Revista Cine

Lo mejor (III): 1980-1989

Publicado el 14 agosto 2013 por Juanjo85

Nueva incursión en esta historia del celuloide hacia atrás con una década claramente menospreciada y minusvalorada, pero que, con todo, dejó algunas de las obras clave del cine moderno. Se aceptan y valoran comentarios y críticas, que esto de las listas es siempre muy subjetivo. Ahí va.

Lo mejor (III): 1980-1989
  • Aterriza como puedas (Airplane!, Jim Abrahams, David Zucker, Jerry Zucker, 1980): celebrada inauguración de la comedia absurda mediante la parodia de populares cintas y sus situaciones (en este caso, el cine de catástrofes: Aeropuerto y alguna más que ahora no me acuerdo), protagonizada por intérpretes conocidos hasta entonces por sus roles dramáticos, como Lloyd Bridges, Leslie Nielsen y alguno/a más joven, y realizada por un trío de cineastas que aún realizaría las también excelentes  Agárralo como puedas (The naked gun: From the files of pólice squad!, 1988), donde parodiaban las pelis de James Bond y El fugitivo principalmente, y Estafa como puedas (Mafia!, 1998), donde el objeto de mofa eran populares cintas de gángsters como las dos primeras de El padrino, Casino y Uno de los nuestros. Esta que nos concierte es un chiste sucesivo de situaciones tontas que consiguen que el espectador no pueda parar de reír. Una auténtica joya de su género que ha alcanzado un merecidísimo estatus de culto, aunque quizás los gustos en el humor hayan cambiado y para alguien que la vea hoy puede que no tenga tanta gracia. Imposible destacar unos cuantos gags…hay que verla. Son innumerables. Para verla con amigos.

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Airplane!


  • El hombre elefante (The elephant man, David Lynch, 1980): seguramente el trabajo más logrado (y uno de los más, digamos, “normales” o convencionales) del siempre interesante, onírico y extraño David Lynch, quien asumió la responsabilidad de adaptar al cine la desgarradora, monstruosa y a la vez trágica historia real de un deformado (un irreconocible John Hurt), rescatado por un científico (Anthony Hopkins) del circo donde era motivo de exhibición y a la vez mofa en el Londres del final de la época victoriana. Con una impresionante y preciosa fotografía expresionista en blanco y negro, resulta extraordinariamente emotiva de principio a fin, provocando lágrimas a borbotones, especialmente su final, con ese bello Adagio for strings sonando de fondo mientras el protagonista se siente por fin aceptado. Filmada con un apego y una elegancia inusitadas, además de contener una fotografía sobresaliente. Un clásico incontestable. Lynch todavía entraría en el Olimpo de los intocables de la década para la mayoría de aficionados y críticos con la magnífica (aunque admito que personalmente no me hace ningún tilín) Terciopelo azul (Blue velvet, 1986)

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The elephant man


  • Toro salvaje (Raging bull, Martin Scorsese, 1980): seguramente la película norteamericana más importante desde su estreno, realizada por Scorsese tras pasar un momento personal durísimo (ya sabéis, esnifó media Colombia durante la segunda mitad de los 70) que estuvo a punto de no contar y que le sirvió para redimirse y legar al mundo una brutal (por todo: dirección interpretaciones, montaje, fotografía, etc) biografía de un púgil que disfrutó de sus días de vino y rosas en los años 40 pero al que su propio ego y también alguna putada de la mafia de su barrio acabaron por destruirlo. Escrita por Paul Schrader (autor de Aflicción y American gigoló y firmante del libreto de otra de las mejores propuestas de Scorsese, como es Taxi Driver) y protagonizada por un Robert de Niro que bordó aquí el papel de su vida, supone un triunfo absoluto del cine y una de las pocas películas protegidas por el gobierno norteamericano para que no se hagan alteraciones y tal.

