Rob Zombie es un director un tanto extraño, lo cual no es malo si nos atenemos a su filmografía. Por una parte hizo su versión de La Matanza de Texas con La Casa de los 1.000 Cadáveres, luego continuó cogiendo a esa familia asesina en Los Renegados del Diablo (con unos últimos 20 ó 25 minutos buenísimos), siguió con el remake de Halloween que tampoco estaba nada mal y terminó -hasta la película que nos ocupa- con su secuela, de la cual no me acuerdo prácticamente de nada, quizás del final. Obvio algún corto, episodio para alguna serie de televisión y una cinta de animación que ni me suena ni me interesa la verdad -por lo menos de momento-. Y llegamos a Lord of Salem.
¿A Rob Zombie le gusta la sangre y la casquería? Pues hombre, si vemos algunas de las películas que he citado más arriba seguro que tenemos que pensar así. ¿Qué Rob Zombie sabe dirigir? Pues tiene su sello incluso y no, no lo hace mal el tío. Y para acabar, ¿Lord of Salem puede llevar a engaño viendo el trailer? Pues sí. Y de nuevo vuelvo a decir, lo cual no es malo.
Con Zombie firmando la película y viendo un poco la temática -brujas y demás cosillas- ya te vas imaginando que te vas a encontrar con un festival de hemoglobina y muertes varias. Nada más alejado de la realidad, algo que vas notando conforme van cayendo los minutos. Lord of Salem tiene su virtud, o su defecto, en ser una película contemplativa. Parece que va a pasar algo, lo esperas ansiosamente y al final nada de nada. No hay grandes sustos, no hay algo que hayas visto anteriormente en una película al uso, si no que parece más bien que el director ha querido sumergirnos en la atmósfera de un mundo inquietante pero alejado del terror convencional. Como digo, es bueno si te paras a pensar un poco en que estás viendo algo fuera de lo común, pero te puedes aburrir como una ostra si esperas (algo lógico) todo lo contrario. No es la primera vez que leo que la película no es que sea lenta, es lentísima, y no soy quien para rebatir tal afirmación, pero quizás ahí radique su encanto y puede ser que un segundo visionado sea incluso mejor que el primero.
Eso sí, los últimos cinco o diez minutos son dignos de 2001 en lo que concierne a lo sicodélico y extraño. Hubo momentos en que creía que mis ojos no iban a soportar tanta imagen por microsegundo, con lo que un buen colorio a mano nunca viene mal en estos casos.
Hay que estar atento también, algo que descubrí después de ver la película en su ficha, a nombres como el de María Conchita Alonso (Depredador 2, Perseguido) a la cual apenas reconocí o Meg Foster (Clave Omega, Zardoz) que debido a su maquillaje de bruja ni me dí cuenta de que era ella. Y por supuesto una escena buenísima -tiene varias- donde la conversación entre Bruce Davison y las vecinas de la protagonista (Sheri Moon Zombie, mujer del Rob Zombie) hace que la tensión se corte con un cuchillo.
Desde luego es una película que recomendaría sabiendo de antemano lo que he puesto más arriba. Lenta, no pasa nada en especial, pero con una atmósfera en sí misma que es precisamente lo que quería mostrar el director.
Fdo: Snake