenas de la película (incluye la muerte de Allende)
Publicado originalmente el 19 de noviembre de 2007