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Raging bull


  • El príncipe de la ciudad (Prince of the city, Sidney Lumet, 1981): olvidado de forma muy injusta, resulta un monumental drama policíaco dirigido con mano de hierro por un brillante conocedor del género como Sidney Lumet, que narra el tormento y la angustia de un detective de Manhattan (el hoy olvidado Treat Williams) que tiene que ayudar al Departamento de Justicia a acabar con la corrupción y los tratos con la mafia en el cuerpo de policía de Nueva York, asegurándose al principio de que no tendrá que delatar a ningún compañero amigo, pero las cosas no son como le prometen. No fue la primera incursión en este tipo de cine para Lumet, pues ya había convertido a Pacino en un icono del policíaco de los 70 con Serpico (1973) y más tarde realizaría dos propuestas más, una simplemente apreciable Distrito 34: corrupción total (Q & A, 1990) y otra maravilla del género como La noche cae sobre Manhattan (Night falls on Manhattan, 1997), pero sí la mejor. Resulta un título redondo desde los títulos iniciales hasta los finales. Cintas de Antoine Fuqua como Training day (Antoine Fuqua, 2001) y Los amos de Brooklyn (Brooklyn's finest, 2009), American gangster (Ridley Scott, 2007), Cuestión de honor (Pride and glory, 2008) o Dueños de la calle (Street kings, David Ayer, 2008) le deben muchísimo. Memorable, te guste el género o no, un emblema de la honestidad y contra el perjurio y seguramente el trabajo más cercano a la perfección de un cineasta ya desaparecido y que tuvo una carrera verdaderamente notable a nivel temático, pese a no tener un estilo definido, como por ejemplo sí lo tenían Scorsese o Lynch, por citar sólo dos de los que ya expuestos más arriba en esta entrada. El éxito popular que no tuvo Lumet con esta película sí lo logragría incomprensiblemente con la inferior aunque a día de hoy muy prestigiosa Veredicto final (The verdict,  1982)

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Prince of the city


  • En busca del arca perdida (Raiders of the lost ark, Steven Spielberg, 1981): con decir que Harrison Ford con gorro y látigo conforma una de esas imágenes imperecederas dentro del imaginario popular cinematográfico junto a, por ejemplo, el Bogart con gabardina, gorro y cigarrillo de Casablancao el Brando de El padrino queda (casi) todo dicho. Emblema absoluto del cine de aventuras, Spielberg- quién ya había asombrado al mundo entero con Tiburón(Jaws, 1975) y Encuentros en la tercera fase (Close encounters on the third kind, 1977) propone un viaje alucinante desde el principio en la selva, deseando que no pare la acción en ningún momento. Producida por George Lucas, quien es, junto con Spielberg, el precursor y a su vez reinventor de la simbiosis entre cine comercial y de calidad.

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Raiders of the lost ark


  • Fuego en el cuerpo (Body heat, Lawrence Kasdan, 1981): prestigiosa muestra de cine negro en su vertiente de thriller erótico, protagonizada por William Hurt y una sensual y debutante Kathleen Turner, con la clásica trama de amantes y asesinato de por medio. Filmada con mucha clase e inteligencia, consigue crear una absorbente atmósfera de suspense, con el sexo como nexo común.

Body heat


  • Desaparecido (Missing, Costa- Gavras, 1982): muy conseguido drama con un genial Jack Lemmon, inolvidable protagonista de El apartamento, interpretando al desesperado padre en busca de su hijo, un periodista norteamericano desaparecido en un país imaginario de Sudamérica durante un golpe de estado (no se dice, pero supuestamente se trata del Chile de Augusto Pinochet). Su pesimista final acentúa el aspecto de denuncia social que siempre ha tenido el cine del griego-francés Costa- Gavras (Amen, El capital, Z). Destacar que fue el primer film de Gavras de producción norteamericana. Palma de Oro en Cannes.

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Missing


  • El beso de la pantera (Cat people, Paul Schrader, 1982): no sabía si incluir esta o, quizás, American gigoló (1980), del propio Paul Schrader, guionista de algunos de los trabajos más celebrados de Scorsese y a su vez un cineasta notable, ya que las dos me encantan. Dicho esto, he elegido esta pues…porque sí. Alguna había que elegir. Remake del ya de por sí sobresaliente clásico del fantástico que dirigiera Jaques Tourneur allá por finales de los 40 sobre una mujer que se convierte en pantera cuando se pone cachonda, resulta absorbente y atrevida, protagonizada esta vez por Nastassa Kinski, sex-symbol femenino de la época, con una puesta en escena de primera, incluyendo esa canción de David Bowie que recuperaría Tarantino para su Malditos bastados (2009)

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Cat people


  • La cosa (The thing, John Carpenter, 1982): segunda de dos de las más aclamadas películas de terror norteamericanas modernas, ambas realizadas por el master of horror Carpenter, tras La noche de Halloween(Halloween, 1978), antes de embarcarse en proyectos ya de menor envergadura y en general también interés (lo cual no quiere decir que no fueran interesantes, algunos de ellos a rabiar, pero sobre todo para conocedores y admiradores del autor y su obra). Revisitación de una de las joyas de la sci-fi de los años 50 producida (y también, aunque sólo extraoficialmente, co-dirigida) por Howard Hawks, la cual presenta a unos científicos norteamericanos aislados de todo el mundo en la Antártida, a donde llega un, a priori, juguetón perro (en uno de los inicios más impactantes de la historia, con los miembros de otra base disparando al perro mientras corre por la nieve, con esa partitura musical de fondo tan inquietante creada por el propio Carpenter) “poseído” por una fuerza extraterrestre que irá aniquilando, uno a uno, a los miembros de la base, lo que hará que aumente el suspense y el horror. Los efectos especiales son muy de serie B aunque muy logrados y también muy explícitos. La escena de sacarse sangre para averiguar quién está “poseído” o no ha sido muchas veces imitada a posteriori. Sería nuevamente rehecha hará cosa de uno o dos años, y creo que (no la he visto) la nueva es una mierda, copiando descaradamente plano por plano, como no podía de ser de otra manera, por otra parte. Seguramente la cinta de horror más prestigiosa de la década, pese a la aberrante edición en DVD que existe en nuestro país  y que no sé si se habrá arreglado.

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The thing


  • ET (Steven Spielberg, 1982): sigue de extraterrestres la cosa, aunque este no se camufla en perros ni va matando personas. Una cinta con la que Spielberg terminó de convertirse en el fabricante de sueños de toda una generación y en el definitivo rey de Hollywood, tras demostrar en la década anterior un dominio absoluto para entretener y realizar trabajos de gran calidad. Todo un clásico de infancia para alguien nacido entre 1980 y 1990 y una entrañable historia sobre el valor de la verdadera amistad. Resulta chocante que un realizador con tantas películas tan inmensamente populares a lo largo de su carrera (nombrarlas todas resulta un ejercicio fútil), aunque falto de estilo por otra parte, nunca haya visto ninguno de sus trabajos pasados por ¡Qué grande es el cine!, aquél programa de gran prestigio conducido por José Luis Garci, o que la reputada Dirigido por sólo le dedicara uno de los libros de su colección Programa Doble (si no recuerdo mal, La lista de Schindler, aunque puedo estar equivocado). Como curiosidad, creo que ninguno de los miembros de su reparto tiene todavía trabajo en el cine.

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ET


  • Blade runner (Ridley Scott, 1982): no es la mejor película de Scott (personalmente creo que Alien la sobrepasa) pero sí la curiosamente más prestigiosa y quizás la que mayor importancia e influencia posterior ha adquirido (me vienen a la cabeza A.I. por temática, y Black rain, por estética y del propio Scott, por ejemplo). Adaptación de un popular texto de Phillip K. Dick (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?), fue tremendamente original y un estrepitoso fracaso en el momento de su estreno, pese a que hoy en día está encumbrado como un título clave del fantástico y del celuloide en general, con un diseño de producción incomensurable que encierra un discurso metafísico y existencial realmente plausible. A la altura del (reconozco que nunca la he visto de un tirón, me puede lo aburrida que acaba resultando) 2001 (1968) de Kubrick y La escalera de Jacob (1990, Adrian Lyne, y una elección personal mía). Coincidiendo con su décimo aniversario se reestrenó un montaje del director bastante interesante (incluyendo la voz narradora de Harrison Ford y un final más optimista). La banda sonora, compuesta por Vangelis, también es tremenda. Ridley Scott nunca volvió a tal nivel de calidad, aunque en ocasiones anduvo más o menos cerca (Thelma y Louise, Black hawk down, American gangster)

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Blade runner


  • El sentido de la vida (The meaning of life, Monty Phyton, 1983): para quien no lo sepa, los Monty Phyton fueron un grupo de humoristas británicos que causaron furor en dicha parte del mundo con sus shows, consiguiendo una influencia en su campo comparable a, por ejemplo, los Beatles o los Rolling Stones en la música popular. Fueron seis, tres de los cuales son rostros conocidos para el aficionado al cine: los actores John Cleese, Eric Idle y el realizador Terry Guilliam (12 monos, entre otras). Por lo que respecta a sus películas, dos fueron las sin duda más memorables, aunque hicieron alguna que otra más. Me refiero a La vida de Brian (The life of Brian, 1979), una revisitación en clave de sátira con muchísimo humor, británico y no británico, de la vida de Jesucristo, y esta excelente El sentido de la vida. No sigue trama alguna, simplemente es una sucesión de sketchs (o episodios aunque, como ya se ha apuntado, sin nexo argumental común) sobre las diversas etapas de la vida, empezando obviamente por el nacimiento y acabando con la lógica muerte (incluido homenaje a El séptimo sello, de Ingmar Bergman), donde los Monty Phyton se dedican a meterse con todos los estamentos de la sociedad y a criticar todo lo bueno y lo malo de la vida. Con multitud de escenas brillantes, desde la inicial con los peces saludándose hasta, por ejemplo, la escena del tío gordo del restaurante. Sencillamente magistral y una obra esencial del humor británico.

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The meaning of life


  • El rey de la comedia (The king of comedy, Martin Scorsese, 1983): fracaso comercial muy alejado (en términos de popularidad) de la Santísima Trinidad de Scorsese (Taxi driver, Toro salvaje, Uno de los nuestros), lo cual no impide que sea uno de los trabajos más redondos, absorbentes y originales del director neoyorkino, y a su vez una de las visiones más trágicas y desencantadas de los medios de comunicación, con un De Niro que sumaba uno más a su currículum de grandísimas interpretaciones, interpretando aquí a Rupert, aspirante a cómico sin talento alguno  que intenta imitar a su ídolo (Jerry Lewis) y conseguir un sitio en su programa, pero que al rechazarle, lo secuestrará. Prima hermana de Network (1975, Sidney Lumet) en lo que al tratamiento satírico de la fama que se consigue. Una de esas películas que hace que quieras saber y ver más cine de su realizador.

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King of comedy


  • Érase una vez en América (Once upon a time in America,Sergio Leone, 1984): monumental y más largo que un día sin pan crime epic, obra del italiano Sergio Leone, realizador de la célebre moda sesentera del spaguetti western (El bueno, el feo y el malo, Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y Hasta que llegó su hora) pero que curiosamente logró su obra más magna y celebrada alejado del desierto y los caballos con esta ambiciosísima incursión en el cine de gángsters. Dividida en dos partes en el momento de su estreno debido a su longitud, hoy en día ya puede adquirirse con el montaje original (el que debería haberse estrenado, no el que quería Leone, pues el que el realizador quería sobrepasaba las 10 horas, si no recuerdo mal). Con una estructura y un tono visual que nos retrotraen por momentos a El padrino. Parte II (The godfather. Part II, Francis Ford Coppola, 1974), presenta a dos amigos judíos que se dedicarán en el Nueva York de los años 20 al contrabando de alcohol, convirtiéndose en un épico retrato sobre la amistad, con un James Woods en el papel de su vida, un de Niro que añadía un gran papel (uno más) a su ya por aquél entonces impresionante carrera y una partitura musical, obra de Ennio Morricone, de una enorme calidad. Su tema (el gangsterismo en la época de la Ley Seca) la convierten en parte imborrable e inseparable de la historia de Norteamérica.

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Once upon a time in America


  • Amadeus (Milos Forman, 1984): biopic y al mismo tiempo adaptación teatral sobre Mozart, dirigido con notable vigor por el veterano y checo realizador de la sobrevaloradísima aunque irremediablemente popular Alguien voló sobre el nido del cuco (One flew over the cuckoo’s nest, 1975) y la, esta vez sí, excelente Man on the moon (1999). Realmente trata sobre la rivalidad entre un joven y tierno Mozart (la genialidad innata) y su rival en la corte Salieri (el quiero y no puedo), interpretado por F.Murray Abraham, (actuación que le valió un Oscar, sólo uno de los muchos que logró, todos ellos en las categorías más importantes), un excelente actor sacado, como tantos otros, del Actor’s Studio neoyorkino. Con un diseño de producción espectacular y un guión (adaptado, pero bueno) excelente.

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Amadeus


  • Despedida de soltero (Bachelor party, 1984): precedente de Resacón en Las Vegas, Very bad things y todas estas comedias alocadas de adolescentes, supuso todo un hit que hoy en día ha alcanzado el estatus de culto gracias a hilarantes secuencias como un burro esnifando cocaína y tomando pastillas. Protagonizada por Tom Hanks, es una cinta llena de bromas y chistes de todo tipo, ideal para reírse hora y media con su infinidad de cómicas situaciones. Un clásico de los 80.

Lo mejor (III): 1980-1989

Bachelor party


  • La rosa púrpura del Cairo (The purple rose of Cairo, Woody Allen, 1985): memorable homenaje al propio cine (el de la época clásica) de uno de sus mayores exponentes de dicho arte, como es un Woody Allen que ha entregado y entrega trabajos de maestro durante todas las décadas de su dilatadísima carrera. Trata sobre una mujer (Mia Farrow) aburrida de la vida que lleva y tan amante de una película y su protagonista que un día se le aparecerá y se enamorará de ella y el estudio tendrá que enviar al propio actor para convencer a su propio personaje de que la deje. Todo un alarde de originalidad de Allen, que quizás logró aquí uno de los tops de su carrera (a pesar del prestigio que adquirió ya a finales de los 70 con Annie Hall y Manhattan y que seguiría engordando con esta y las también inmensas Hannah y sus hermanas y Delitos y faltas en esta década de los 80)

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The purple rose of Cairo


  • El nombre de la rosa (The name of the rose, Jean Jaques Annaud, 1986): alabada adaptación de la famosísima novela de Umberto Ecco sobre la hipocresía religiosa en la Europa medieval, protagonizada por un inolvidable Sean Connery y un tierno y creo que debutante Christian Slater, un monje y su aprendiz que deben investigar un asesinato en un monasterio italiano, aparentemente obra del Maligno. También salen F. Murray Abraham (Amadeus, El precio del poder) y Ron Perlman (saga Hellboy).Una muy conseguida atmósfera de intriga y una acertadamente (dentro de lo que cabe) condensación del monumental original literario en el cual se basa merecen su inclusión en esta lista.

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The name of the rose


  • Casa de juegos (House of games, David Mamet, 1987): uno de los exponentes más notables de la dramaturgia norteamericana moderna (Sexual perversity in Chicago, American buffalo, Glengarry Glen Ross) haría, tras una cuidada carrera como guionista elegida con pies de plomo (Los intocables, Veredicto final y el remake de El cartero siempre llama dos veces) su debut tras las cámaras con una muy apreciable muestra de intriga, realmente superior a todo lo que ha realizado después; sólo se salva, a mi juicio, Homicidio (1991), La trama (The Spanish prisoner, 1998) y, por puro y llano entretenimiento, Spartan (2004). Con una puesta de escena y un estilo sorprendentemente inteligentes, atrapa al espectador desde el principio, con una trama que es mejor no describir ya que seguramente lo haría mal. Lo mejor es sentarse a disfrutarla, pero el rollo psicológico es tremendo. 

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House of games


  • La chaqueta metálica (Full metal jacket, Stanley Kubrick, 1987): tras siete años apartado del cine tras el estreno de su prestigiosa aunque algo incomprendida El resplandor (The shining, 1980), Kubrick entregó otro brutal alegato antibelicista (como no se veía desde tres décadas antes, con curiosamente el propio Kubrick y su Senderos de gloria). Estructurada en dos partes bien diferenciadas (una impecable e indescriptible- hay que verla- instrucción para la guerra de Vietnam, que es la que hace que esté en esta lista, seguida de las experiencias de los soldados en el propio frente, parte algo menor, donde pierden la poca humanidad que les quedaba tras el entrenamiento, ejemplarizada en la escena de la ejecución hacia el final), resulta absorbente y realmente disfrutable. De lo mejor de Kubrick. Como curiosidad apuntar que el sargento instructor haría su debut en el cine con esta cinta (el jefe de Morgan Freeman y Brad Pitt en Seven)

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Full metal jacket


  • Las amistades peligrosas (Dangerous liaisons, Stephen Frears, 1988): un reparto de lujo (Michelle Pfeiffer, Glenn Close, Keanu Reeves, John Malkovich, Uma Thurman) para la celebrada y celebérrima adaptación al cine de la novela epistolar de Christopher DeLaclos sobre engaños amorosos y confabulaciones en la Francia del siglo XVIII. Destaca por todo: un diseño de producción evidentemente cuidadísimo y por los continuos giros argumentales, además de por unas interpretaciones a la altura de su talentoso reparto. Su realizador no volvería a aproximarse a este nivel de calidad hasta el nuevo siglo, con Alta fidelidad(High fidelity, 2000).

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Dangerous liaisons


  • Nacido el 4 de julio (Born on the 4th of July, Oliver Stone, 1989): excelente drama encuadrado en el centro de la “trilogía sobre Vietnam” de Oliver Stone, entre una oscarizada y ciertamente notable Platoon (1986), un buen drama bélico que ascendía a gran drama bélico por la calidad de su banda sonora (nada original, pero preciosa) y la menor, aunque se deja ver con un cierto interés, El cielo y la tierra (Heaven and earth, 1993). Lo que aquí propone Stone es la vuelta del soldado (un Tom Cruise en el mejor papel de su carrera) a su hogar, donde su propio país y amigos /vecinos le darán la espalda, incluso cuando ha quedado paralítico. Estos hechos le harán ver que su país le ha tratado como una mierda y luchará contra el gobierno y su política de intervención en países y guerras donde no se le ha perdido nada, como de hecho fue la guerra de Vietnam, por ejemplo, la cual fue una simple guerra civil entre los dos Vietnam donde EEUU no pintaba nada. De lo mejor de su realizador, apodado la conciencia de América y que tuvo su etapa de mayor prestigio en la segunda mitad de los 80, ya que también estrenó un film icono de la década: Wall street (1987).

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Born on the 4th of July


  • Batman (Tim Burton, 1989): muy poco que ver con la reciente trilogía de Christopher Nolan, pero igualmente brillante, al menos este primer acercamiento a la saga (Batman vuelve también era buena, y tengo que revisitarla, la tengo muy olvidada; las dos siguientes…corramos un tupido velo, aunque valen para un rato en el que no te quieras marear la cabeza). Tim Burton ya había demostrado poseer un enorme talento e imaginación con su anterior Bitelchús (Beetlejuice, 1988), pero parecía pronto para darle las riendas de un proyecto tan esperado y de tanta responsabilidad como una supuestamente (y así lo fue, hasta la llegada de Nolan y Christian Bale) adaptación definitiva del hombre murciélago creado por Bob Kane. Sin embargo, el responsable de maravillas como la propia Bitelchús, Eduardo Manostijeras (Edward Scissorhands, 1992) o Ed Wood (1994) inmortalizó a Jack Nicholson como el Joker (sigue siendo el mejor villano de las películas de Batman, incluyendo al Heath Ledger de El caballero oscuro, una película, por cierto, clave de la primera década del siglo XXI, pero cuyo villano no llega ni de lejos al nivel de Nicholson), además de presentar un diseño de producción impecable (esa Gotham). En conjunto es un film, de verdad, sobresaliente (pese al poco gancho de Keaton como Bruce Wayne), aunque la matrícula de honor se la seguiría llevando Nolan. Pero, por supuesto, uno de los títulos clave del fantástico moderno. Y la música de Danny Elfman también es emblemática.

Lo mejor (III): 1980-1989

Batman



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